KUBRICK REVISADO (2): LA ETAPA NOIR


(¡¡¡ATENCIÓN!!! A lo largo del artículo, haremos varios spoilers de El beso del asesino y Atraco perfecto de Stanley Kubrick)

Tras la fase que comentamos en el anterior artículo, que tuvo lugar entre 1951 y 1953, en la cual realizó cuatro obras primerizas (tres cortos y un largo), a partir de 1955 Stanley Kubrick ya empieza a filmar sus primeras obras de madurez, para las que logró un paraguas fundamental: la distribución de la United Artists. Bajo el acuerdo con dicha compañía, Kubrick realizó tres largometrajes: El beso del asesino (1955), Atraco perfecto (1956) y Senderos de gloria (1957). Hoy, hablaremos de los dos primeros, los cuales comparten su condición de pertenecer al género negro y siguen fielmente las claves y mecanismos del mismo pero a los que Kubrick supo aportar unos rasgos autorales de personalidad que lo definen ya como director y que serán señas de identidad de toda su filmografía posterior.



En El beso del asesino, ya podemos percibir muchos de los rasgos del Kubrick más genuino


Cabe considerar El beso del asesino como el primer film en el que Kubrick brilla a gran nivel y en el que, además, emplea un estilo e inicia unas obsesiones temáticas que serán los que desarrolle a lo largo de toda su carrera: planificación metódica y rigurosa de todos los aspectos de la realización, perfección en las composiciones visuales, utilización frecuente de la profundidad de campo, reflexión sistemática sobre la violencia y el autoritarismo en las relaciones personales y sociales, peso de la inteligencia y el azar en el devenir de los acontecimientos, influencia de la estructura social en las decisiones individuales, exploración del lado oscuro de la psique… Si Day of the Fight, Flying Padre, Fear and Desire y The Seafarers eran obras en las que solo veíamos en algunos momentos ecos del Kubrick genuino, hay que convenir en que El beso del asesino es ya una película más que interesante y que, sin ser redonda, se percibe en ella una visión propia y muy personal del cine que será la que el director siga fielmente hasta Eyes Wide Shut.



Jamie Smith, Irene Kane y Frank Silvera dibujan un tenso triángulo en El beso del asesino


Como hemos dicho con anterioridad, El beso del asesino se acoge narrativamente al modelo noir más canónico y, así, la historia, que transcurre en Nueva York y que se articula a través de una compleja sucesión de flashbacks, gira en torno a un boxeador de segunda fila (Jamie Smith) que se enfrenta a un combate decisivo que, en caso de triunfo, lograría levantar su alicaída carrera. Desde su piso en un bloque de viviendas puede ver otro piso situado en un bloque de viviendas adyacente (ambos edificios solo se hallan unidos a través de la azotea), en el cual vive una mujer (Irene Kane) que se gana la vida bailando con hombres en un garito regentado por un gangster de medio pelo (Frank Silvera). La película desarrolla un tenso triángulo que se inicia por la atracción malsana que el gangster siente por su empleada, la cual manifestará a lo largo del film un comportamiento bastante ambiguo hacia su jefe. Dicha atracción le llevará a intentar violarla en el piso de ella, hecho que el boxeador, tras regresar a casa después de ser derrotado en el combate, contempla a través de su ventana e impide corriendo hasta la casa de la chica. Es así como entre el boxeador y la mujer se iniciará una relación sentimental, cerrando el último lado del triángulo. Durante el resto de la trama, el boxeador y la bailarina querrán iniciar una vida lejos de la capital neoyorquina pero el gangster hará todo lo posible por impedir la marcha de ambos. Si repasamos en la obra posterior del director, es difícil no encontrar un paralelismo en la relación establecida entre Jamie Smith-Irene Kane-Frank Silvera con la que Kirk Douglas-Jean Simmons-Laurence Olivier mantendrán en Espartaco.



