Estamos ya en el tramo final de
la cobertura del Atlántida Film Fest 2019 y nos centramos ya exclusivamente en
las secciones MEMORIA HISTÓRICA y MUROS Y FRONTERAS. Portugal, Brasil, Reino
Unido, Cabo Verde, Ucrania, España, Guinea-Conakry y el mundo entero, de la
mano de una famosa fotógrafa de guerra, son nuestros próximos destinos.
- Sección MEMORIA HISTÓRICA
Rabia es un brillante film portugués, adaptación de la novela Seara de Vento de Manuel Fonseca,
publicada en 1958 y que es todo un clásico de la literatura lusa contemporánea.
Realizada con una espléndida fotografía en blanco y negro, esta película,
narrada con un realismo sobrio y descarnado, relata las duras y opresivas
condiciones de vida existentes en el medio rural portugués e introduce un
inteligente mecanismo en la narración al mostrar, durante los primeros quince
minutos, el desenlace y exponer, a continuación, los hechos que conducen al
mismo, lo cual se convierte en un medio que incrementa considerablemente el
potencial expresiva del conjunto. Film que, en el aspecto visual, sabe utilizar
con gran habilidad el contraste entre los claroscuros y, en el narrativo, es
capaz de ser, a la vez, preciso y conciso, Rabia
es otro de los títulos que nos ha sorprendido muy gratamente en la actual
edición del certamen.
Tras la realización de dos
documentales, la directora brasileña Flavia Castro realiza un estupendo debut
en el cine de ficción con una película producida por Walter Salles y que,
conforme se desarrolla, recuerda al film Un
mundo aparte (1988) de Chris Menges, en la medida en que ambos títulos tienen
en común que su joven protagonista va mostrando un creciente desapego en
relación al activismo político de sus padres. Durante los años de la dictadura
militar en Brasil, y tras ser dictada una amnistía, unos refugiados políticos
que viven en París deciden volver a su país, a pesar de las dudas y reticencias
de su hija mayor, Joana, interpretada por una fabulosa Jeanne Boudier. Retrato
sensible, sensual y emocionante de los años de transición entre la infancia y
la juventud que encierra gran cantidad de virtudes, como su sutileza narrativa,
su fina sensibilidad para la captación de detalles y matices. su preocupación por la búsqueda de las raíces y las circunstancias del pasado y la sabia
decisión de optar por un desenlace abierto e incierto como metáfora de la
realidad y la vida, Deslembro es una
magnífica película que nos invita a seguir con atención la futura carrera de
Flavia Castro, otra representante más del actual dinamismo del cine que se hace
en Brasil.
Incluimos dos canciones que
forman parte de la banda sonora de la película:
Otra de las grandes sorpresas de
este certamen. Inclasificable creación del realizador británico Paul Wright,
quien, con anterioridad, había realizado el largometraje de ficción Vivir en peligro (2013) y que, en esta
ocasión, se lanza a construir un arriesgado y fascinante poema visual en la
que, a partir de materiales audiovisuales previos, en un genial ejercicio de found footage,
aquellos acaban mostrando una visión insólita y heterodoxa del alma del Reino
Unido. Arcadia bucea en el lado
oculto del país, a través de sus fiestas populares, de sus movimientos contra
corriente y, con el círculo de Stonehenge como centro simbólico del discurso, muestra
demonios que salen a pasear aprovechando los resquicios que deja el orden establecido,
impulsos de huida de la civilización para disfrutar de la naturaleza en plena
desnudez e intuiciones de que el universo sigue un ciclo de explosión-implosión
que se repite eternamente. Con un ligero aire de familia con el documental
español Lejos de los árboles (1972)
de Jacinto Esteva, Arcadia opta por
una visión diferente para retratar todo aquello que es invisible pero que
presentimos por debajo de la realidad aparente y sabe hacerlo con un talento
visual y narrativo apabullante y abrumador que nos deja sin aliento una vez que
el film acaba… o empieza.
