ECO DE AITOR DE MIGUEL: UN VIAJE AL UNIVERSO Y A LA MEMORIA. ENTREVISTA A SU DIRECTOR


En 1977, las sondas Voyager 1 y Voyager 2 fueron lanzadas por la NASA desde Cabo Kennedy con destino al Sistema Solar y más allá, hasta los confines del Universo que sus respectivas estructuras permitan. En cada sonda, va un disco dorado en el que se incluye hora y media de diferentes músicas de nuestro planeta, un saludo de quien era Secretario General de la ONU en esa época, Kurt Waldheim, saludos en 55 idiomas diferentes e imágenes donde se explica en lenguaje científico dónde se ubica nuestro sistema solar, las unidades de medida que se utilizan, características de la Tierra y características del cuerpo y la sociedad humana, información que, algún día, puede ser recibida por otra especie inteligente que, así, podría descubrir que no está sola en el Universo. Ambas sondas han visitado Júpiter, Saturno, Neptuno y Urano y se encuentran ya a más de 20.000 millones de Km. del sol, siendo los objetos construidos por el ser humano que han alcanzado la mayor distancia de alejamiento desde nuestro planeta. Cabe, incluso, la posibilidad de que, cuando la humanidad se haya extinguido al agotar el Sol su combustible, dichas sondas sigan avanzando en el espacio y sigan emitiendo información a unos destinatarios que han dejado de existir.




Resulta llamativo que un tema que, siendo a la vez tan científico, encierra tanta poesía, lirismo y capacidad de introspección filosófica, no haya sido abordado con mayor frecuencia por el cine y la literatura. El cortometraje Eco, dirigido por Aitor de Miguel, y protagonizado por Alicia Sánchez (la inolvidable protagonista de, entre otros films, Furtivos – 1975– de José Luis Borau y Con uñas y dientes – 1979– de Paulino Viota), María Miguel, Jenny Ríos y Fernanda Llambías, parte del lanzamiento de dichas sondas y, en concreto, de la persona que grabó el mensaje en español para el disco dorado que dichas sondas portaban, para trazar una hermosa historia sobre la permanencia de la memoria, la recapitulación sobre el pasado y la posibilidad de redimir lo que parece inevitablemente perdido.




CINE ARTE MAGAZINE: Hola, Aitor. Para que nuestros lectores y el público en general te vayan conociendo, ¿nos podrías contar un poco tu formación y tu trayectoria hasta la fecha?

AITOR DE MIGUEL: Claro. Soy licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense, con beca Erasmus en la Escuela de Cine de Amadora, en Portugal. Posteriormente, estudié montaje en la escuela de cine TAI, en Madrid, y diferentes cursos de realización, guión y dirección de actores. Pero la "verdadera" formación ha sido el trabajo, especialmente los comienzos en una productora pequeñita, durante dos años, donde aprendí una barbaridad (como cámara y editor de spots y corporativos) y después como freelance y produciendo y dirigiendo mis propios cortometrajes. Empecé como director con dos cortometrajes documentales, Acaso Yo y Defensora, y la ficción llegó más tarde con "Encuentro". Eco es el octavo cortometraje dirigido y producido por mí y el que más presupuesto ha tenido, con mas de 80 personas en créditos.

CINE ARTE MAGAZINE: El punto de partida del corto es la partida de las sondas Voyager de nuestro planeta en el año 1977. ¿Fue la idea inicial para realizarlo?¿Fue un hecho que te  resultó fascinante?¿O fue algo que se incorporó con posterioridad a una idea inicial?

AITOR DE MIGUEL: Eco está escrito por Javier Trigales, y la idea de la Voyager está presente desde el primer tratamiento. Cuando me la contó, me cautivó desde el principio, porque para mí la realidad es lo suficientemente poderosa para no tener que maquillarla, siempre parto de un hecho que podría sucedernos a cualquiera. La idea de vincular el único mensaje de la humanidad que nos sobrevivirá a todos con la protagonista de esta historia me pareció original y brillante. Desde ese momento supe que lo rodaría, fueron días muy felices. Llevaba casi un año buscando una idea que valiera la pena: es un proceso agotador y muy desesperante, las buenas ideas no abundan.