Con El beso del asesino, Kubrick demuestra que domina todos los aspectos de la realización de un film, sabiendo integrar aspectos visuales, narrativos e interpretativos


En El beso del asesino, Kubrick se ocupó de la dirección, del montaje, de la fotografía y del guion, componiendo la música original de la película Gerald Fried quien, como ya dijimos en el anterior artículo, también se ocuparía de las bandas sonoras de Fear and Desire, Atraco perfecto y Senderos de gloria (no obstante, no toda la música que se oye en la película es de Fried, ya que también se incorpora bastante música jazz, de la que Kubrick era un experto, y que se acopla muy bien al tono y escenarios de la historia). Como se puede deducir, tras este film, el dominio de Kubrick de todos los aspectos técnicos del cine fue absoluto, lo cual le permitió construir obras audiovisuales totales en las que todos los aspectos de imagen, interpretación y narración encajaban perfectamente unos con otros logrando películas de impecable coherencia y perfección. Como ya hemos dicho, no podemos decir que, a pesar de la pericia técnica que Kubrick demuestra, El beso del asesino sea una película redonda. Sobre todo, desconcierta un momento del film en el que la protagonista suelta una larga parrafada con la voz en off contando su vida mientras una bailarina clásica ejercita una coreografía. Esta secuencia desequilibra todo el ritmo de la historia. Sin embargo, fue incluida en el film porque al mismo le faltaban 5-6 minutos para adquirir la categoría de largometraje y Kubrick no tuvo más remedio que llegar a la hora de duración para que la película adquiriera tal categoría y pudiera ser distribuida por la United Artists (al final, la duración de El beso del asesino fue de 1 hora y 4 minutos).



En El beso del asesino, Kubrick, aprovechando su experiencia como fotógrafo de la revista Look, hay unas deslumbrantes imágenes de la ciudad de Nueva York


Si por algo llama la atención El beso del asesino es por su impresionante factura visual. Toda la película tiene una espléndida fotografía de corte expresionista que, como ya dijimos, se pudo por primera vez en Kubrick en Flying Padre. En muy pocas películas Nueva York ha sido retratada tan impecablemente como se hace en esta película de Kubrick, ofreciendo algunos momentos deslumbrantes que están asociados, inevitablemente, a la experiencia del director como fotógrafo de la revista Look. En la escena del combate, el director aprovechó, a su vez, lo aprendido en el rodaje de Day of the Fight y apreciamos algunas composiciones que guardan un estrecho paralelismo con las de aquel corto. Hay, además, una inteligente utilización del espacio cinematográfico, aprovechando perfectamente las posibilidades que ofrecían los diferentes escenarios urbanos. Pero donde el director consigue la secuencia más impactante es en el clímax final de la historia, con el enfrentamiento final entre el boxeador y el gangster, que tiene lugar en un almacén de maniquíes y en el que hay tanto intensidad dramática como un clima visual de sorprendente inquietud y desasosiego.



Los carteles del combate se muestran en distintos lugares de la ciudad de modo similar a como Kubrick hizo al principio de su corto Day of the Fight


Los momentos previos a la pelea también se parecen mucho a los que se pueden ver en Day of the Fight pero mucho mejor rodados y encuadrados


Las imágenes del combate rodado para Day of the Fight fueron una ayuda esencial para la planificación de la secuencia de la pelea en El beso del asesino


El enfrentamiento entre el boxeador y el gangster en el almacén de maniquíes constituye el clímax de la historia y, en él, Kubrick consigue un momento de gran brillantez visual y fuerte intensidad dramática


Pero lo que a mí me sorprende especialmente es cómo enfoca Kubrick la dirección de actores. Ni Jamie Smith, ni Irene Kane, ni Frank Silvera (que ya trabajó para el director en Fear and Desire) saben encarnar a gran nivel sus personajes (especialmente, Silvera que, en algunos momentos, demuestra con creces que le han asignado un papel que le viene grande). Sin embargo, el director sabe aprovechar esas limitaciones interpretativas para convertirlas en reflejo de la mediocridad de los personajes, unos perdedores que luchan por escapar de sus vidas grises pero que lo único que parecen conseguir es hundirse más en su propia ciénaga, algo que pertenece a la idiosincrasia del noir más genuino. Al final, Kubrick opta por un happy end con el reencuentro entre el boxeador y la chica sellando su amor, algo que el realizador sabe plasmar con gran naturalidad al lograr darle a la escena un sorprendente toque documental al que ayuda que el rodaje tenga lugar en el escenario real de una estación ferroviaria.



