ENTREVISTA A CAROLINA LAPAUSA


Desde el pasado 14 de enero, Antena 3 está emitiendo todos los martes Perdida, una serie con una compleja y apasionante trama en la que, por un lado, la detención de un español (Daniel Grao) en Colombia por tráfico de drogas y, por otro, la desaparición en el pasado de una niña, Soledad, acaban conectándose y ramificándose en toda una serie de tramas y personajes que no dejan de deparar sorpresas y giros inesperados capítulo tras capítulo. Junto a Daniel Grao, están en el reparto Melani Olivares, Adriana Paz y Carolina Lapausa, quien interpreta el papel de Inma, la madre de Soledad.

Carolina Lapausa es una actriz con una larga trayectoria televisiva, teatral y cinematográfica a sus espaldas. A lo largo de la entrevista que le hemos realizado, vamos a revisar dicha trayectoria, hablar de sus principales hitos, comentar el gran proceso de transformación que va a vivir su personaje en la serie de Antena 3 y conocer algunos de sus proyectos futuros, los cuales ya estamos esperando con impaciencia. Comprobarán, además, cómo, de modo parecido a como sucede con Perdida, las casualidades y coincidencias han marcado la carrera profesional de la actriz, haciendo cierta esa frase de Julio Cortázar que decía aquello de que “andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.




CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Carolina. Tienes una amplia trayectoria tanto en teatro, en cine como en televisión y vamos a revisarla a lo largo de esta entrevista. Sin embargo, empezando por tu formación, has realizado cursos de interpretación en España, en Inglaterra y en Argentina, pero sorprende que la danza también haya tenido en ella un papel muy importante. ¿Cuál fue tu primera vocación?¿La danza, la interpretación…?

CAROLINA LAPAUSA: Pues, efectivamente, yo estudié en el Conservatorio de Danza. A mí, desde muy pequeñita, mis padres me apuntaron a bailar. Y a mí me gustaba muchísimo, yo lo disfrutaba mucho. En ese momento, era en las clases que yo daba en el cole, que eran de gimnasia rítmica y de danza. Una de mis profesoras, Ana Ramírez, a la que adoro, aunque se dedicó a la gimnasia rítmica de joven, estaba estudiando interpretación y dirección en la Escuela Superior de Arte Dramático, y fue como mi mentora. Pero mi profesora de danza dijo que yo tenía muchas condiciones y aconsejó a mis padres que me inscribieran en un conservatorio porque pensaba que podía hacer carrera profesional de ello. Así fue como empecé a bailar, muy pequeña, con unos ocho años. Lo que pasaba era que a mí bailar me gustaba muchísimo. Pero había dos cosas que se me quedaban pequeñas. La primera era que vivir de bailar es muy, muy complicado. Si vivir de la interpretación es complicado, porque es como un deporte olímpico, que ganas una medalla cada cuatro años, vivir de la danza pues no podría ni describirlo. Es muy difícil, sobre todo aquí en España. Y lo segundo es que la danza se me quedaba corta para contar todo lo que yo quería contar. Entonces, a los quince años, recuperé mi contacto con aquella primera profesora de gimnasia rítmica, y le dije que yo quería ser actriz, que eso era lo mío y que quería intentarlo y luchar. Fue así como ella empezó a llevarme al teatro prácticamente todas las semanas, me animó a que me apuntase a la Escuela Superior de Arte Dramático, a la RESAD, me ayudó a prepararme las pruebas y así fue como entré allí, haciendo mis cuatro años de formación, experiencia que recomiendo a todo aquel que desee dedicarse a la interpretación, a la dirección o a la dramaturgia porque es un hervidero de creatividad.



Dos fotos de La metamorfosis, debut teatral de Carolina Lapausa. Arriba, foto promocional (Carolina Lapausa es la primera a la izquierda en la segunda fila). Abajo, momento de la representación (Carolina, en el centro) (Fuente: Hemeroteca del ABC)


CINE ARTE MAGAZINE: Vamos a empezar con tu carrera teatral. En el 2000, es donde nos consta tu primer papel, en La metamorfosis, bajo la dirección de Alfonso Pindado. Pero con posterioridad has participado en numerosísimas obras bajo la batuta de directores tan prestigiosos como Aitana Galán, Emilio del Valle, Ernesto Caballero, Juan Carlos Pérez de la Fuente, Magüi Mira o Fernando Méndez-Leite. De toda esa larguísima experiencia teatral, ¿cuáles han sido las obras que más te han marcado o de las que guardas mejores recuerdos?