CINE ARTE MAGAZINE: Hay un elemento emocional muy importante en la película que es la progresiva pérdida de memoria de uno de sus personajes. ¿Cómo trabajaste ese elemento emocional para que se integrara con el arranque de la historia?

AITOR DE MIGUEL: Es un elemento que realmente no hace falta integrar porque siempre estuvo presente en guión. Sin esa pérdida de memoria, de identidad, no habría película. Lo más difícil fue encontrar a la actriz que construyera ese personaje de forma creíble. Afortunadamente, Alicia Sánchez nos regala un personaje maravilloso desde la contención, es una gran actriz con mucha experiencia y tanto ella como María Miguel, Jenny Ríos y Fernanda Llambías construyeron personajes verosímiles, reales, y eso era lo más difícil, no caer en la sensiblería barata. Buscábamos una historia que llegara al espectador a través de la realidad, que se sintieran identificados con ella y pensaran "esto podría pasarme a mí".

CINE ARTE MAGAZINE: ¿Podemos entender que una de las posibles lecturas de Eco es la necesidad de recapitular y revisar el pasado, recordar las expectativas que había en él y que, quizás, se vieron frustradas en los años posteriores?

AITOR DE MIGUEL: Efectivamente, una de las lecturas puede ser la necesidad de recapitular y revisar el pasado, no solo el nuestro, sino también el de las personas que nos rodean... También, es una metáfora sobre la soledad: da igual si ahí fuera alguien nos escucha porque aquí abajo somos incapaces de cuidar de nosotros mismos. Cuando la memoria se desvanece, es una tragedia para la persona que padece esta enfermedad pero también para los que la rodean, porque todos pierden parte de su identidad. Pero los recuerdos están ahí, no desaparecen... Siempre hay un espacio para la redención, no hay que tirar la toalla. Lo importante es no dejar de intentarlo porque la vida siempre te sorprende...




CINE ARTE MAGAZINE: El desenlace del corto, ¿se puede prestar a varias interpretaciones, según el espectador, o, aunque es ambiguo, tiene una interpretación única y tajante?

AITOR DE MIGUEL: El final de Eco es un final abierto, por eso tiene varias lecturas y fue una decisión consensuada entre dirección, guión y producción. Nos pareció más rico y estimulante dejar que el espectador decidiera por sí mismo. Es curioso ver como cada uno llega a sus propias conclusiones en función de sus recuerdos y su personalidad, es muy interesante desde un punto de vista antropológico. A veces, las historias te piden un final cerrado, pero en este caso, frente al cielo estrellado y la inmensidad del Universo... no nos hizo falta.




CINE ARTE MAGAZINE: ¿Qué proyectos futuros que vayas a abordar o tengas en mente nos puedes contar en este momento?

AITOR DE MIGUEL: El salto al largo es casi inevitable, es un reto vital al que no voy a renunciar. Lo que pasa es que el cortometraje español es de una calidad tremenda: cada año en España producimos entre 50 y 100 cortometrajes, entre los mejores del mundo, lástima que no se difunda como se debería. AsÍ, que no tengo prisa, porque en el corto eres libre, realmente he hecho lo que me ha dado la gana, y esta sensación de libertad es muy placentera. ¡Mucho me temo que antes del guión de mi primer largo vendrán más cortometrajes...!


Como pueden comprobar, todas las explicaciones que Aitor de Miguel nos ha dado sobre Eco sirven para demostrar la complejidad de la historia que se desarrolla en apenas diez minutos y, sobre todo, para corroborar la hondura que el formato del cortometraje ha alcanzado en el cine de nuestro país, formato que aún no tiene suficiente visibilidad comercial pero que merecería mayor atención por parte de los espectadores, porque encierra joyas que, como Eco, pueden llegar a formar parte de la memoria cinéfila del público más exigente.



Festivales en los que el cortometraje Eco ha sido seleccionado




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