TÍTULO: Her. TÍTULO ORIGINAL:
Her. 2013. NACIONALIDAD:
Estados Unidos. DIRECCIÓN Y GUIÓN: Spike Jonze. MÚSICA ORIGINAL: Arcade Fire. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Hoyte Van
Hoytema. MONTAJE: Jeff Buchanan y
Eric Zumbrunnen. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Joaquin Phoenix, Amy
Adams, Rooney Mara, Olivia Wilde, Chris Pratt, Matt Letscher, Laura Kai Chen,
Scarlett Johansson (voz), Brian Cox (voz). PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.her-lapelicula.es/
y http://www.herthemovie.com/.
El filósofo, teólogo,
historiador, narrador y poeta andalusí Ibn Hazm de Córdoba (994-1064) escribió
en torno al año 1023 una obra titulada El
collar de la paloma (la cual cuenta con una magnífica traducción al castellano
realizada por el insigne arabista Emilio García Gómez). En ella, al modo del Ars Amandi de Ovidio, el autor habla de
las distintas modalidades de amor, da consejos y sugerencias y ofrece su visión
sobre el tema. En uno de sus pasajes, Ibn Hazm comenta casos de hombres que se
enamoran de mujeres que no son reales. En un rasgo de insólita modernidad, más
propio del pensamiento de Freud que de un autor musulmán del siglo XI, el autor
culpa de este tipo de hechos a la represión sexual o a motivos similares. Ocho
siglos después, otro autor también nacido en Andalucía, Gustavo Adolfo Bécquer
(1836-1870) incluía en Rimas y Leyendas un
relato titulado “El rayo de luna”. En él, se cuenta la historia de Manrique, un
noble caballero de Soria que, en mitad de la noche, entrevé a una mujer vestida
de blanco de la que se enamora perdidamente. Tras dos meses de infructuosa
búsqueda, al final descubre que la imagen no era más que la ilusión óptica
provocada por un caprichoso rayo de luna.
Como podrán comprobar, la historia que se cuenta en Her es, de este modo, mucho menos innovadora de lo que en un principio pueda parecer (en el cine, además, ya hemos visto casos de atracción tan extraña como el de Tamaño natural -1974- de Luis García Berlanga). Porque aunque Her sea una película que habla de un futuro relativamente lejano en el que cualquier persona se puede enamorar del sistema operativo de su ordenador (¿o es, más bien, de la voz que lleva incorporado de fábrica?), las motivaciones profundas que llevan a una situación de ese tipo no han variado realmente tanto en mil años de historia.
Como podrán comprobar, la historia que se cuenta en Her es, de este modo, mucho menos innovadora de lo que en un principio pueda parecer (en el cine, además, ya hemos visto casos de atracción tan extraña como el de Tamaño natural -1974- de Luis García Berlanga). Porque aunque Her sea una película que habla de un futuro relativamente lejano en el que cualquier persona se puede enamorar del sistema operativo de su ordenador (¿o es, más bien, de la voz que lleva incorporado de fábrica?), las motivaciones profundas que llevan a una situación de ese tipo no han variado realmente tanto en mil años de historia.
Spike Jonze nos había sorprendido
hasta la fecha con historias profundamente curiosas y originales como Cómo ser John Malkovich (1999), en la
que un extraño túnel conduce a la mente del susodicho actor, Adaptation (El ladrón de orquídeas) (2002),
sobre los problemas de un guionista para convertir una novela en película, o Donde viven los monstruos (Where the Wild Things Are, 2009), adaptación
de un clásico infantil de Maurice Sendak en la que un niño se convierte en rey
de los monstruos. Por tanto, para quien conozca la trayectoria previa del
realizador, no le resultará muy sorprendente el sugerente relato de amor
cibernético que se nos cuenta en Her.
Aunque, quizás, lo menos importante es la anécdota de un tipo enamorado (literalmente) de su software. Tiene más trascendencia la descripción del protagonista, un personaje romántico extraviado en un mundo frío y deshumanizado, el retrato de unas relaciones sentimentales que se acaban quedando en la mera superficie y el reconocimiento de la dificultad de expresar los propios sentimientos y de comprender los de la otra persona. Al situar la historia, además, en una época cercana al final del presente siglo (lo que la convierte en una película de ciencia-ficción encubierta), el director parece decirnos que, lo que hoy nos parece imposible, puede ser probable en un tiempo no demasiado lejano. Tan probable como para que, cuando los amigos del protagonista se enteran del tipo de enamoramiento de este, lo asuman con completa naturalidad (quizás, pueda resultar ridículo cuando lo vemos en la pantalla, pero, a lo mejor, es que se nos ha olvidado demasiado pronto la fiebre que existió por Second Life).
La película se beneficia de las
magníficas interpretaciones de Joaquin Phoenix, Amy Adams (que ha logrado
desprenderse definitivamente del tipo de papeles en el que pareció quedar
encasillada por sus intervenciones en Atrápame
si puedes -2002- de Steven Spielberg, Junebug
-2005- de Phil Morrison y Encantada:
la historia de Giselle -2007- de Kevin Lima), Rooney Mara y Olivia Wilde y
de la impresionante voz de Scarlett Johansson, que salva con éxito el esfuerzo
de dar vida a una aplicación informática (esto último sólo se podrá apreciar,
obviamente, si se ve la película en versión original). Asimismo, la fotografía
de Hoyte Van Hoytema logra crear un ambiente que encaja perfectamente en la
historia y en el estado de ánimo que se quiere mostrar de los personajes. Como
principal pega que encuentro en la película, pienso que un poco más de ritmo le
hubiera ido muy bien.
Her, que podía haberse decantado por la simple comedia, opta por un
tono profundamente poético y reflexivo, sobre todo en su tramo final, en el que
un sutil lirismo cierra el paso a cualquier tentación de fácil humorismo o
toque estrambótico. El plano final viene a ser el resumen, en parte desolador,
en parte meramente melancólico, del catálogo de soledades del que hemos sido
testigos.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más me gustó: Las interpretaciones de Joaquin Phoenix, Amy
Adams, Rooney Mara y Olivia Wilde. La voz de Scarlett Johansson (que sólo puede oírse si se ve la
película en versión original, claro está). La fotografía de Hoyte Van Hoytema.
Lo que menos me gustó: Le hubiese venido bien un poco más de ritmo.
* No es bueno que el hombre esté solo es el título de una película de
Pedro Olea de 1973, con guión de José Luis Garci.
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