CAROLINA LAPAUSA: Mira, te voy a contar una curiosidad. El próximo 1 de marzo de 2020, van a hacer 20 años de mi debut tanto en la televisión como en el teatro. La primera vez que puse mis pies en un plató de televisión para rodar una secuencia fue en la serie Al salir de clase y  eso fue el 1 de marzo de 2000. Y, de allí, me iba directa a la Sala Triángulo, que ahora es el Teatro del Barrio, y debutaba con La metamorfosis esa misma tarde. Gracias a mi experiencia en la RESAD, conocí a mucha gente y eso me hizo tener muchos contactos dentro del mundo del teatro y que haya podido trabajar con muchos de ellos. Obras que me han marcado, pues ha habido muchas porque de todas ellas he aprendido muchísimo y de cada una de ellas me he llevado algo. Las que se me vienen a la cabeza así de pronto, pues las que he realizado, por ejemplo, con Aitana Galán, como Adiós a todos y Las neurosis sexuales de nuestros padres, que es la última obra que hemos hecho juntas. Me han marcado mucho porque han sido personajes muy arriesgados pero que a mí me han permitido aprender mucho sobre mi trabajo, sobre mi manera de trabajar y cómo yo trabajo bien, es decir, conocer cuáles son mis objetivos y cuáles son mis herramientas y recursos. A Magüi Mira, la adoro y, para mí, Cuento de invierno fue un regalo. Y de Juan Carlos Pérez de la Fuente y de Angelina o el honor de un brigadier, ¿qué te voy a decir? Es que Angelina es un bombón… Y, luego, Fernando Méndez-Leite en La calumnia confió en mí, me dio también el personaje bombón e hicimos una gira espléndida. Y contándote otra de esas casualidades que hay en mi vida, el personaje de La calumnia me hizo tener mucha repercusión. Estuvimos dos semanas llenando en el Albéniz, yo tuve muy buenas críticas, conocí a Fernando Méndez-Leite, que era toda una referencia en el mundo del cine… Aunque no fue mi debut en teatro, sí que supuso un impacto importante ya que después vinieron otras cosas. Y, curiosamente, ese fue el papel con el que Amparo Baró debutó en el teatro, y resulta que yo, con posterioridad, hice el papel de joven del personaje que Amparo Baró estaba interpretando en El internado. Es alguien a quien yo no conocí nunca, porque no se dieron las circunstancias, pero a quien yo admiraba muchísimo. Teníamos una amiga en común, Flavia Pérez de Castro, que muchas veces le hablaba de mí y yo sabía que Amparo estaba muy contenta y decía que había dejado en muy buenas manos el personaje de Mary y, luego, también tenía cariño a que yo hiciera sus flashbacks en El internado.




Angélica o el honor de un brigadier, Cuento de invierno, La calumnia y Las neurosis sexuales de nuestros padres, cuatro de las obras que con más cariño recuerda Carolina Lapausa de su carrera teatral

CINE ARTE MAGAZINE: Pues con esto último podemos pasar a hablar de tu carrera televisiva que, como ya hemos comentado, empezó en el 2000 con Al salir de clase y que continuó con posterioridad con apariciones en Policías, en el corazón de la calle, Cuéntame, El comisario, Los 80, Hospital Central o Hermanos y detectives. Pero hay dos puntos de inflexión muy importantes, cercanos entre ellos en el tiempo, que es tu papel en El internado, del que hemos acabado de hablar, y, sobre todo, por tu personaje en La señora y en su secuela, 14 de abril. La República

CAROLINA LAPAUSA: Sí, fueron dos puntos de inflexión por muchas cosas. Sobre todo, por lo profesional. Lo más goloso es que tienes un personaje con recorrido que te permite buscar, vivirlo y jugarlo mucho más tiempo que cuando vas a hacer personajes más cortos. Esa cosa profesional de tener un personaje que evoluciona, que tiene una trayectoria, que le van a pasar muchas cosas, que su evolución es mucho más larga, pues el poder encarnarlo es un regalo. Porque le coges mucho más cariño, tienes más tiempo para profundizar… Como actriz, es mucho más reconfortante y placentero. A veces, cuando haces un personaje pequeñito, un personaje capitular, te quedas como a medias porque no tienes tiempo para desarrollar. Entonces, es un gusto de trabajo meter en el traje de un personaje con recorrido. Además, fue un escaparate. Yo venía de “picar mucha piedra”, con personajes episódicos, de reparto y, de repente, en La señora, tenía un personaje con peso, un personaje al que le pasaban muchas cosas, que era la mejor amiga de la protagonista y que tuviera una trama y un protagonismo propios fue un escaparate buenísimo para mí.



