Aunque en esta edición del
Atlántida Film Fest, organizado por Filmin, hay gran cantidad de títulos
seleccionados (nada menos que 119), en Cine Arte Magazine seguimos revisando a
buen ritmo los films que integran las distintas secciones. Esperamos poder
comentar para nuestros lectores el mayor número posible de películas.
- Sección GENERACIÓN
El cine rumano es uno de los que
ha irrumpido con más fuerza en el siglo XXI, logrando que alcancen renombre
internacional directores como Cristian Mungiu – 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007), Historias de la edad de oro (2009), Más allá de las colinas (2012), Los
exámenes (2016)–, Calin Peter Netzer – Madre e hijo (2013),
Ana, mon amour (2017) –, Cristi Puiu –
La muerte del señor Lazarescu (2005),
Sieranevada (2016)– o Corneliu
Porumboiu – 12:08 al este de Bucarest (2006),
El tesoro (2015) –. En anteriores
ocasiones, el cine de Rumanía ya ha estado presente en el Atlántida Film Fest
y, aparte de El tesoro, hemos visto Toto y sus hermanas (2015) de Alexander
Nanau, Dogs (2016) de Bogdan Mirica, Ilegitim (2016) y The Fixer (2016) de Adrian Sitaru, Corazones cicatrizados (2016) y La nación muerta (2017) de Radu Jude.
En esta edición, nos llega Alice T.,
la última película de Radu Muntean, quien, con anterioridad, había dirigido,
por ejemplo, Martes, después de Navidad (2010).
Alice T. incide en muchos de
los rasgos habituales de la Nueva Ola Rumana: estricto realismo, ritmo pausado,
con importante presencia de planos-secuencia, mirada crítica hacia la realidad
social del país… Pero creemos que, en esta ocasión, el resultado no alcanza el
nivel de las obras más reputadas de esta cinematografía. Aunque el punto de
partida es interesante (una chica joven descubre que está embarazada y, aunque
la madre le recomienda que no tenga el niño, ella le insiste en que quiere
tener el bebé), posteriormente la película se diluye tras un giro inesperado
que solo tiene repercusión en el desenlace del film. Entre medias, la película
intenta retratar el entorno de la protagonista pero el conjunto se muestra
deslavazado y con escasa fuerza expresiva. Aunque bien interpretada por todo el
reparto (lo cual se convierte en el punto fuerte del film), al terminar de
verla nos quedamos con la sensación de que dentro de Alice T. hay una historia que ha quedado pendiente de relatar.
Este documental ya tuvimos
ocasión de verlo en el Festival Márgenes 2018 y, ahora, al revisarlo en el
Atlántida Film Fest 2019, hemos podido confirmar el enorme interés que alberga
este documental que es el primer largometraje de la realizadora Marina Lameiro.
El film sigue a cuatro jóvenes en situaciones y coyunturas muy diferentes y
sabe mostrar con gran sutileza y sabiduría ese momento vital en que la juventud
ha pasado, en que hay que poner en cuarentena los sueños que han guiado
nuestras biografías y hay que dejar paso a una madurez que haga adaptarnos al
entorno y que nos haga renunciar, posiblemente, a nuestras inquietudes más
profundas y queridas. Poco a poco, Young
& Beautiful se va impregnando de una suave melancolía que se convierte
en la señal de que una etapa de nuestras vidas ha pasado y hay que iniciar
otra, más serena pero, al mismo tiempo, mucho más tediosa y rutinaria, que solo
podrá ser ya animada por los recuerdos de una juventud que ha quedado atrás.
Acompañamos a este comentario, el
videoclip de la canción Young &
Beautiful de Lana del Rey, de la que toma el título el documental y de la
que hay una versión en acústico en el film.
