Antes de nada, hoy quiero hablarles de un proyecto cinematográfico que están poniendo en marcha unos
amigos de Guatemala. Se trata de una película de títeres titulada Girqik y que nos hablará sobre la
degradación de la naturaleza y de las oportunidades que tenemos para conservar
el medio ambiente. Actualmente, están recabando los recursos necesarios para
realizar el film a través de la plataforma de crowfunding Verkami.
Este es el enlace para quien
quiera colaborar en el proyecto: http://www.verkami.com/projects/8493-girqik-la-pelicula.
Os invito a que le echéis un vistazo porque es una idea verdaderamente bonita e
interesante. Sí os digo que, para dar ejemplo, yo ya he puesto mi pequeño granito de arena.
En la entrada de hoy, empezamos con un ejercicio severo e
intelectual y acabamos con una comedia gamberra y desvergonzada.
ENEMY (o 1 +1 = 1)
TÍTULO: Enemy. TÍTULO
ORIGINAL: Enemy. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: Canadá-España. DIRECCIÓN: Denis Villeneuve.
GUIÓN: Javier Gullón, adaptando la novela El
hombre duplicado de José Saramago. MÚSICA ORIGINAL: Danny Bensi y Saunder
Jurriaans. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Nicolas Bolduc. MONTAJE: Matthew Hannam. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Jake Gyllenhaal,
Mélanie Laurent, Sarah Gadon, Isabella Rossellini. PÁGINA WEB OFICIAL: http://alfapictures.com/Alfa/enemy.html.
Hace unas semanas, hablamos de Viva la libertá y de cómo el cine y la
literatura habían abordado con frecuencia el tema del doble.
Allí, hablamos de que una de las novelas que había tratado la cuestión era El hombre duplicado de José Saramago. La
misma ha sido adaptada en Enemy, una
película hispano-canadiense dirigida por Denis Villeneuve quien, en 2010,
dirigió la magistral Incendies. La
anécdota inicial de Enemy parece simple.
Un aburrido profesor universitario descubre un día, en una película, que un
actor es idéntico a él. Empieza a indagar y, efectivamente, acaba descubriendo
que hay otra persona, que vive en su ciudad, con sus mismos rasgos físicos pero
con una vida sustancialmente distinta.
El tema del doble siempre acaba
girando sobre la dicotomía irreconciliable entre, por un lado, “lo que somos”
y, por otro, “lo que querríamos ser” o “lo que podríamos ser”. Aquí, el
adjetivo esencial es irreconciliable, aunque también podríamos emplear incompatible
o antagónica. Una persona vive la realidad A, aunque querría vivir la
realidad B o le gustaría saber cómo sería esa realidad. Pero la realidad A y la
realidad B son mundos aislados uno del otro, los cuales no pueden convivir en
una única existencia ni se puede pasar del uno al otro por la mera voluntad del
individuo. Si en Viva la libertá esos
dos mundos eran dos visiones contradictorias sobre los modos y maneras de hacer
política, en Enemy son dos proyectos
vitales que suponen caminos perfectamente paralelos: una vez que se ha empezado
a transitar uno, el otro se vuelve inaccesible. Por lo tanto, cualquiera de
ellos se puede convertir, en cualquier momento, en la trampa perfecta.
Enemy es una película que se presta a multiplicidad de interpretaciones (aunque menos de las que cabría imaginar sin una visión atenta de la misma) y ello se alimenta por su cercanía autoconsciente al cine de David Lynch. En este sentido, la aparición de Isabella Rossellini podría remitir a Terciopelo azul (Blue Velvet, 1986) y la llave que aparece casi al final a Mulholland Drive (2001). A partir de estas referencias que el director, inteligentemente, no oculta, es evidente que Enemy nos habla de estados mentales más que de realidades físicas tangibles. Es decir, el film nos habla de cómo, en nuestra cabeza, chocan, de forma traumática, nuestra dolorosa percepción sobre cómo nuestra vida no es como nos gustaría que fuera y cómo nuestros deseos se han vuelto imposibles e inalcanzables. Sin embargo, paradójicamente, esta dicotomía, lejos de ser un acicate para el cambio, se convierte en la vía rápida hacia el inmovilismo. Si en La Fundación (1974) de Antonio Buero Vallejo, el protagonista debía escapar de la fantasía a la realidad, Enemy es, en última instancia, una reinterpretación de los términos en negrita. La fantasía sería el medio para transformar el mundo (también, tu mundo) mientras que la realidad sería la cárcel que impone sus reglas y criterios.