Documental sobre la figura de la
fotógrafa de guerra Christine Spengler, de la que conocemos su vida y su
carrera profesional recorriendo conflictos bélicos en Chad, Vietnam, Camboya, Irlanda
del Norte, Líbano, Nicaragua, Irán, Kosovo, Irak y Afganistán. La película no
se limita a ser una revisión de la obra de la reportera sino que se adentra en
sus relaciones e influencias familiares, en su visión del mundo, en su
psicología interior y en la construcción de su pensamiento estético para
proporcionarnos las claves de unas imágenes que buscan, más allá del dolor,
encontrar un hálito de esperanza en medio del dolor y la destrucción.
- Sección MUROS Y FRONTERAS
Película portuguesa rodada en
Cabo Verde, su argumento viene a ser el mismo que el de Broken Flowers (2005) de Jim Jarmusch, solo que en términos
invertidos. Es decir, si en la película protagonizada por Bill Murray, este,
habiendo recibido la noticia de que tenía una hija de la que no sabía su
existencia, decide visitar a todas las mujeres con las que ha tenido una
relación para averiguar quién es la madre, en Djon Africa un caboverdiano que vive en Portugal encuentra un hilo
del que tirar para poder averiguar quién es su padre y decide ir a su país de
origen para ir en su busca. Tan próximas están las tramas que hasta las escenas
finales de ambos films tienen un parecido evidente. La película sabe retratar
de forma preciosista los bellos paisajes de Cabo Verde pero todo su argumento
avanza a trompicones, mezclando tonos y ritmos con cierto desorden, haciendo
que todo el conjunto quede caótico y deslavazado.
La primera mitad de esta película
recuerda a Jo, qué noche (1985) de
Martin Scorsese, solo que si en dicho film se nos contaba la historia de un
neoyorquino que se quedaba atrapado en plena noche en un conflictivo barrio de
la ciudad, en Volcano se trata de un
funcionario de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en
Europa) que queda aislado en un perdido pueblo ucraniano en pleno conflicto del
país con Rusia. Poco a poco, el protagonista ve cómo su situación se complica y
va adentrándose en un pozo sin escapatoria. Pero, a mitad de película, el
argumento da un inteligente giro y muestra como el personaje principal intenta
adaptarse a un entorno hostil y extraño para acabar trazando una sutil pero potente
y desoladora metáfora sobre la dificultad de integración y convivencia entre
culturas diferentes y enemistadas.
Otra de las joyas inesperadas del
certamen. Este film hispano-argentino es otra muestra de las propuestas, cada
vez más frecuentes, que se mueven en ese amplio y gris territorio existente
entre el documental y la ficción. Porque Figuras
es, fundamentalmente, documental pero, sin ocultarlo ni enmascararlo,
ficcionaliza determinados tramos de la historia para que esta alcance pleno
sentido, hondura y potencia expresiva. Historia de una pareja que, estando ya
en la tercera edad, se enfrenta a sus enfermedades y a la incapacidad
burocratizada de los servicios sociales, Figuras
sabe conjugar grandes momentos de emoción, hondura y precisión narrativa,
logrando contar una historia inolvidable con unos personajes reales y potentes
y todo ello con una sorprendente sencillez que no es más que la sabiduría para
brindarnos una historia depurada que ofrezca a los espectadores lo esencial y
más auténtico de la misma.
Xavier Artigas y Xapo Ortega
marcaron un hito en el documental de este país con Ciutat morta (2014) y, ahora, siguen en su línea como autores con
este film que indaga en la muerte de un emigrante de Guinea-Conakry, Idrissa
Diallo, de 21 años, en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Barcelona
en enero de 2012. Ante la imposibilidad de ahondar en las extrañas
circunstancias del fallecimiento, la película sabe convertirse en algo
distinto, en el retrato del farragoso proceso por el que el cadáver de Idrissa
vuelve a su país, junto a su familia y a su pueblo y tiene lugar, en la medida
de lo posible, una especie de proceso de reparación al olvido y la indiferencia
con que su caso fue tratado, y se siguen tratando otros similares al suyo, con
los CIEs como ojo del huracán de las más agrias polémicas y controversias.
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