TÍTULO: Un asunto de familia. TÍTULO ORIGINAL: Manbiki kazoku. AÑO: 2018. NACIONALIDAD: Japón.
DIRECCIÓN, GUION Y MONTAJE: Hirokazu Kore-eda. MÚSICA ORIGINAL: Haruomi Hosono.
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Ryûto Kondô. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Lily Franky, Andô Sakura, Matsuoka Mayu, Kiki Kirin, Kairi Jyo,
Sasaki Miyu, Ikematsu Sôsuke. DURACIÓN: 121 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL:
http://www.golem.es/distribucion/pelicula.php?id=427. ENLACE EN FILMIN: https://www.filmin.es/pelicula/un-asunto-de-familia.
Uno de los temas centrales del
cine japonés en general y, en particular, el de Hirokazu Kore-eda, abordado
desde perspectivas y géneros muy diferentes, es el de la familia y, en especial,
los cambios experimentados en el seno de la misma desde el final de la II
Guerra Mundial hasta nuestros días. Basta recordar películas niponas como El intendente Sansho (1954) de Kenji
Mizoguchi, Cuentos de Tokio (1953), Primavera precoz (1956), Crepúsculo en Tokio (1957), Flores de equinocio (1958), Otoño tardío (1960) y El otoño de la familia Kohayagawa (1961)
de Yasujiro Ozu, El infierno del odio (1963)
de Akira Kurosawa, Mitasareta seikatsu
(1962) de Susumu Hani, La balada de
Narayama (1983) de Shohei Imamura, Despedidas
(2008) de Yojiro Takita, Una familia
de Tokio (2013), La casa del tejado
rojo (2014), Maravillosa familia de
Tokio (2016) y Verano de una familia
de Tokio (2017) de Yôji Yamada, para recordarlo con rotundidad y sin asomo
a la duda. Hablando, en concreto, del cine de Kore-eda, Nadie sabe (2004), De tal
padre, tal hijo (2013), Nuestra
hermana pequeña (2015) y Después de
la tormenta (2016) giran en torno a la puesta en cuestión del concepto
tradicional de familia y la aparición de nuevas formas de convivencia y de
establecimiento de lazos afectivos.
Un asunto de familia empieza cuando un padre y su hijo, tras
efectuar unos pequeños hurtos en un supermercado, ven a una niña pequeña a la
intemperie sin que nadie, aparentemente, esté al cargo de ella. Se la llevan a
su casa y, poco a poco, se va integrando en la familia sin que eche de menos a
quienes hayan podido ser sus padres. Conforme avanza la trama, comprobaremos
que nada es lo que parece y, tras un sorprendente giro final, nos llevaremos
una gran sorpresa que nos conduce directamente a la moraleja de lo que acaba
siendo, finalmente, una sutil y compleja fábula moral.
Un asunto de familia, dentro de su mirada serena y aparentemente
apacible, esconde una profunda y amarga crítica a la actual situación social de
Japón, en la cual los marginados y quienes se ven sumidos en la pobreza no
tienen posibilidad de salir de su situación y tienen que encontrar sus propias
vías y maneras para salir adelante y solucionar sus problemas. La película
guarda en su interior fuertes y certeros aguijonazos contra muchos y muy
variados temas: las carencias afectivas dentro de la institución familiar, la
especulación inmobiliaria, la banalización del sexo, la falta de solidaridad
entre los miembros menos privilegiados de la sociedad, la hipocresía colectiva
y la brecha existente entre la imagen pública que se transmite y la realidad
que existe detrás de esa fachada aparentemente impoluta e intachable, la
inocuidad de la acción de los poderes públicos… Muchas de las cuestiones que se
plantean, lejos de circunscribirse al panorama de la sociedad japonesa, pueden
ser perfectamente extensibles al existente en la mayoría de las sociedades
desarrolladas.
El cine de Kore-eda tiene una
mirada limpia y cristalina y su narración fluye al ritmo que marca el alma de
la historia y la evolución vital y espiritual de los personajes, sin prisas y
sin que el relato se vea afectado por ningún tipo de truco o artificio formal o
visual especialmente enrevesado (de hecho, el principal truco narrativo que nos
lleva al gran secreto que esconde la película es tan sutil que pasa prácticamente
desapercibido incluso cuando el mismo se revela). Cercano a los postulados del
neorrealismo (de, pongamos, un Vittorio de Sica, por ejemplo), el espectador,
más que presenciar una película, se acaba instalado en ella, en el pequeño
salón de la minúscula casa de los protagonistas, en sus andanzas por las calles
como si fueran personajes de una de nuestras novelas picarescas del siglo XVII,
en sus momentos de ocio y diversión y con la cámara mirándoles siempre a los
ojos en consonancia con la profunda actitud humanista de Kore-eda.
Más allá de los estereotipos
establecidos, Un asunto de familia demuestra
que, muchas veces, fuera de las reglas y normas socialmente aceptadas se pueden
cumplir de mejor forma los fines que esas reglas y esas normas buscan alcanzar,
las cuales devienen inútiles e innecesarias cuando la sociedad que las impone
olvida atender a los sentimientos del ser humano y a los sufrimientos y pesares de los más
débiles y desfavorecidos.
TRÁILER DE LA PELÍCULA:
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