COMPORTARSE COMO ADULTOS DE COSTA-GAVRAS. RETRATO DEL LABERINTO GRIEGO



TÍTULO: Comportarse como adultos. TÍTULO ORIGINAL: Adults in the Room. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: Grecia-Francia. DIRECCIÓN: Costa-Gavras. GUION: Costa-Gavras, adaptando el libro de Yanis Varoufakis. MONTAJE: Lambis Haralambidis. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Giorgos Arvanitis. MÚSICA ORIGINAL: Alexandre Desplat. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Christos Loulis, Alexandros Bourdoumis, Ulrich Tukur, Daan Schuurmans, Christos Stergioglou, Dimitris Tarloou, Alexandros Logothetis, Josiane Pinson, Cornelius Obonya, Aurélien Recoing, Vincent Nemeth, Francesco Acquaroli, Thanos Tokakis, George Lenz, Maria Protopappa, Valeria Golino. DURACIÓN: 124 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: https://www.wandafilms.com/site/sinopsis/comportarse_como_adultos.

CALIFICACIÓN: 

No es la primera vez que Costa-Gavras se adentra en la historia y realidad de su país natal, Grecia. Ya lo hizo en Z (1969), donde se relataba el asesinato del líder izquierdista Grigoris Lambrakis y los esfuerzos gubernamentales posteriores para que la investigación no esclareciera la verdad y condenara a los culpables de dicha muerte. Ahora, 50 años después, en Comportarse como adultos, y tomando como base el libro de quien fuera Ministro de Finanzas heleno, Yianis Varoufakis, Gavras nos cuenta el enfrentamiento, en la primera mitad de 2015, del gobierno de la coalición de izquierdas Syriza, liderado por Alexis Tsipras, con la Unión Europea de cara a acordar un programa de ajuste económico menos severo, enfrentamiento que derivó en la convocatoria de un referéndum en Grecia para que la ciudadanía griega decidiera si apoyaba o no las medidas dictadas de Bruselas. A pesar de que el resultado de la consulta fue desfavorable a la adopción de las mismas, el gobierno de Tsipras, no sin que antes se produjera la dimisión de Varoufakis, decidió implantarlas, convirtiéndose todo el proceso en una fábula cuya moraleja venía a decir que, en el seno de la Unión Europea, no cabía la realización de políticas económicas alternativas a las ortodoxas oficialmente establecidas y que estas últimas se podía imponer aun cuando la opinión pública de los países afectados estuviera en contra de las mismas. De este modo, Z y Comportarse como adultos viene a ser, en cierto modo, dos películas que hacen de espejo una de la otra. Si en Z, todo el proceso acabó con un golpe de estado militar, en Comportarse como adultos, medio siglo después, los deseos de suavizar la política de austeridad terminan de una manera mucho más fría y tecnocrática, aunque ambos casos coinciden en lo esencial: los puntos de vista de la ciudadanía no son escuchados y esta tiene que ponerse al servicio de los dictados del poder de turno.




Desde el punto de vista formal, Costa-Gavras, sin alcanzar el nivel alcanzado por sus primeras películas, como Los raíles del crimen (1965), Sobra un hombre (1967), Z, La confesión (1970) o Estado de sitio (1972), o por los títulos realizados en su etapa estadounidense, como Desaparecido (1982), El sendero de la traición (1988) o La caja de música (1989), sí logra narrar con agilidad y coherencia una historia que no es precisamente sencilla ni fácilmente asequible, logrando, además, eludir el principal riesgo de la película, esto es, el querer mimetizar a todo el reparto con los personajes a los que dan vida, derivando el film en un ejercicio de imitaciones más que de interpretaciones. Ello, salvo en algún caso, no ocurre y empezando por su protagonista, Christos Loulis, que sabe crear su propia versión de Varoufakis, hace posible que, por encima de la reconstrucción de unos hechos reales, Comportarse como adultos acabe siendo una historia sobre la imposibilidad de que la razón se convierta en instrumento de análisis y diálogo en un contexto en que la imposición de las ideas prima sobre cualquier otra consideración.

Sí que tengo que hacer una salvedad al discurso económico sobre el cual el relato esté construido. El film da a entender que el dilema de Grecia era elegir entre el programa económico impuesto por Bruselas o la salida del euro, de modo que el miedo a dicha salida fue lo que llevó a Tsipras a aceptar los mencionados ajustes a pesar del resultado del referéndum convocado por él mismo. Yo tiendo a pesar, en cambio, que, para las autoridades europeas, la salida de Grecia del euro nunca estuvo en los planes previstos ya que ello hubiera significado poner en cuestión todos los fundamentos de la unión monetaria y, probablemente, hubiera significado el fin de la misma: si Grecia podía salir, cualquier otro país hubiera podido hacerlo y ello hubiera supuesto tal inestabilidad financiera que el proyecto de moneda única se hubiera venido abajo. Por tanto, mi conclusión sería, incluso, más dura que la que se deriva de la película: para salvar al euro, fue necesario sacrificar, como mínimo, a todo un país, obligándolo a adoptar unas medidas que, lejos de apartarlo de la depresión económica, hacían, más bien, que la misma se agudizara.



Costa-Gavras, director de Comportarse como adultos


TRÁILER DE LA PELÍCULA:


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