Con una magnífica interpretación de
Jake Gyllenhaal, con la presencia siempre magnética de Mélanie Laurent y con el
pulso firme de la realización de Villeneuve, aunque excesivamente fría en
algunos momentos, Enemy es un
ejercicio intelectual y estético de primer orden que dejará sin habla al
espectador cuando la impactante imagen final choque con sus ojos y con su
cerebro: más que un simple capricho, es el espléndido broche final a un
discurso inteligentemente trenzado.
Nota (de 1 a 10): 8,5.
Lo que más me gustó: Lleva su planteamiento hasta las últimas
consecuencias. El clima inquietante que se mantiene a lo largo de toda la
película. La interpretación de Jake Gyllenhaal. Su impactante escena final.
Lo que menos me gustó: Peca de excesiva frialdad.
SEX TAPE: ALGO PASA EN LA NUBE (o Tesis
de Aménabar, desde otro punto de vista)
TÍTULO: Sex tape: Algo pasa en la
nube. TÍTULO ORIGINAL: Sex Tape.
AÑO: 2014. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN:
Jake Kasdan. GUIÓN: Kate Angelo, Jason Segel y Nicholas Stoller. MÚSICA
ORIGINAL: Michael Andrews. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Tim Suhrstedt. MONTAJE: Steve Edwards y Tara Timpone. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Cameron Diaz, Jason Segel, Rob Corddry, Ellie Kemper, Rob Lowe,
Jack Black. PÁGINA WEB OFICIAL: http://sites.sonypicturesreleasing.es/sites/sextape/site/.
Los lectores asiduos de mi blog
se habrán dado cuenta de que he cambiado recientemente su formato. Entre otros
cambios, en la columna derecha aparece un pequeño recuadro con las fotos que me
tomé con directores y actores en las tres ediciones del Festival de Cine de
Málaga a las que ya he acudido. Para poder darlas de alta en el blog, el camino
fue arduo. Después de muchas averiguaciones, vi que una de las opciones era
compartir un álbum en Google+ confeccionado a través de la aplicación Picasa de
Google. Me descargué la aplicación y lo primero que me apareció, tras terminar
el proceso, fue un recuadro en el que me indicaba si quería cargar en la nube
(que es donde funciona la aplicación) las imágenes de todo mi PC o sólo de la
carpeta “Mis documentos”, sin que tuviera la opción de posponer la acción
indicada. Elegí la segunda y, en los siguientes minutos, la aplicación empezó a
recopilar y clasificar todas las imágenes que tenía guardadas en la carpeta.
Para mi sorpresa, la segunda acción que llevó a cabo la aplicación fue revisar
todas las caras que aparecían en las imágenes para etiquetarlas y asignarles
nombres (afortunadamente, no había por ahí ninguna imagen de Osama bin Laden
porque, entonces, a lo mejor, mi ordenador se hubiera convertido en objetivo
preferente de la NSA de Estados Unidos). Una vez que hube compartido el álbum y
que pude enlazarlo en el blog, lo primero que hice fue eliminarla de mi
ordenador porque, sinceramente, no tenía muchas ganas de que en la nube
estuvieran almacenadas, de un modo que desconozco, todas las imágenes que
pudiera tener en mi PC. Con esto, quiero decir que lo que cuenta Sex tape: Algo pasa en la nube no es tan
descabellado como pudiera parecer en un principio.
Lo más curioso de esta película
es que, en el fondo, va más allá de narrar la historia de una pareja que, tras
grabar un vídeo mientras mantiene relaciones sexuales, el mismo es compartido,
por error, con sus contactos y acaba estando disponible para su familia, para
sus amigos y hasta para el jefe de la protagonista (Cameron Diaz). El
matrimonio, entonces, inicia una alocada carrera para evitar que el vídeo sea
contemplado por todo su entorno, cayendo en una cadena de situaciones disparatadas.
Sin embargo, si profundizamos en la trama, nada es tan sencillo.