- Sección POLÍTICA Y CONTROVERSIA
Este film belga nos ha recordado,
en muchos momentos, a Batalla en el cielo
(2005) de Carlos Reygadas, con esos personajes con los que el realizador
toma cierta distancia y que, a su vez, no parecen implicados en ningún momento
con la película, con esos movimientos de cámara que recorren, sin fin ni
objeto, rincones silenciosos e insustanciales de la ciudad, con esos diálogos
superficiales y rutinarios con los que la historia no parece avanzar hacia
ningún sitio, con esas subtramas desconectadas entre sí que no acaban
constituyendo un argumento sólido y compacto… Y ambas, detrás de ese aire
aparentemente deslavazado, esconden una mirada profundamente crítica con la
realidad retratada. Si en el film de Reygadas se trata de México y de sus
pilares socioculturales básicos, en el caso de Bas Devos es Bruselas, con su fragmentada
estructura social, todo su frío entramado burocrático y administrativo y la
soledad e incomunicación que amenazan constantemente a sus habitantes. La
capital belga es casi mostrada como una ciudad poblada de fantasmas en la que
el temor al yihadismo parece ser el único elemento común que comparten unas
gentes que son absolutamente conscientes de que su rutina diaria no conduce a
ningún porvenir dichoso y de que la aburrida calma que respiran no es más que
la fachada que esconde una violencia soterrada que es la que, en última
instancia, sostiene un estado de cosas del que ya nada cabe esperar.
Primera película española que
comentamos en la presente edición del Atlántida Film Fest. Desahuciados de Carlos Serrano Azcona se trata de un documental que
muestra los efectos de la crisis económica iniciada en 2008, cuando esta se
encontraba en su momento más agudo y miles de ciudadanos perdían sus casas al
no poder hacer frente a los pagos por alquiler o a las cuotas de sus préstamos
hipotecarios. Con un montaje tenso y fragmentado, en el que se combinan
diferentes tipos de imágenes y que acaban configurando un discurso claro,
contundente e inequívoco, Desahuciados,
más que un documental, acaba siendo un film que documenta una realidad de la
que aún no hemos escapado y para la que aún no sigue habiendo una solución
mínimamente satisfactoria. Se trata de una película que se deja ver por su
eficaz narrativa (que debe mucho a la aquilatada experiencia como montador del
director del film) aunque, quizás, muchos de los temas que trata ya los hemos
visto abordados en otras películas y documentales recientes por lo que
transmite una cierta e inevitable sensación de déjà vu.
- Sección DOMESTIK
Sin duda alguna, este film
húngaro es uno de los mejores títulos que hemos visto hasta ahora en esta
edición del certamen. Sería interesante compararla con la película italiana El padre de familia (1967) de Nanni Loy,
con Nino Manfredi y Leslie Caron, ya que, con una diferencia de más de medio
siglo entre ellas, es un ejercicio más que revelador el constatar que, a pesar
de todos los años que han pasado, la mujer sigue viviendo similares problemas
de cara a poder compatibilizar su trabajo con su vida familiar. Esta película, opera prima de Zsófia Szilágy, no solo
se centra en ese aspecto de su personaje protagonista (una magnífica Zsófia
Szamosi) sino que va más allá al acabar constituyendo una reflexión sobre las
cargas, más convencionales que lógicas, que nos impone el orden social
establecido y cómo determinan que unos proyectos de vida encuentren su espacio
para poder desarrollarse y otros muchos no. Y, a través de un guiño
verdaderamente sutil que se produce en una conversación entre la madre y su
hijo mayor, pone en relación ese orden con una estructura de poder autoritaria
que, lejos de ser una referencia meramente abstracta, apunta a elementos
concretos de la actual situación política de Hungría. En resumen, One Day es una obra brillante y una
muestra más de la calidad, variedad y versatilidad del cine húngaro y que
apunta a temas que, siendo actuales, encierran, a la vez, significados profundos
y válidos para cualquier época o lugar.
No recuerdo haber visto con
anterioridad ningún film suizo que proviniese de la zona italoparlante del país
por lo que, aunque solo sea por ese hecho, esta película ya despertaba
curiosidad por dicha circunstancia. Y hay que reconocer que nos hemos
encontrado con un thriller elegante y
preciosista que sabe manejar muy bien la intriga de la trama y que se aparta de
cauces convencionales y trillados. Aunque la ficha de la película dice que está
“a camino entre Charles Bukowski y David Lynch”, nada tiene que ver este film
con ninguno de estos dos autores. Siendo verdad que, al principio, la relación
entre los dos protagonistas, un hombre y una mujer, está teñida de un peculiar
carácter enigmático y hay una cierta extrañeza en las imágenes que van
articulando la historia, poco a poco iremos descubriendo las claves del
misterio y su mirada crítica hacia determinados aspectos de la realidad actual.
