TÍTULO: Diamantes en bruto. TÍTULO ORIGINAL: Uncut Gems. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: Estados
Unidos. DIRECCIÓN: Benny Safdie y Josh Safdie. GUION: Ronald Bronstein, Benny
Safdie y Josh Safdie. MONTAJE: Ronald Bronstein y Benny Safdie. DIRECCIÓN DE
FOTOGRAFÍA: Darius Khondji. MÚSICA ORIGINAL: Daniel Lopatin. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Adam Sandler, Julia Fox, Idina Menzel, Kevin Garnett, Keith
Williams Richards, Tommy Kominik, Judd Hirsch, Eric Bogosian, Jonathan
Aranbayev, Jacob Igielski, Noa Fisher, LaKeith Stanfield, Mike Francesa, Marshall
Greenberg, Ca$h Out, The Weeknd, Trinidad James. DURACIÓN: 135 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.netflix.com/title/80990663.
Es sabido que los grandes actores
y actrices de comedia, cuando ya lo han demostrado todo en este género, no
pueden evitar la tentación de hacer lo mismo en el drama. Podríamos decir que
la causa de ello es que lo dramático tiene más prestigio que lo humorístico
pero, habiendo triunfado en lo segundo, se ha hecho, realmente, lo más difícil
porque, como también es de dominio público, hacer reír es más difícil que hacer
llorar por lo que todo intérprete de comedia estaría sobradamente preparado
para dar el salto a otros formatos, otros relatos y otras vertientes
narrativas. Por ello, no es de extrañar que Adam Sandler haya decidido
participar en una película tan peculiar e inclasificable como Diamantes en bruto. Pero que sus
directores, los hermanos Safdie, hayan elegido a Sandler como protagonista
tiene un motivo lógico adicional ya que podríamos decir que este film realizado
para Netflix es un drama desolador construido a ritmo de comedia. Y es que,
como suele suceder en todas las producciones de dicha plataforma (y que es lo
que acaba constituyendo el gran lastre de las mismas), todo está medido y
milimetrado, hay escaso margen para la novedad y acaban siendo, en general,
mecanismos eficaces carentes de inspiración. Si hay
películas de Netflix como En la hierba
alta (2019) cuya factura visual remite directamente a Los chicos del maíz (1984) de Fritz Kiersch o El lado siniestro de la luna (2019) de Jim Mickle que hace recordar
escandalosamente a Terminator (1984)
de James Cameron, Frequency (2007) de
Gregory Hoblit o Déjà vu (2006) de
Tony Scott, el argumento de Diamantes en
bruto guarda paralelismos evidentes con el de Teniente corrupto (1992) de Abel Ferrara: los protagonistas de
ambas películas, a partir de una complicada y enrevesada situación, van cayendo
en una espiral diabólica en que todo se va enredando cada vez más hasta llegar
al borde del precipicio. Pero en lo que el film de Ferrara (como en todo su
cine) es alarido existencialista, aquí, para no espantar a parte de la
audiencia, recurre a una narración frenética y acelerada que mantiene en vilo
al espectador durante más de horas esperando cómo se va a resolver el
descomunal embrollo en el que Sandler anda metido.
Si hay algo que acaba salvando a Diamantes en bruto es que, si el film de
Ferrara nos hace intuir que existe un cierto resquicio que permite tener fe en
la redención, al menos espiritual, del personaje, la película de los hermanos
Safdie opta por el mazazo brutal y sin paliativos para consumar el retrato moral
de una sociedad en la que, por encima de la lógica y del sentido común, acaba
primando la soberbia y el establecimiento de relaciones de poder rígidas,
fuertes e inamovibles. Aunque la trama de Diamantes
en bruto va funcionando a golpe de vodevil, su descripción de unos
ambientes sórdidos, crueles y sin compasión se va filtrando entre los
fotogramas, preparando al espectador para un desenlace que es como un puñetazo
en la boca del estómago. En la factura visual y narrativa que el film elige,
Adam Sandler (auténtica alma de la película) se mueve como pez en el agua dando
vida a un joyero judío, apostador compulsivo, infiel a su mujer y, en el fondo,
ansioso por alcanzar un logro que le sirva para justificar todos sus esfuerzos,
todos sus sinsabores y todo su desbocado ritmo de vida. Por ello, en su imposibilidad
de alcanzar su meta individual, más allá de mostrar un caso aislado y excepcional,
tal vez quepa afirmar que de lo que Diamantes
en bruto nos está hablando realmente es del fin del sueño americano y del
colapso del capitalismo víctima de la “avaricia infecciosa” o, desde otro punto
de vista, víctima de su propio éxito, al colocar los valores materialistas por
encima de todo límite o consideración, conclusión que a un economista tan avezado
como Joseph A. Schumpeter le parecería absolutamente razonable.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
IMÁGENES DE LA PELÍCULA:
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