Porque de lo que, muy
subliminalmente, nos habla Sex tape: Algo
pasa en la nube es de cómo el ciberespacio se alimenta de todos los traumas
que nos alimentan y de cómo la red consigue que demos rienda suelta a todas las
vías de escape a los mismos.
(AVISO: En el siguiente párrafo
en cursiva, revelo detalles de la trama. Así que, quien no quiera leer ningún spoiler,
que se lo salte y pase al siguiente)
Quien haya visto la película, recordará que, al principio, cuando
Cameron Diaz y Jason Segel hacen el amor en el campus de la Universidad, él se deja abierta la puerta de la habitación y un
estudiante puede verlos mientras consuman el acto. El fallo de él con el vídeo
sería el segundo lapsus del mismo
tipo. Y si, para Freud, un lapsus siempre
tenía una motivación subconsciente, dos del mismo tipo ya son demasiado
sospechosos. Es decir, podemos decir que lo que insinúa la película es que
Jason Segel lanza el vídeo a la nube deliberadamente. Y no sólo eso: se
lanza a una búsqueda enfebrecida por recuperar todos los dispositivos
implicados cuando él mismo podía dar de baja el vídeo de la nube desde el
ordenador de su casa. Es decir, incurre en un “error” para, en cierto modo,
crear alicientes que no puede encontrar de otro modo. Algo parecido se puede
decir de la hermana de Cameron Diaz y de su marido, que, finalmente, no pueden
resistir la tentación y acaban viendo el vídeo, tentación que a mí me recordó a
la que había por ver snuff-movies en Tesis
de Alejandro Amenábar. Y la guinda final
es el personaje del jefe de Cameron Diaz, interpretado por un Rob Lowe pasadísimo
de rosca. No sé si todo lo que hace Rob Lowe es pura interpretación (porque,
entonces, habría que pensar en nominarlo al Oscar) o es que ese es el estado de
ánimo en el que se encuentra actualmente porque, desde su primera aparición en
el film, no deja lugar a dudas de que esconde una personalidad no excesivamente
centrada. La visita del matrimonio a su casa es uno de los grandes momentos de
la película, en la que todos los detalles están inteligentemente presentados
para mostrar la desquiciada personalidad del personaje: la combinación de música
que escucha, los cuadros con motivos de Walt Disney, los diversos cuadros y
pósters siempre de tres en tres (los carteles de las películas, las camisetas
de baloncesto…) y hasta el comportamiento de su perro son reflejo de un
trastorno obsesivo-compulsivo que deparará nuevas sorpresas conforme la visita
se vaya alargando. Todos estos elementos (y algunos más que no desvelaremos) no
hacen sino mostrar un universo de psicologías tensionadas que hallan en los
recursos del ciberespacio alivio inconsciente a sus problemas.
La película se beneficia de las
interpretaciones de Cameron Diaz, que sabe adaptarse perfectamente a este tipo de
películas y sabe desenvolverse en ellas con gran descaro y naturalidad, y de
Rob Lowe, que hace una impactante caracterización de su personaje. Asimismo,
Jake Kasdan hace gala de su mirada ácida y desvergonzada, de la que ya hizo
gala en Bad Teacher (2011), y que
convierte lo que, aparentemente, es una pura gamberrada en un espejo en el que
se reflejan nuestras manías, obsesiones y defectos.
Como puntos negativos, están los
habituales tics de la actual comedia
estadounidense que, aparte de vulgaridad, poco aportan al nivel general de las
películas, y en un Jason Segel que brilla a un nivel muy inferior al de su partenaire.
En resumen, Sex tape: Algo pasa en la nube es una comedia que se deja ver sin
problemas y que encierra destellos de inteligencia de los que suelen carecer,
en la actualidad, la mayoría de las películas de su género.
Nota (de 1 a 10): 6,5.
Lo que más me gustó: Cameron Diaz y Rob Lowe.
Lo que menos me gustó: Jason Segel.
Como curiosidad, los pósters de
las tres películas que cuelgan en el despacho del jefe de Cameron Diaz son los
siguientes:
My Sister Eileen (1942) de Alexander Hall: http://www.imdb.com/title/tt0035105/
Prison Warden (1949) de Seymour Friedman: http://www.imdb.com/title/tt0041768/
Beauty on Parade (1950) de Lew Landers:
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