Carolina  Lapausa en La señora


Carolina Lapausa en 14 de abril. La República, secuela de La señora


CINE ARTE MAGAZINE: Antes de Perdida, también te hemos visto en otras dos series televisivas, Amar es para siempre y Estoy vivo. Viendo que has formado parte del reparto de Amar es para siempre, no puedo evitar el preguntarte cómo es trabajar en una serie diaria, con el ritmo de trabajo que ello conlleva…

CAROLINA LAPAUSA: Pues tengo que decirte que Amar es para siempre es una serie ante la que me quito el sombrero. Primero, por todo el trabajo que hay detrás, por el trabajo de guiones, por el trabajo de cómo se comen la cabeza para lograr mantener el interés… Hace poco, comiendo en casa de mis padres (mi padre está enganchadísimo), vimos lo que hacía referencia al asesinato de los abogados laboralistas de Atocha, y yo no puedo menos que rendir admiración a ese equipo de guionistas, a ese equipo de producción ejecutiva, que logra encajar todas las historias de tal manera que son atractivas, que te enteras, que están haciendo, además, una labor social, porque están contando Historia, y que están tan bien narradas. Me quito el sombrero ante Amar es para siempre porque es una de las series top que tenemos aquí. Mi experiencia en la serie es que es una máquina y tienes que montarte en marcha. Tienes que adaptarte tú a lo que es, no puedes pretender que ellos se adapten a ti. Tienes que adaptarte a su manera de trabajar y tienes que adaptarte al ritmo que llevan. Lo que hice fue pasarlo con muchas ojeras. Me levantaba muy temprano, no llegaba muy tarde a casa pero sí con mucho trabajo para el día siguiente. Afortunadamente, yo tengo muy buena memoria y no lo sufrí. No sufrí los madrugones, no sufrí el tener que estudiar hasta tarde porque pude compaginarlo con mi vida, perfectamente. Y lo disfruté porque me dije: “Estoy haciendo “género” y me lo gozo”, que es una expresión que a mí me gusta mucho. Lo disfruté porque pude arriesgar y hacer cosas que, en un trabajo más naturalista, a lo mejor me hubiera dado mucho miedo hacer y me hubiera quedado con la frustración de no poder arriesgar tanto. En Amar es para siempre pude arriesgar, por el tipo de trabajo que es, y me lo pasé muy, muy bien.



Una escena de Amar es para siempre en la que aparece Carolina Lapausa


CINE ARTE MAGAZINE: Y antes de llegar a Perdida, apareces en Estoy vivo que, quizás, pudo servirte de transición para la serie que ahora estamos viendo…

CAROLINA LAPAUSA: Vinieron de la mano Estoy vivo y Pulsaciones, la serie que dirigió Emilio Aragón para Antena 3. Y fueron una transición porque empiezan a ser papeles más maduros, papeles más de una mujer de mi edad, con otro tipo de responsabilidades, con otro tipo de trabajo, y han servido, sobre todo, para que a mí se me vea de otro modo. Porque yo, en persona, cara a cara, me ves y tengo un aspecto aniñado, aparento menos años de los que tengo realmente. Esas series me dieron la oportunidad de decir que era una mujer ya de cuarenta años y ahí lo podéis ver. A nivel narrativo, son series muy diferentes a Perdida, también en el aspecto visual, cómo se utiliza la narrativa de los planos y de la cámara, todo eso hace que esas tres series sean muy diferentes entre sí.



En Perdida, Carolina Lapausa interpreta a Inma, una madre cuya hija desaparece de la noche a la mañana y que tendrá que ir a Colombia para lograr encontrarla


CINE ARTE MAGAZINE: Pasando, entonces, a Perdida, es un papel muy diferente al que has hecho hasta la fecha. Y, además, hay un rasgo importante en tu personaje según hemos visto hasta ahora. Si el personaje de Daniel Grao, desde el comienzo, lo vemos metido en un follón bastante importante, en el caso del tuyo parece empezar en un plano más tranquilo, pero, poco a poco, poco a poco, lo vamos viendo que se va implicando en las mismas complicaciones, lo cual supone dibujar un arco de evolución bastante amplio y complejo… ¿Qué retos te ha supuesto dar vida a Inma, la madre de Soledad?

