TÍTULO: El libro de imágenes. TÍTULO ORIGINAL: Le livre d’image. AÑO: 2018. NACIONALIDAD:
Francia-Suiza. DIRECCIÓN, GUION Y MONTAJE: Jean-Luc Godard. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Fabrice Aragno. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.avalon.me/distribucion/catalogo/el-libro-de-imagenes-le-livre-d-image.
Si nos hubiéramos preguntado por
la trayectoria de Jean-Luc Godard hace cincuenta años, la respuesta que hubiéramos
obtenido no hubiese tenido nada que ver con la que ahora podríamos dar. Pero,
incluso, si hace treinta años hubiésemos reflexionado sobre ello, tampoco
nuestra conclusión coincidiría en absoluto con lo que ahora podríamos pensar
sobre la evolución de la obra del realizador franco-suizo. Ello da fe de que
Godard nunca se ha querido conformar con los logros obtenidos y siempre ha
querido dar un paso más allá, adentrarse en territorios inexplorados y, sin
mapas ni brújulas ni astrolabios, recorrerlos en la más completa intemperie
estética, en la ausencia total de marcos referenciales, para hallar nuevos
caminos y nuevas posibilidades expresivas.
En la historia del séptimo arte, Godard
es, sin duda, el gran indagador en las esencias y naturaleza del lenguaje
cinematográfico. Primero, como crítico de Cahiers
du Cinéma y como autor de las célebres Histoire(s)
du cinéma. Después, como uno de los realizadores emblemáticos de la nouvelle vague, con títulos (Al final de la escapada, Una mujer es una
mujer, Vivir su vida, El soldadito, Los carabineros, El desprecio, Banda
aparte, La mujer casada, Lemmy contra Alphaville, Pierrot, el loco, Masculino,
femenino) que, saltando de género
en género, de enfoque en enfoque, de perspectiva en perspectiva, le sirvieron
para aprehender mecanismos, dominar códigos y ayudar a desenvolverse con
fluidez en diferentes formas y estructuras comunicativas. Posteriormente, como
director asentado en la heterodoxia permanente, tanto en forma como en fondo,
con un manifiesto afán retador y provocativo (2 ou 3 choses que je sais d’elle, La chinoise, Week-End, Todo va bien, Que se salve quien pueda (La
Vida), Pasión, Nombre: Carmen, Yo te saludo, María, Detective, King Lear).
Finalmente, en la etapa actual (que podríamos decir que empieza con el film Nueva ola, en el año 1990), como
realizador con un voluntad obsesiva y sistemática de ir disolviendo el lenguaje
cinematográfico tal como lo entendemos y de romper con cualquier referencia
convencional o heredada de otras disciplinas como el teatro y la literatura
(ahí están para demostrarlo Film socialisme
o Adiós al lenguaje para demostrarlo).
El libro de imágenes es la última
estación (hasta el momento) de este viaje, que, aunque pueda parecer críptico e
inexplicable, alberga en su seno una indudable coherencia.
El libro de imágenes es una catarata de fragmentos visuales que
tiene como fondo un conjunto de textos aparentemente deslavazado y
descoordinado pero que acaban constituyendo (imágenes y textos) un discurso nítido
y contundente sobre la conexión de las formas expresivas con realidades de un
momento concreto y determinado. Por ello, si queremos hacer emerger una
realidad diferente, ello está asociado, inevitablemente, a la aparición de un
nuevo lenguaje narrativo porque, de mantenerse el lenguaje aceptado, eso solo
lleva a consolidar y ratificar la realidad previa existente, la realidad de la
que ese lenguaje nació. “Los límites del lenguaje son los límites de mi mundo”,
que decía Wittgenstein y Godard, en su búsqueda solo aparentemente absurda,
late el afán de estirar unos límites que nos encajonan en un contexto
irrespirable y de hacer posible una nueva realidad que supere los lastres y
deficiencias de la realidad actual.
Lejos de convertir la tesis en
materia acartonada exclusiva de un film reducido a su mensaje, Godard sabe
convertir su obra en un ente vivo gracias a la utilización de fragmentos de
películas ampliamente conocidas junto a otros de títulos más minoritarios junto
a imágenes reales, teniendo Godard la habilidad de revelar en ellas una íntima
conexión a partir de la cual hace desplegar sus ideas y pensamientos. Tópicos,
prejuicios e ideas preconcebidas, por un lado, e imágenes icónicas, por otro,
adquieren una extraña simbiosis, una interrelación íntima como plasmación de la
moraleja de esta fábula enloquecida que pretende desmontar todo lo que creemos
saber sobre el cine y el mundo para hacernos partir de cero y asumir que no
sabemos nada porque todo cambia, todo muta y lo que ha de venir no tiene nada
que ver con lo que fue y necesita, por ello, de otros modos, de otras palabras
y de otros códigos que, en el momento actual, solo somos capaces de entrever e
intuir pero que están por nacer y desarrollarse. Por ello, Jean-Luc Godard crea
esta película desde la descomposición y no desde la certeza de lo ya adquirido
porque lo que se ha de adquirir aún no existe.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
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