EL RETO ATLÁNTIDA FILM FEST 2018 (y 14)



Antes del post: 79 películas comentadas - 4 películas sin comentar

Pues el Atlántida Film Fest 2018 ha llegado a su fin y ya puedo decirlo: ¡¡¡ HE SUPERADO EL RETO !!! Efectivamente, tras las 4 películas que comentamos en este post he logrado escribir la reseña de las 83 películas del certamen. Ha sido difícil pero fascinante. El recorrido por cinematografías tan diversas y diferentes ha sido un alimento esencial para que mi mirada cinéfila siga estando fresca y abierta a nuevos enfoques y planteamientos. Para acabar, acompañaremos a una Premio Nobel de literatura en su búsqueda de qué es el amor, descubriremos los casos en los que lo "ecológico" es pura propaganda, viviremos las dificultades de una trabajadora francesa que cambia de país tras la deslocalización de la fábrica donde está empleada y terminaremos conoceremos la difícil experiencia de un "sin papeles" por las calles de Barcelona.


Si quieren acceder a las 83 reseñas del Festival, pinchen AQUÍ.

- Sección POLÍTICA Y CONTROVERSIA:

Lyubov, amor en ruso de Staffan Julén


Siempre se dice que todo escritor que gana el Premio Nobel deja de escribir porque, entre invitaciones, conferencias y agasajos, ya no le queda tiempo para nada. En el caso de Svetlana Alexievich, no nos queda claro si dicha afirmación es cierta ya que, a lo largo de está película, confiesa que está escribiendo un libro sobre el amor (del que Lyubov, amor en ruso viene a ser una derivación) y otro sobre la muerte. Lo cierto es que, antes que estos libros aparezcan editados, tenemos un documental sobre el primero de ellos, lo cual no deja de ser una estimulante curiosidad ya que no es habitual que toda una Premio Nobel en persona nos guíe a través de una serie de entrevistas para intentar descubrir qué es eso a lo que llamamos "amor". Sin embargo, se llega a esta búsqueda a partir de una pregunta previa: ¿por qué en Rusia (incluida su literatura) se habla tan poco de la felicidad. como si el dolor y el sufrimiento formaran parte esencial del alma de este inmenso país? Aunque no nos demos cuenta de ello, la búsqueda de la felicidad se convierte en la meta oculta de este recorrido en el que, poco a poco, el impactante testimonio de Volodya, el artista, se acaba constituyendo en la viga maestra de un documental que responde a las preguntas planteadas muy al modo ruso y muy al modo Alexievich, reconociendo que la realidad es inabarcable y, por tanto, sólo aprehensible desde una intuición que raya en lo místico.

La mentira verde de Werner Boote


Este documental austríaco dirigido por Werner Boote, que ya se lanzara a advertirnos sobre el poder de las grandes corporaciones en Plastic Planet (2009) y Nos vigilan (2015), se centra en las medias verdades que supone la propaganda de las empresas transnacionales que se lanzan a hablar continuamente de sus logros en "sostenibilidad medioambiental", "energías renovables" y "productos ecológicos" cuando, en realidad, siguen haciendo un daño continuo al entorno y al medio ambiente. Aunque el documental intenta emular el tono y los logros de grandes documentalistas actuales como Michael Moore, Morgan Spurlock o Laura Poitras, no siempre alcanza el nivel de los mismos pero hay que admitir que la pareja que nos guía por los distintos ejemplos de mentiras medioambientales (el propio director y la experta en medio ambiente Kathrin Hartmann) sabe llevarnos con buen ritmo a través del film y que este logra apuntarse algunos tantos como recoger la entrevista a Noam Chomsky, los sucesos en la junta de accionistas de RWE o las dudas ante sus preguntas en la conferencia empresarial sobre el aceite de palma. Lastrado un poco porque acaba dominado por su condición de "documental de tesis", no es menos verdad que tiene la virtud de suscitar la reflexión y el sentido crítico en el espectador de un modo muy saludable.


