ÉLITE – T3: LA LEY DE LA GRAVEDAD SIEMPRE MANDA

(¡¡¡OJO!!! En esta reseña hay algunos spoilers – aunque no demasiados – de la tercera temporada de la serie)



La primera temporada de Élite sorprendió gratamente debido a que, por debajo de su superficie de serie juvenil con trama de intriga salpicada con escenas de sexo, había un contundente retrato del clasismo, que mostraba sin miedo y sin tapujos cómo las clases altas veían con un evidente aire de superioridad y arrogancia a quienes pertenecían a las clases medias y trabajadoras. Cuando, poco después de ver la serie, pudimos entrevistar a uno de sus directores, Ramón Salazar, este nos confirmó que todo ello no se debía a la casualidad sino a una voluntad consciente de crear un producto diferente a otras series del pasado que podían venir a nuestra memoria.




Efectivamente, lo que Ramón Salazar nos dijo fue: “lo único que les pedí a los productores fue tomar decisiones de casting y tener dos meses de ensayos con los actores. Y, entonces, ahí había una decisión que tomar. Esto, con el mismo guion, podemos hacer que sea Física o Química o podemos hacer algo distinto y darle seriedad, darle peso, con independencia de que sea un entretenimiento adolescente, por supuesto, pero que toquemos temas adolescentes con seriedad. Estuvimos dos meses con los chavales, algunos no habían hecho nunca nada o venían de cosas muy diferentes, y les dimos un propósito a cada uno de ellos para que vieran que lo que tenían que hacer era algo serio y algo importante. Entonces, realizamos la serie pensando que iba a ser para un público muy determinado y, al final, sabemos por Netflix que se abrió el nicho y que no solo ha llegado a ese público adolescente al que a priori iba destinado sino que se amplificó y creo que, precisamente, ha sido por el trabajo de base y tan profundo que hemos hecho con los actores antes de empezar a hacer la serie”. Hay que reconocer que la intención que Ramón Salazar expresa en estas palabras se hizo realidad sobre todo en la primera temporada y, en gran medida, en la segunda.




En nuestra reseña de la segunda temporada de Élite, indicamos, no obstante, que se detectaban síntomas de agotamiento de la trama que le había servido de punto de partida (el asesinato del personaje de Marina, interpretado por María Pedraza) y que, posiblemente, era necesario renovar el argumento de la serie para que la misma no perdiera el interés y nivel que había llegado a alcanzar. Tras ver los episodios de la tercera temporada, hay que admitir que los guionistas han logrado casi la cuadratura del círculo al darle un contundente cierre a la trama del asesinato de Marina y lograr que la forma en que se produce ese cierre dé lugar a su vez a la trama de intriga que articula de la tercera temporada de la serie. Así, una vez que hemos visto los ocho episodios de esta nueva entrega, cinco dirigido por Jorge Torregrossa (el 1º, el 2º, el 5º, el 6º y el 8º) y tres por Dani de la Orden (el 3º, el 4º y el 7º), todas las cuestiones pendientes han quedado cerradas y la serie queda lista y preparada para abordar nuevos temas y relatos. Hasta aquí, lo positivo.




Pero hay que empezar a hablar de los aspectos que más nos han disgustado de la serie. El principal, que la intención inicial de la que nos habló Ramón Salazar en la entrevista que le hicimos ha quedado difuminada en beneficio del riesgo que también el propio director nos comentó, es decir, que Élite se acabara pareciendo a otras series juveniles con todos sus tics, tópicos y lugares comunes. Puede parecer, en principio, que en los nuevos episodios hay mucho más “mal rollo” que en los episodios anteriores. Así, veremos cómo Ester Expósito es manipulada por sus padres para que se una sentimentalmente a un joven empresario de éxito con el fin de resolver los problemas económicos de la familia y ella cae en un problema de adicción con las drogas. La madre de Claudia Salas (Eva Llorach) es detenida y su hija tendrá que convertirse en traficante de drogas para sobrevivir económicamente. Mina El Hammani se verá envuelta, aparte de en sus habituales tensiones familiares, en una posible relación sentimental que acaba siendo ambigua y, finalmente, falsa. Georgina Amorós continúa viviendo en su mundo frágil y ficticio. Aron Piper verá sacudida su vida por un grave problema de salud. Danna Paola sigue manteniendo la problemática relación con su medio hermano Jorge López. Y este tendrá una escena con Eva Llorach que será una combinación explosiva de morbo y sordidez…




Pero ese “mal rollo” acaba siendo más cosmético que sustancial, de modo que, detrás del mismo, hay, más bien, la intención de dejarnos una sensación final de “buen rollo” por encima del realismo y credibilidad de las situaciones. Porque, cuando las distintas tramas se van cerrando, vamos viendo que los desenlaces pecan, en algunos casos, de exceso de ingenuidad y, en otros, de una voluntad desmesurada por resolver las situaciones “haciendo justicia”, de modo que los personajes que han actuado bien reciben su premio y los que han actuado mal, su castigo (el cual acaba alcanzando, como veremos en la última escena, hasta al personaje de Georgina Amorós). Por ello, si los finales de las dos primeras temporadas hacían de Élite una serie que, por debajo de su aspecto de serie juvenil, encerraba una reflexión llena de madurez en relación a las imperfecciones del mundo y a la ausencia de justicia en la forma en que muchas situaciones quedaban resueltas, en esta tercera temporada se ha apostado claramente por el optimismo y por la fe en el modo como funciona o termina funcionando el sistema.




Por lo que hemos dicho en el anterior párrafo, la nueva entrega de Élite ha renunciado a los aspectos que la redimían y la elevaban de su condición original por lo que, en esta ocasión, ha pasado a ser una Física o Química o una Rebelde con un punto más de atrevimiento, sin los aspectos que podían hacer de ella una serie interesante. En Cine Arte Magazine siempre hemos dicho que uno de los grandes defectos de Netflix es la ausencia de riesgo de la mayoría de sus producciones, por lo que era difícil que Élite mantuviera sus aspectos narrativos y temáticos más audaces y originales. Frente a ello, se ha optado, renunciando a los aspectos más críticos y corrosivos, por consolidar un segmento juvenil de espectadores que garantice la supervivencia de la serie en futuras temporadas. Algo que convierte a Élite en una serie más de tantas cuando, tras las dos primeras temporadas, era una serie especial e inclasificable.




TRAILER DE LA TERCERA TEMPORADA DE ÉLITE:


IMÁGENES DE LA SERIE:







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