Kubrick supo aprovechar perfectamente los escenarios urbanos reales donde rodó El beso del asesino


En definitiva, El beso del asesino es un título que, a pesar de sus altibajos e imperfecciones, aún hoy se deja ver con interés y que sigue atrayendo por el poder y fuerza de sus deslumbrantes imágenes. A pesar de sus pobres resultados comerciales, esta película fue de gran importancia para Kubrick, no solo por la experiencia acumulada en su realización, sino, sobre todo, porque un productor de la NBC,  James B. Harris, la vio, quedó sorprendido por su factura y decidió asociarse con el director, creando la productora Harris-Kubrick. Ello fue esencial para que la siguiente película de Kubrick, Atraco perfecto, se desarrollara bajo mejores condiciones de producción y le permitiera crear la que, sin duda, es su primera obra maestra. Tal como nos anuncia su título en español (el original es The Killing), este film relata un robo preparado hasta sus más mínimos detalles, un plan en el que no parece existir ningún error, pero que acaba viniéndose abajo por la condición humana y toda una serie de circunstancias fortuitas. Puede causar cierta sorpresa la afirmación pero Atraco perfecto es la película de Kubrick que más se parece a 2001: Una odisea del espacio ya que ambos títulos tienen en común el tema de los límites de la inteligencia humana. Si en la película de ciencia-ficción ello quedaba encuadrado dentro de la amplia perspectiva de la evolución del ser humano, en Atraco perfecto la temática quedaba plasmada en un microcosmos de personajes que, a pesar de moverse en un esquema perfectamente trazado, ven cómo acaban siendo juguetes del azar.



Los personajes de Atraco perfecto son meras piezas que creen controlar su destino cuando es el destino el que, realmente, les controla a ellos


Adaptando una novela del escritor estadounidense Lionel White, titulada Clean Break, en Atraco perfecto ya contó con un amplio equipo que cubrió los distintos aspectos del film. Además de la ya mencionada colaboración de Gerald Fried (que volvió a ver cómo su música era eficazmente acompañada de la utilización de jazz), en el guion participó nada menos que Jim Thompson, uno de los más importantes autores norteamericanos de novela negra de la posguerra. Las labores de montaje fueron encargadas a Betty Steinberg y la dirección de fotografía a Lucien Ballard, uno de los más reputados profesionales de la industria en dicho terreno, que participó en películas tan importantes como Laura (1944) de Otto Preminger, Berlín Express (1948) de Jacques Tourneur, Niebla en el alma (1952) de Roy Ward Baker, Cuatro páginas de la vida (1952) de Henry Hathaway, Howard Hawks, Henry King, Henry Koster y Jean Negulesco, El príncipe Valiente (1954), Los cuatro hijos de Katie Elder (1965), Nevada Smith (1966) y Valor de ley (1969) de Henry Hathaway, El asesino anda suelto (1956) y La ley del hampa (1960) de Budd Boetticher, La esclava libre (1957) de Raoul Walsh, Tú a Boston y yo a California (1961) de David Swift, Susan Slade (1961) de Delmer Daves, El más valiente entre mil (1967) y Los indomables (1970) de Tom Gries, El guateque (1968) de Blake Edwards y Grupo salvaje (1969), La balada de Cable Hogue (1970) y La huida (1972) de Sam Peckinpah. Es decir, sin duda alguna, uno de los mejores directores de fotografía de la historia del cine. Sin embargo, el conocimiento técnico de Kubrick provoco un choque con Ballard. Al principio del rodaje, a la hora de rodar un travelling lateral, Kubrick dio instrucciones a su director de fotografía sobre dónde montar los raíles para la cámara. Cuando Kubrick, después de atender otras tareas, volvió al set de rodaje, vio que los raíles se estaban montando más lejos de dónde él indicó, preguntó por los motivos. Ballard le dijo: “No importa, Stanley. Hacemos zoom con la cámara y no se notará la diferencia”. Kubrick le respondió: “Pero la perspectiva cambia”. Y, a continuación, sin alterarse, con absoluta tranquilidad, el director le dijo: “Mira, Lucien. Desmonta lo que estás haciendo y pon los raíles donde yo he dicho. Y si no lo haces así, vete y no vuelvas porque dejarás de ser el director de fotografía de esta película”. Lucien Ballard calló y siguió las instrucciones del director. Solo con 28 años, Kubrick era capaz de dar toda una lección de autoridad y mando nacida de su experiencia previa y del conocimiento acumulado.