- Sección MUROS Y FRONTERAS:

Atrapa el viento de Gaël Morel


El primer tercio (y algo más) de esta película me recordó en muchos momentos a Paulina (2015) de Santiago Mitre, remake a su vez de La patota (1960) de Daniel Tinayre, en la medida en que su protagonista (una espléndida Sandrine Bonnaire) toma una serie de decisiones que no acabamos de comprender (aunque, frente a lo que sucede en la película argentina, aquí si que acaba existiendo una explicación). Frente a ello, dos dimensiones diferentes acaban dominando la trama del film. Por un lado, el retrato del proceso de deslocalización de una fábrica que, con el fin de reducir costes, pasa de Francia a Marruecos. Por otro, la descripción de un proceso de cambio personal llevado a cabo para superar el vacío y la frustación. Al final, la película acaba siendo un alegato de la idea de que el verdadero lugar que nos corresponde está dentro de nosotros mismos y que la vida consiste en encontrar el emplazamiento físico donde ese lugar interior cobra todo su sentido. Emoción y análisis se acaban combinando para crear una película ágil, entretenida, equilibrada y reflexiva, que es difícil que no deje buen sabor de boca a todo tipo de espectadores.

Waiting for Barcelona de Juho-Pekka Tanskanen



Este documental finlandés que se desarrolla en Barcelona va siguiendo la pista de un inmigrante "sin papeles" que sufre la presión continua del miedo por tener que abandonar el país y de la necesidad de hacer dinero realizando las más diversas actividades (desde la búsqueda de chatarra al top manta). Como sucede en la ya comentada Sotobosque, el tono y concepto de Waiting for Barcelona se emparenta con el de otros dos documentales que se pudieron ver en el certamen del año pasado del Atlántida Film Fest, Dreaming for Denmark (2015) de Michael Graversen y The Last of Us (2016) de Eddine Slim, en su retrato del laberinto burocrático que, realmente, no tiene salida ni solución y en la progresiva conversión del inmigrante indocumentado en un "fantasma" que no acaba teniendo ni lugar ni espacio ni destino en una sociedad que le da la espalda. Con una magnífica y expresiva fotografía en blanco y negro, Waiting for Barcelona es una película que nos araña y que nos acaba doliendo porque su trama es la de un día a día que preferimos ignorar.

Para terminar la cobertura del Festival, hay que hablar, por un lado, del palmarés, el cual está formado por TRES títulos: No intenso agora de Joao Moreira Salles ha ganado el Premio de la Crítica, El caso Kurt Waldheim de Ruth Beckermann ha ganado el Premio del Público y Samantha Hudson, una historia de fe, sexo y electroqueer de Joan Porcel ha sido la película más vista del Festival.



Por otra parte, no puedo dejar de recoger mi particular palmarés, donde voy a recoger mis 20 películas preferidas del Festival (la lista no está en ningún orden de preferencia):

Sarah Plays a Werewolf de Katharina Wyss
Yo la busco de Sara Gutiérrez
Desaparecer de Josecho de Linares
Colo de Teresa Villaverde
Son of Sofia de Elina Psikou
Sami Blood de Amanda Kernell
The Wild Boys de Bertrand Mandico
Queerama de Daisy Asquith
Soy un asesino de Maciej Pieprzyca
Porno e libertà de Carmine Amoroso
No intenso agora de Joao Moreira Salles
A Violent Life de Thierry de Peretti
Luz de agosto en Gijón de Alejandro Nafría
La noche cae sobre Grecia de Sylvain L'Espérance
The Great European Cigarette Mistery de Jeppe Ronde
El venerable W. de Barbet Schroeder
Entre la ola y la roca de Manuel Lógar
Banksters de Marc Roche y Jerôme Fritel
El orden de las cosas de Andrea Segre
La cara oculta del Mundial de Adam Sobel





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