EL RETO ATLÁNTIDA FILM FEST 2018 (8)






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Seguimos con el reto del Atlántida Film Fest 2018, ya a todo trapo y a contrarreloj. Hoy, veremos los problemas de los homosexuales en dos lugares tan diferentes como Siria y Reino Unido, profundizaremos en la trayectoria de dos músicos tan diferentes como Nacho Vegas y Víctor Uris, recordaremos un suceso de nuestra Guerra Civl y conoceremos a una muy peculiar juez belga.

- Sección IDENTIDAD:

Queerama de Daisy Asquith

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Este documental británico es un auténtico prodigio de montaje al ser capaz de desarrollar, sin voz en off de respaldo, la evolución de los problemas de gays y lesbianas en el Reino Unido desde inicios del siglo XX hasta nuestros días, sólo con el respaldo de imágenes de películas y reportajes tomadas del archivo del British Film Institute y las canciones de James Grant, Hercules & Love Affair y Goldfrapp. A pesar de la ausencia de un discurso explicativo, la narración es precisa y cristalina y somos capaces de apreciar la evolución desde la criminalización y la patologización de la homosexualidad hasta su progresiva (aunque costosa y complicada) aceptación social. Este documental cumple sobradamente en una triple dimensión de indagación y exploración del hecho LGBT en Gran Bretaña, rescate de imágenes para cinéfilos y creación musical para amantes del pop indie y arty.


Mr. Gay Siria de Ayse Toprak


Pasamos de la evolución de la homosexualidad en Reino Unido, una historia con relativo happy end, a conocer la situación de los homosexuales en Siria, que nos lleva a un escenario completamente opuesto. A raíz de la guerra cvil siria y todo el torrente de refugiados que ha salido del país para escapar de la carnicería, un grupo de apoyo para homosexuales de aquel país que ahora se localiza en Turquía decide asistir al concurso de Mr. Gay World con un representante que denuncie la situación del país y la condición de discrimnación y represión de los gays. Este documental angloturco acaba siendo el relato de toda una serie de deseos frustrados que va desgranando una realidad dura e inhóspita y que, a pesar del optimismo y voluntad de quienes la sufren, acaba siendo un laberinto de acero para el que no parece haber salida. Sin caer en la demagogia, el film acaba siendo una denuncia eficaz y contundente sobre quienes ven su vida convertida en un infierno por culpa de su condición sexual.


- Sección MEMORIA HISTÓRICA:

Víctor Uris, los caminos del blues de Javier Pueyo.


Este cortometraje de veinte minutos es una buena introducción a la vida y trayectoria del bluesman mallorquín Víctor Uris. Sucinto y conciso, le da tiempo no obstante de guardar una sorpresa mayúscula para quien no conozca previamente al músico balear, de modo que trasciende su condición inicial de “vida y obra de artista virtuoso” para acabar convirtiéndose en toda una lección de lucha y pundonor.


Luz de agosto en Gijón de Alejandro Nafría


Luz de agosto en Gijón puede parecer,  en primera instancia, un documental sobre el músico asturiano Nacho Vegas, su vida y su trayectoria. Y, aunque ambos aspectos están presentes, este film acaba siendo un recorrido por los cambios económicos, sociales, culturales e ideológicos por los que ha pasado la ciudad de Gijón desde los años 80 hasta nuestros días. Cambios que son los mismos por los que han pasado todas las zonas industrializadas que han sufrido los zarpazos de la deslocalizaión y de la desaparición de sus antaño prósperas actividades fabriles. Al final, de lo que vamos siendo testigos es de cómo se ha derrumbado la izquierda tradicional y todo el sistema sociocultural que lo acompañaba dejando paso a la terciarización de la economía, la tibieza y asepsia ideológicas y una fuerte disparidad social en la que conviven, al mismo tiempo, el florecimiento de gastrobares, vinotecas y restaurantes temáticos con el desempleo crónico y la instauración de los desahucios como hecho cotidiano del día a día. De esta forma, acábamos sabiendo de dónde nace la melancolía de Nacho Vegas, que no es sólo suya sino la de toda una generación.


Escores, 24 de diciembre de 1937 de Ramón Lluis Bande


Este documental guarda una íntima conexión con el anterior en la medida en que Ramón Lluís Bande aparece en Luz de agosto en Gijón y, más importante, fue el director de El fulgor, documental que mostraba cómo nacía, se perfilaba y acababa cristalizando una canción de Nacho Vegas. Ahora, en Escoréu, 24 de diciembre de 1937, Bande nos cuenta un suceso de la Guerra Civil española a través de los ecos y las heridas sin cerrar del presente. A partir del retrato minucioso de la recuperación del cadáver de un asesinado en tiempos del franquismo, poco a poco se nos va desgranando los detalles del acontecimiento, sin demagogia y con un exquisito grado de pulcritud. A través de una sucesión de planos-secuencia rodados con toma fija, el espectador se va empapando del peso de un pasado sin redimir y de un silencio que amenaza con sepultar los recuerdos de una historia que, queramos o no, forma parte de lo que hoy somos y que, por tanto, sirve para explicarnos.


- Sección POLÍTICA Y CONTROVERSIA:

Ni jueza, ni sumisa de Jean Libon e Yves Hinant


Este documental franco-belga tiene un desenlace abierto y, al mismo tiempo, a lo largo de todo su metraje, nos va dejando una impresión ambigua sobre la capacidad del sistema de Justicia para resolver determinadas cuestiones que, probablemente, deberían ser afrontadas en otros ámbitos. Centrado en el día a día de una peculiar jueza belga (que llama “clientes” a los procesados y que va por Bruselas en un vetusto “dos caballos”), lo que llama la atención al espectador tras una visión atenta del film es que la personalidad de la jueza está por encima de los procedimientos y protocolos establecidos y que su juzgado se acaba convirtiendo en el rompeolas o muro de contención donde van llegando conflictos y problemas que no han sido resueltos por los niveles  a los que, posiblemente, correspondería. Quizás por eso, la jueza ha de colocarse una máscara, crear un personaje para sobrevivir anímicamente a las situaciones que debe abordar como, por ejemplo, el último caso que vemos, especialmente escalofriante y devastador, en el que la cámara se convierte en un frío e implacable notario que registra la locura más despiadada y cruel.


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