Momento de Atraco perfecto que provocó un enfrentamiento entre Stanley Kubrick y su director de fotografía, Lucien Ballard


Varios aspectos de Atraco perfecto merecen ser destacados. El primero, su estructura narrativa. En vez de un relato lineal, el guion opta por una combinación de diferentes puntos de vista y por saltos adelante y atrás en el tiempo. Las diferentes líneas narrativas se mezclan y hasta se entrecruzan para ir comprendiendo las motivaciones de cada uno de los participantes en el atraco y para exponer los detalles del plan, que solo es explicado conforme el mismo se está ejecutando. Toda la película es así un enrevesado rompecabezas que el espectador tendrá que ir reconstruyendo en su mente, algo absolutamente insólito para tal nivel de complejidad en la década de los 50.



En Atraco perfecto, vamos viendo una serie de hilos inconexos que acaban formando una urdimbre aparentemente perfecta... pero que se acabará deshaciendo por toda una serie de circunstancias fortuitas


El segundo punto a mencionar es la factura visual del film. Frente a El beso del asesino, Atraco perfecto es menos preciosista, menos artística, teniendo a cambio un tono documental mucho más acentuado. Sin embargo, este decisión resulta mucho más eficaz al proporcionar mayor realismo a la trama y adaptarse a una narración en la que la caracterización de los personajes y la interpretación del reparto juegan un papel esencial en el desarrollo de la historia. De este modo, Atraco perfecto alcanza un nivel superior de excelencia que El beso del asesino, siendo una obra mucho más compacta y equilibrada y con un nivel de hondura mucho mayor.



El tono documental de las imágenes de las carreras de caballos en el hipódromo marcará el tono de Atraco perfecto


Ese tono documental será, asimismo, fundamental para dar plena verosimilitud a la esencia del atraco...


... y para generar en el espectador un hondo estremecimiento en la secuencia del tiroteo.


Finalmente, el tercer aspecto a resaltar es su impresionante reparto. Desde Sterling Hayden (el inolvidable Johnny Guitar) en el papel protagonista como máximo responsable del atraco, pasando por Coleen Gray, Jay C. Flippen, Ted de Corsia, Elisha Cook Jr., Mary Astor, Vince Edwards, Joe Sawyer o Timothy Carey, todos están espléndidos en sus personajes y conformando una galería de tipos humanos que explica, en gran medida, el resultado final del plan. El desolador desenlace de Atraco perfecto, fiel a uno de los principios del género negro, se puede explicar con la máxima de “los perdedores siempre pierden”. Pero es posible encontrar nuevos matices que solo un cineasta como Kubrick es capaz de concentrar en poco más de diez minutos. Está la explosión de violencia, que retrata el lado más oscuro del ser humano. Y, después de esta, aún se le da, como si de un héroe trágico se tratase, una oportunidad al personaje de Sterling Hayden. Pero dicha oportunidad no es más que una burla de los dioses que hacen que, por un ridículo incidente, la maleta con todo el botín vuelque camino del avión salvador y que todos los billetes vuelen por las pistas del aeropuerto. Frente a la inteligencia, el azar y los aspectos fuera de nuestro control. Igual que 12 años después HAL 9000 fracasará en su empeño de vencer a Dave Bowman, en Atraco perfecto el mecanismo aparentemente sin falla ideado por Sterling Hayden se vendrá abajo como un castillo de naipes, no dejándole otra opción que la rendición más humillante.

Sterling Hayden

Coleen Gray

Jay C. Flippen

Ted de Corsia

Elisha Cook Jr.

Mary Astor

Vince Edwards

Joe Sawyer

Timothy Carey


Tras la realización de Atraco perfecto, todo apuntaba a que Kubrick reunía todas las condiciones para convertirse en uno de los grandes. Y, como todos ya sabemos, supo cumplir con creces dichas expectativas. De eso seguiremos hablando en los próximos artículos.



El desenlace de Atraco perfecto no solo está marcado por el fatalismo propio del género negro sino por una idea central en el cine de Kubrick: la derrota de la inteligencia por el azar...




Comentarios