CAROLINA LAPAUSA: A mí, al principio, cuando está la opción de entrar en la serie, me enviaron un par de capítulos y, enseguida, me enamoré del proyecto y me enamoré del personaje. Una vez que entro a formar parte y que el personaje es para mí (de lo cual estaré eternamente agradecida a Luis San Narciso y a su equipo, tanto por la participación en Perdida como por la oportunidad que me dieron en El internado), la gran suerte fue que tuvimos el guion de los once capítulos desde el principio, lo cual nos permitió hacer una película de once horas. No fue como en otras series donde los guiones de los episodios te los van dando en la medida en que vas trabajando. En el caso de Perdida, la historia ya estaba definida, ya sabías el arco del personaje, ya sabías cuál era su objetivo, ya sabías lo que le iba a pasar… Además, es una serie con muchos saltos en el tiempo, con muchos flashbacks, por lo que tenías que tener en cuenta el raccord emocional y saber qué se estaba contando en cada momento y en qué situación estaban los personajes, la historia y los corazones, las emociones de cada uno… A mí, una de las cosas que me enamoró de Inma es que, siendo una mujer normal, porque es una cocinera valenciana, no es una superheroína, no es una policía, cómo es posible que, por el objetivo que tiene, que es muy fuerte, que es el de recuperar a su hija, que se la robaron cuando tenía 5 años, logra sacar de ella una fuerza animal que le haga convertirse en una heroína sin haberlo sido previamente. Las circunstancias le obligan pero eso es algo que todos los seres humanos tenemos: somos normales pero en determinadas circunstancias, cuando tenemos una motivación y un motor suficientes, nos convertimos en héroes y heroínas, todos los seres humanos.

CINE ARTE MAGAZINE: Has hecho referencia a algo muy importante: al raccord emocional… ¿Cómo lograsteis hacer el esfuerzo de saber, en cada momento, ajustar vuestra interpretación a cada momento de la trama en una serie con tantos giros y tantos saltos en el tiempo?

CAROLINA LAPAUSA: El equipo de dirección, con Iñaki Peñafiel al frente, que era el director principal de la serie, como Rafa Montesinos y David Ulloa, que también estuvieron con nosotros, fueron fundamentales para mi proceso, para definir cuál era el recorrido del personaje, para saber cuáles eran los cambios que queríamos dar. Y recuerdo una frase de Rafa, que la tengo grabada: “Inma es una en Valencia y es otra en Colombia”. Para mí, ese era el reto del personaje. Sacar la fuerza de lo que, hasta ahora, se ha visto en Colombia y de lo que está por ver. O sea, ese era mi reto: mostrar una mujer muy mujer y muy dura, con sus fisuras, una heroína que va a por todas. Sucedía que el personaje de Daniel Grao era presentado directamente en Colombia y el mío se presentaba, digamos en tiempo real, en Valencia. Entonces, en relación al personaje de Inma vemos toda la trayectoria de lo que sucede con la desaparición, lo que sucede con la separación, lo que sucede con la nueva pareja del personaje de Daniel y cómo va cambiando… Es una cosa mucho más paulatina. Y, para todo ello, fue fundamental el trabajo de los directores para marcar ese camino tan sutil.



El personaje que interpreta Carolina Lapausa en Perdida vivirá una sutil y progresiva transformación


CINE ARTE MAGAZINE: Supongo que todavía nos quedarán por vivir muchas sorpresas y muchos giros inesperados en la serie…

CAROLINA LAPAUSA: Mira, a mí el trabajo del guionista, Natxo López, me parece espectacular por cómo está contada la historia. Porque pasan muchas cosas y lo que es la historia central de los personajes, que es lo que tiene que ver con la desaparición de la niña, es un rompecabezas en el que cada capítulo es una pieza para recomponerlo, de forma que, en cada episodio, al espectador se le va a dar un elemento para que logre reconstruir la historia completa. El otro día, estaba hablando con mi madre del último episodio que habían emitido, y me felicitaba y ella me decía que, a veces, le costaba trabajo seguir determinadas cosas. Y es que yo creo que Perdida es una serie que lo que está haciendo es respetar la inteligencia del espectador y hacer que este tenga que estar atento, que no pueda perderse ningún detalle del guion y pueda recomponer el puzle en su cabeza. El espectador se puede perder porque pasan muchas cosas y a un ritmo trepidante pero no hay que preocuparse porque, lo que te pierdas en este capítulo, en el siguiente lo vas a recuperar porque hay cosas que serán explicadas con posterioridad con el fin de acabar presentando un conflicto humano, que es lo que a todos nos acaba llegando al corazón.

