TÍTULO: Sombra. TÍTULO ORIGINAL:
Ying. AÑO: 2018.
NACIONALIDAD: China-Hong Kong. DIRECCIÓN: Zhang Yimou. GUION: Li Wei y Zhang Yimou. MONTAJE: Zhou Xiaolin. DIRECCIÓN
DE FOTOGRAFÍA: Zhao Xiaoding. MÚSICA ORIGINAL: Loudboy. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Deng Chao, Sun Li, Zheng Ryan, Wang Qianyuan, Wang
Jingchun, Hu Jun, Guan Xiaotong, Wu Lei. DURACIÓN: 116 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL:
https://www.vertigofilms.es/movie/sombra/. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/sombra.
Posiblemente, la gran pregunta
que hay que hacerse sobre el cine de Zhang Yimou es si las dos vertientes que
se dibujan nítidamente en su filmografía son realmente dos o, en última
instancia, es una única línea narrativa. Porque, efectivamente, por un lado,
nos encontramos en su obra con películas que tienen una intención de retratar
realidades históricas, sociales y políticas – como Sorgo rojo (1987), La
linterna roja (1991), Qiu Ju, una mujer china (1992), ¡Vivir! (1994), La joya de Shangai (1995), Ni
uno menos (1999), El camino a casa (1999),
Happy Times (2000), Amor bajo el espino blanco (2010), Las flores de la guerra (2011), Regreso a casa (2014) – y, por otro, historias de carácter épico y fantástico en las que las
escenas de acción, con grandes enfrentamientos y grandes batallas, tienen un
protagonismo esencial – Hero (2002), La casa de las dagas voladoras (2004), La maldición de la flor dorada (2006), La gran muralla (2016) –.
Y, aunque en otros casos, podríamos concluir que son dos facetas claramente
diferenciadas, tratándose de China, de un país donde la censura sobre temas
políticos tiene un peso específico y determinante, resulta difícil responder si
las fantasías épicas de Zhang Yimou encierran algún tipo de intencionalidad
crítica que se nos escapa.
Si hemos hablado hasta ahora de
la “dualidad” en el cine de Yimou, “dualidad” que se produce, además, en un
país que se rige por la famosa máxima de Deng Xiaoping de “un país, dos
sistemas”, hay que añadir que su último film, Sombra, que se inscribe en la línea de las fantasías épicas, gira,
casi podríamos decir que de forma obsesiva, en torno al número 2 (el ying y el yang). No es el primer caso en la historia del cine. Ya ocurría
en Extraños de un tren (1951) de
Alfred Hitchcock, Tinieblas (1970) de
Basil Dearden, El último tango en París (1972)
y Novecento (1976) de Bernardo
Bertolucci, El hombre herido (1983)
de Patrice Chéreau, Enemy (2013) de
Denis Villeneuve o Ana de día (2018) de Andrea
Jaurrieta.
Pero, en el caso de Sombra, esta
preocupación atraviesa todo el film desde el primer segundo del metraje hasta
el momento final. Por lo tanto, hay que sospechar que, por debajo de esta
intensa y frenética historia que tiene lugar en la China de los siglos II-III
d. de C, se esconde una fábula cuya moraleja quizás se nos escape.
Sombra nos cuenta el enfrentamiento entre dos reinos que se
disputan una ciudad estratégica y que han llegado a un precario acuerdo de paz para
que uno de ellos la mantenga bajo su control. A partir de esta premisa, la
película de Zhang Yimou despliega un complejo relato en el que las luchas de
poder, los enmascaramientos, las medias verdades y los dobles juegos son los
hilos que dibujan un intrincado tapiz del que el espectador solo descubrirá su
entramado conforme el metraje avance y la película revele todas sus cartas.
La película, más que la acción
frenética pura, decide desarrollar la historia a través de sutiles giros que llevan
a que se tarde una hora y quince minutos en poder ver secuencias de batallas y
peleas propias del género (que acaban siendo, de todos modos, bastante
originales y sorprendentes), prefiriendo que el film recorra un sendero
retorcido y complicado en el que los personajes van desvelando su auténtica
condición hasta que se produzca el clímax final en el que todos los conflictos
van a conocer su desenlace. Con una impresionante factura visual que llega en
determinados momentos al delirio, pero sin perder nunca una deslumbrante
elegancia, Sombra es una película
capaz de huir de los cánones del género de acción para llegar a una última
escena anticlimática, enigmática en cuanto al punto de vista que nos
proporciona, pero que encierra, quizás, el último sentido de la historia:
retratar el estupor del espectador ante las oscuras maniobras de un poder que,
moviéndose de forma sempiterna en las tinieblas, acaba resolviendo la partida
en una última jugada etérea y escurridiza que, en su levedad, acaba reflejando
la incertidumbre que siempre implica el azar y el destino.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
IMÁGENES DE LA PELÍCULA:
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