Aunque el principal defecto de la película es que acaba siendo excesivamente dispersa
y se deja ir en más de una ocasión por meandros narrativos que nada aportan al
tema principal, la historia que acaba articulando el film, y que gira en torno
a los conceptos de sacrificio y redención dentro de la relación amorosa,
alcanza la suficiente potencia como para que el conjunto nos deje, al final del
visionado, buen sabor de boca.
- Sección MEMORIA HISTÓRICA
Monumental biopic del escritor alemán Bertolt Brecht, dirigido por Heinrich
Breloer, quien en 2008 realizara Los
Buddenbrook, adaptación de la novela de Thomas Mann. Durante más de tres
horas, revisamos la vida de uno de los autores más importantes y
revolucionarios del siglo XX en dos intervalos temporales claramente
diferenciados. En el primero, desde el inicio de la I Guerra Mundial hasta su
exilio de Alemania con la llegada del régimen nazi, en la que el papel del
escritor lo asume el actor Tom Schilling – a quien hemos visto con anterioridad
en Oh Boy (2012) de Jan Ole Gerster–.
En el segundo, tras su regreso a la República Democrática Alemana (la Alemania
del Este), donde acabó fundando la compañía teatral Berliner Ensemble, en el
que el papel del escritor es interpretado por Burghart Klaussner – que ha
participado en, entre otros muchos films, en Good bye, Lenin! (2003) de Wolfgang Becker, La cinta blanca (2009) de Michael Haneke, Tren de noche a Lisboa (2013) de Bille August, Diplomacia (2014) de Volker Schlöndorff, 13 minutos para matar a Hitler (2015) de Olivier Hirschbiegel, El caso Fritz Bauer (2015) de Lars
Kraume o El puente de los espías (2015)
de Steven Spielberg–. La película muestra la trayectoria literaria pero, sobre
todo, personal y política del autor, mostrando sus contradicciones y sus
ambigüedades, alejándose del tono laudatorio y ofreciendo una visión objetiva
en la que somos testigos tanto del lado luminoso como oscuro de Bertolt Brecht.
El film tiene formato de docuficción, es decir, incluye en su desarrollo
entrevistas a los personajes reales que aparecen interpretados en forma de ficción
a lo largo de la trama. Hay que admitir
que el conjunto de la película es imponente y que atrae al evitar caer en la
hagiografía pura y simple. Al mismo tiempo, traza una explicación convincente
de la evolución del autor y cómo la experiencia de la I Guerra Mundial, el
fracaso de la República de Weimar, el exilio huyendo de los nazis y su paso por
el Comité de Actividades Antiamericanas le llevaron a su adhesión al régimen de
la Alemania del Este. Pero no es menos verdad que el film nos deja con cierta
sensación de superficialidad: conocemos los hechos exteriores del personaje
pero este, en gran medida, termina siendo un gran desconocido del que
terminamos sin saber sus impulsos y motivaciones interiores.
Este documental, de nacionalidad conjunta entre Letonia, Estados Unidos y Alemania, tiene un punto de partida interesante: la indagación que la hija de un embajador soviético (desafecto al régimen y que acabó pidiendo asilo político en Estados Unidos) realiza sobre su padre. El punto principal de interés de la historia radica en los momentos en los que se narra cómo fue el proceso por el que el embajador logró eludir la vigilancia impuesta por las autoridades de la URSS y se entregó al FBI y en explicar cómo los sentimientos ante esa decisión, lejos de ser alegres y esperanzados, están inundados por la angustia causada por haber roto con tu biografía e identidad anteriores y por tener que afrontar una nueva (y completamente incierta) vida. Sin embargo, fuera de estos elementos, que ocupan la parte media del film, el interés se diluye en el resto de la película, que, posiblemente, hubiera tenido mejor acabado si hubiera quedado en un mediometraje o cortometraje documental que se hubiera centrado en los aspectos verdaderamente interesantes.
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