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Es posible que, al final de la serie, lleguemos a la conclusión de que los buenos no son tan buenos y los malos no son tan malos…?

CAROLINA LAPAUSA: Yo creo que Perdida, dentro de ser una serie de ficción, es un gran reflejo de la vida a nivel humano. Y, en la vida, ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos.



Carolina Lapausa y Daniel Grao en Perdida, dos padres en busca de su hija desaparecida


CINE ARTE MAGAZINE: Pues vamos a terminar hablando de tu carrera cinematográfica porque queremos preguntarte por un proyecto de próximo estreno. Empezaste nada menos que con Carlos Saura, en Buñuel y la mesa del rey Salomón, en 2001, seguiste con Miguel y William, en 2007, de Inés París, y en 2008 trabajaste con José Luis García Sánchez en Esperpentos, adaptación de las obras de Valle-Inclán… ¿Te llegó esto último en virtud de tu experiencia teatral?

CAROLINA LAPAUSA: Eso me vino gracias a Magüi Mira. Porque Magüi tenía allí un personaje… Es la trilogía de Martes de carnaval de Valle-Inclán. Es una historia muy bonita. Trata de una compañía teatral que va a representar las dos obras, que, después, quiere hacer una película con La hija del capitán… Entonces, Magüi estaba allí con un personaje que defendió maravillosamente bien y no encontraban a la chica que iba a hacer varios papeles… Magüi me decía que leía los guiones y que me veía a mí en el personaje. Yo hablé con el primer ayudante de dirección, me dijo que estaban localizando esa tarde y me citó en la calle Costanilla de los Ángeles. Yo fui allí, yo iba por una acera, vi un grupo de gente en la otra acera y supuse que eran ellos. José Luis García Sánchez me vio y se puso a gritar: “¡Es ella!¡Es ella!”. Y así me salió. Tengo que decir que José Luis es uno de los hombres más inteligentes e interesantes que tenemos en el panorama cinematográfico español.

CINE ARTE MAGAZINE: ¡Qué historia más curiosa y divertida! Pues, precisamente, en breve se estrena un interesantísimo proyecto con Víctor García León, hijo de José Luis García Sánchez, que es la adaptación la novela Los europeos de Rafael Azcona.

CAROLINA LAPAUSA: Lo rodamos en Ibiza en noviembre de 2018 y me dijeron que se iba a estrenar en el primer semestre de este año pero no hay fecha confirmada. Yo tengo muchísimas ganas de verla. Me encontré con Víctor antes de irme a Colombia y me dijo que quería organizar un pase porque había quedado muy bien. Yo creo que va a ser una gran película, aunque sea una película pequeña y rodada de una manera muy familiar, porque Víctor tiene una sensibilidad y una forma de trabajar muy peculiar pero tiene, sobre todo, una mirada muy bonita sobre el cine y sobre las historias.



Portada de la novela Los europeos de Rafael Azcona, la cual ha sido adaptada al cine por Víctor García León en una película en cuyo reparto participa Carolina Lapausa.


CINE ARTE MAGAZINE: Pues, para terminar, ¿qué proyectos futuros nos puedes contar?

CAROLINA LAPAUSA: Ahora estoy liada con teatro. En marzo, el 5-6, estrenamos en el Fernán Gómez, El otro, un texto de Miguel de Unamuno versionado por Alberto Conejero, Premio Nacional de Literatura Dramática este año. La dirige Mauricio García Lozano, que es un director mexicano que ha venido ex profeso para dirigir esta obra porque es un proyecto de Iberescena y ha sido una pasada trabajar con él.

Como ven, vamos a ver a Carolina Lapausa en teatro, cine y televisión, en este último caso con los episodios más emocionantes de Perdida. Sin duda, con toda su formación y toda su experiencia acumuladas, Carolina nos va a ofrecer grandes momentos interpretativos en el futuro inmediato y vamos a poder disfrutar de su talento en la gran pantalla, en la pequeña pantalla y sobre las tablas de los escenarios, lo cual demuestra que estamos ante una actriz todoterreno que aún tiene mucho que contarnos. Ya veremos qué coincidencias y casualidades le depara el destino para añadir nuevos hitos a su ya dilatada trayectoria.




Carolina Lapausa, en uno de los momentos de Perdida y del viaje de Inma hacia su conversión en una heroína inesperada




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