LOBEZNO INMORTAL (o también los superhéroes necesitan psicoterapia)


TÍTULO: Lobezno inmortal. TÍTULO ORIGINAL: The WolverineAÑO: 2013. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: James Mangold. GUIÓN: Mark Bomback y Scott Frank. MÚSICA ORIGINAL: Marco Beltrami. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Hugh Jackman, Rila Fukushima, Svetlana Khodchenkova, Will Yun Lee, Famke Janssen, James Fraser, Nobuaki Kakuda, Tao Okamoto, Hiroyuki Sanada, Garret Sato, Brian Tee, Luke Webb, Ken Yamamura, Hal Yamanouchi, Ian McKellen, Patrick Stewart. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.lobeznoinmortal.es/.

Si el pasado 21 de junio se estrenaba El hombre de acero, llevando a la gran pantalla una nueva versión del Superman de DC Comics, ahora le ha tocado el turno a otro de los personajes más emblemáticos de la Marvel, la gran competidora de aquella, intentando enderezar uno de los grandes fiascos de las adaptaciones del mundo del cómic al cine. Pero lo mejor será que vayamos yendo por partes.

El origen de todo fueron los X-Men, el grupo de mutantes que, en España, fueron conocidos como la Patrulla X, y que fueron creados por Stan Lee y Jack Kirby en 1963. Después de unos primeros años sin suficiente éxito, en 1975 se relanzó la franquicia con Uncanny X-Men (en España, La Imposible Patrulla-X), con guión de Len Wein y dibujo de Dave Cockrum. Casi inmediatamente, se hizo cargo de las historias Chris Claremont, el cual permaneció elaborando los guiones durante un largo período de 16 años y dio a la saga su etapa de mayor esplendor, de forma que sus tiradas superaban a las del propio Spiderman.

Este éxito fue el que hizo que los X-Men fueran adaptados al cine, con X-Men (2000) y X-Men 2 (2003) de Bryan Singer – esta, uno de los dos grandes títulos de la serie- y X-Men. La decisión final (2006) de Brett Ratner. A su vez, en 2011, se hizo una precuela de la saga, X-Men: Primera generación, de Matthew Vaughn, que es la segunda gran película que todo este ciclo nos ha dejado.






De la larga galería de personajes que han ido integrando los mutantes de X-Men, el más carismático de todos es, indudablemente, Lobezno (Wolverine, en el inglés original), un tipo mal encarado, de trato difícil y que, a veces, roza la pura psicopatía. Ese carácter oscuro, que da a su personalidad una acusada ambivalencia, y que comparte con otro personaje como el Batman moderno, que también conoció, gracias a ese rasgo, un enorme desarrollo y enriquecimiento, permitió inyectar una gran fuerza dramática en sus historias y hallar numerosos matices psicológicos a su comportamiento. Sin embargo, como antes anticipábamos, la primera versión cinematográfica del personaje en solitario, X-Men Orígenes: Lobezno (2009) de Gavin Hood, supuso una gran decepción, quizás no por la película en sí, sino, más bien, por el desaprovechamiento que se hacía de las posibilidades del atormentado protagonista. Con Lobezno inmortal, surgía la posibilidad de arreglar el desaguisado.

Esta película está inspirada, parcialmente en Lobezno. Honor (en Estados Unidos, simplemente The Wolverine), cómic con guión del antes mencionado Chris Claremont, dibujo de Frank Miller y tinta de Joe Rubinstein. Como este, se desarrolla, casi íntegramente, en Japón e, igualmente, también traza un arco de redención para el personaje, humanizándolo y ayudándonos a encontrar en él rasgos de afectividad que rompen con su imagen brutal y desaforada. Los espectadores, desde X-Men Orígenes: Lobezno, ya conocen la raíz de su sufrimiento, por lo que se trataba, si se quería cambiar la dinámica, de cómo narrar, en última instancia, un proceso de superación que le permitiese mirar el mundo desde un punto de vista menos angustiado. Es decir, había que adoptar un enfoque novedoso y poco trillado para abordar la historia y hay que admitir que ello ha sido conseguido plenamente.






Lo que más llama la atención de Lobezno inmortal es que, más que la película típica de superhéroes, es casi un thriller, en el que predomina la intriga, el impulso de las motivaciones psicológicas y la acción sin combates (de hecho, sólo conté cuatro: en el entierro de Yashida, en el techo del tren bala, a la llegada de Lobezno al pueblo y la lucha final). Todo ello le da un tono al film que sorprenderá a los espectadores, sobre todo a quienes esperan ver una película de superhéroes al uso. Algo habrá tenido que ver en ello la participación de Scott Frank en el guión, director de la poco conocida y muy estimable The Lookout (2007), película de cine negro protagonizada por Joseph Gordon-Levitt.

Sorprende, aún más, el giro final de la trama, que adquiere un evidente tinte metafórico y que viene a ser un reflejo (no sé si voluntario o involuntario) de nuestra situación actual: un orden viejo (quizás, el surgido después de la II Guerra Mundial) que se resiste a morir aunque sea a costa de extraer sus fuerzas de quienes podrían representar un futuro y un porvenir más brillantes. Ello aporta nuevos matices al personaje protagonista y supone un genial broche final a la original historia.

James Mangold, cuya carrera ha sido una auténtica montaña rusa (en la que se combinan títulos interesantes como Copland -1997-, Inocencia interrumpida -1999-, Identidad -2003-, En la cuerda floja -2005- o El tren de las 3:10 -2007- con decepciones como Kate & Leopold -2001- o Noche y día -2010- cuyos sanfermines por las calles de Sevilla ya forman parte de la antología del despropósito) tira de oficio para hacer una película solvente aunque, en algunos momentos, un tanto fría al que le falta un pelín de intensidad y fuerza dramática (lo cual se constituye, a la postre, en su principal y único defecto).

No obstante, no sé si el gran problema es que, quizás, es difícil que Hugh jackman, por su perfil como actor, sea el intérprete más idóneo para dar vida a un personaje tan espinoso como el de Lobezno. Se me ocurre algún nombre, mucho más familiarizado con la turbiedad, que, posiblemente, lo podría encarnar mucho más convincentemente. ¿Qué opinan ustedes?


Nota (de 1 a 10): 8.

Lo que más me gustó: Su tratamiento de thriller. La sorprendente metáfora del desarrollo final de la trama. 

Lo que menos me gustó: Le falta un pelín de fuerza dramática a la historia. Se lía en el uso de los distintos idiomas por los personajes.




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