SORDO DE ALFONSO CORTÉS-CAVANILLAS. CINE DE GÉNERO PARA UNA HISTORIA DE NUESTRA POSGUERRA


TÍTULO: Sordo. TÍTULO ORIGINAL: Sordo. AÑO: 2019. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN Y MONTAJE: Alfonso Cortés-Cavanillas. GUION: Alfonso Cortés-Cavanillas y Juan Carlos Díaz Martín, adaptando el cómic de David Muñoz y Rayco Pulido. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Adolpho Cañadas. MÚSICA ORIGINAL: Carlos Martín Jara. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Asier Etxeandía, Hugo Silva, Aitor Luna, Imanol Arias, Ruth Díaz, Marian Álvarez, Stephanie Gil, Olimpia Melinte, Manuel de Blas, Antonio Dechent. DURACIÓN: 126 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.filmax.com/peliculas/sordo.92.

CALIFICACIÓN: 

Poco a poco, el tema de los maquis y de los resistentes contra el régimen de Franco en los momentos inmediatamente posteriores al fin de la Guerra Civil, de los combatientes y opositores que lucharon contra la dictadura y que pensaban que, con el triunfo aliado en la II Guerra Mundial, iban a ser la avanzadilla de una invasión que instalase en España un régimen político en línea con los que se estaban estableciendo en los países de Europa Occidental, va nutriendo la filmografía de nuestro cine hasta ir constituyendo un corpus relativamente amplio y significativo. Basta con apuntar Los días del pasado (1978) de Mario Camus, El corazón del bosque (1979) de Manuel Gutiérrez Aragón, Luna de lobos (1987) de Julio Sánchez Valdés, Beltenebros (1991) de Pilar Miró, Huidos (1992) de Sancho Gracia, Silencio roto (2001) de Montxo Armendáriz, El laberinto del fauno (2006) de Guillermo del Toro, Las trece rosas (2007) de Emilio Martínez Lázaro o Miel de naranjas (2012) de Imanol Uribe como ejemplos para demostrar nuestra afirmación. Ahora, hay que añadir a esta lista Sordo, la cual tiene la particularidad de que es la adaptación de un cómic, con guion de David Muñoz y dibujo de Rayco Pulido, lo cual imprime a la película unos rasgos visuales y narrativos verdaderamente originales.

Porque en Sordo se aprecia claramente la influencia del spaghetti-western de Sergio Leone, del western crepuscular de Sam Peckinpah y del cine de acción de Quentin Tarantino, además de detectar guiños muy precisos a directores como Chicho Ibáñez Serrador (en concreto, en relación a una escena muy famosa de La residencia – 1969–), por lo cual este film de Alfonso Cortés-Cavanillas acaba presentando una factura completamente inusual para una historia que transcurre en los años inmediatamente posteriores a nuestra Guerra Civil, algo que solo El laberinto del fauno había intentado hacer con anterioridad. Tal como dijo el director en la rueda de prensa posterior a la proyección de la película en el Festival de Málaga, “cuando yo me compré el cómic, allá por 2010, lo llevé a La Caña Brothers, que es nuestra productora, y dije: "Esto tenemos que adaptarlo". En el cómic de David Muñoz y Rayco Pulido ya está el western claramente. Yo soy un tarado de eso. A mí me encantan Peckinpah, Leone, Tarantino, John Ford... Me encanta Silverado de Lawrence Kasdan. El cómic nos daba la oportunidad de dar ese paso. Todo iba como muy de la mano. No hacía falta forzar nada. Estaba ahí. Pero, de todos modos, esta es una historia de personajes. De personajes y de incomunicación, que es algo que nos parece muy actual. Escuchar es algo muy necesario. El problema de Anselmo, el protagonista del film, el personaje de Asier Etxeandía, es que no tiene esa capacidad por algo que sucede en la película, y empiezan a aflorar sus miedos, su incapacidad para entender a los demás, y acaba convirtiendo a amigos en enemigos y a enemigos en nada”.





Porque, efectivamente, Sordo acaba siendo la historia de unos personajes aislados que, como consecuencia del aislamiento en el que han decidido refugiarse, terminan viviendo en el miedo y el odio. Paradójicamente, o de acuerdo con ello, según como lo veamos, el único personaje (el interpretado por Imanol Arias) que intenta hablar con todos, que decide abrirse a los demás y que opta por no permanecer encerrado en su mundo y en su visión de la realidad, fracasa en su empeño, como metáfora de unas circunstancias donde los extremismos triunfan y las posibilidades de diálogo se tornan imposibles.

Hay que destacar de Sordo, por un lado, su magnífica dirección, capaz de imprimir gran agilidad e intensidad a la narración, a la par que de cuidar con gran mimo todos los detalles técnicos otorgando una impecable factura visual a la película. Por otro, hay que hablar de su espléndido reparto, en el que todos los intérpretes logran dar plena vida a sus personajes y hacerlos plenamente creíbles dentro de la apuesta por el cine de género que el film supone. Está absolutamente convincente Asier Etxeandía en su extravío físico y psicológico. Imanol Arias sabe cómo hacer para que su papel rezume el humanismo que lo identifica. Ruth Díaz y Marian Álvarez logran hacernos transmitir la debilidad de sus personajes. Olimpia Melinte resulta estremecedora en su caracterización y en su proceder… Ambas dimensiones engrandecen Sordo y, lejos de incurrir en cualquier tipo de grosera manipulación histórica, acaban reflejando con precisión el espíritu del momento y de los protagonistas que retrata: pensando que el triunfo estaba cerca, no fueron lo suficientemente clarividentes como para intuir tanto las contradicciones internas como las problemáticas circunstancias exteriores que iban a propiciar su derrota y que el régimen de Franco sobreviviera hasta 1975.



Alfonso Cortés-Cavanillas, director de Sordo


TRÁILER DE LA PELÍCULA:




IMÁGENES DE LA PELÍCULA:






IMÁGENES DE LA RUEDA DE PRENSA DEL EQUIPO DE SORDO EN EL FESTIVAL DE MÁLAGA:



De izqda. a dcha., Imanol Arias, Olimpia Melinte, Asier Etxeandía, Alfonso Cortés-Cavanillas, Marian Álvarez, Hugo Silva y Stephanie Gil


El equipo de la película bromea con el parche en el ojo que es la seña de identidad del personaje de Olimpia Melinte





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