Hoy, con motivo del estreno en
España de Dos más dos, vamos a
dedicar nuestra entrada a Argentina. Aparte de hacer la reseña de esta comedia,
en la sección “Clásicos eternos” hablaremos de El secreto de sus ojos y en “Joyas ocultas” de Pubis angelical.
DOS MÁS DOS (o ¿tres
son multitud?¿y cuatro?)
TÍTULO: Dos más dos. TÍTULO
ORIGINAL: Dos más dos. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Argentina. DIRECCIÓN:
Diego Kaplan. GUIÓN: Daniel Cúparo y Juan Vera. MÚSICA ORIGINAL:
Iván Wyzsogrod. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Adrián Suar, Carla
Peterson, Julieta Díaz, Juan Minujín, Alfredo Casero, Tomás Wicz, Micaela
Cuccaresi. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.altafilms.com/site/sinopsis/dos_mas_dos.
Aunque no es un tema frecuente, existen muchas películas que plantean la
cuestión de las parejas abiertas y las relaciones de geometría variable. En el
caso de Jules et Jim (1962) de
François Truffaut y Limpieza en seco (1997)
de Anne Fontaine, los experimentos no acababan demasiado bien. En el caso de Dieta mediterránea (2009) de Joaquín
Oristrell y El sexo de los ángeles (2012)
de Xavier Villaverde (película que comentamos con ocasión del Festival de Málaga del año 2012), no acababan demasiado mal. De todos modos,
lo verdaderamente difícil era hacer una comedia y, prescindiendo de los chistes
fáciles y el humor grueso, expresar la motivación de los personajes que deciden
apartarse de las reglas establecidas y las consecuencias (agridulces) de esa
decisión. En la mejor tradición de Billy Wilder, el desenlace será cínico y
ambiguo, es decir, lo más cercano a como es, en realidad, la vida.
Para que Dos más dos tenga el acabado tan satisfactorio que tiene, eran necesarios varios pilares y todos ellos están presentes en el film. En primer lugar, unos actores que diesen a sus personajes el tono adecuado (recuerden lo que decía el personaje de Alan Alda en Delitos y faltas de Woody Allen: “la comedia, si se curva, tiene gracia; si se rompe, no tiene gracia”) y el cuarteto protagonista (Adrián Suar, Carla Peterson, Julieta Díaz, Juan Minujín) supera con creces el reto, de forma que, cada uno de ellos se ajusta tan bien a su rol que, cuando acaba la película, es difícil imaginar a otros intérpretes en los respectivos papeles.
En segundo lugar, hacía falta un guión que supiera articular
adecuadamente la trama y supiera mantener el equilibrio. Además de conseguirlo,
el libreto encierra una serie de hábiles detalles que, al final, cuadran
perfectamente en la historia. Es inteligente la tensión que, desde el
principio, se dibuja entre los dos protagonistas masculinos y las diferentes
personalidades de ambos porque, en la segunda parte de la película, ello jugará
una función importante en el giro dramático de la historia. Es divertido cómo
el personaje de Julieta Díaz (mujer del tiempo en la televisión), a la hora de
dar los pronósticos meteorológicos nos va anticipando los derroteros por los
que va a discurrir la trama. Es genial la caracterización del personaje que
interpreta Alfredo Casero (Pablo), una especie de gurú que acaba aportando
sentidos inesperados a toda la historia (¿o cómo podemos interpretar eso de
calificar a una reunión de swingers acomodados
como paradigma de la “utopía socialista”?). Y, por último, es potentísimo el
tramo final de la narración, que constituye un magnífico colofón que, cambiando
el tono de la película, logra transmitir, con brillantez, el mensaje profundo
del film.
Finalmente, cabe alabar la plasmación visual del texto, con la sutil
presencia de espejos que reflejan y multiplican la imagen de los personajes
como metáfora de la complejidad que se encierra en cada uno de nosotros, de
conversaciones con una mampara por medio como símbolo de la incomunicación que
existe entre dos de los protagonistas, y de puertas que, más que dibujar la
separación física, nos comunican que hay distanciamientos que son insalvables.
Cuando, en la última escena de la
película, dos de los protagonistas se acaben refugiando tras las gafas 3D de
una sala de cine, veremos que se habrá cerrado un círculo que es, quizás, el
dilema en el que se desenvuelven todas las relaciones de pareja:
hastío-búsqueda de alicientes-conflicto-retorno a la normalidad-hastío
(nuevamente)… Un eterno retorno que Dos
más dos ni pretende maquillar ni plantea resolver con soluciones
aparentemente milagrosas. La verdad desnuda que se dibuja (con sencillez pero
con plena eficacia) en esa escena final es el broche perfecto para una
magnífica comedia.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más me gustó: su inteligentísimo guión y el no menos
inteligente acompañamiento visual a muchas de sus sutilezas.
Lo que menos me gustó: se echa en falta que el personaje de Alfredo Casero tenga más presencia en la película.
CLÁSICOS ETERNOS
El SECRETO DE SUS OJOS (2009) de Juan José Campanella
TÍTULO: El secreto de sus ojos. TÍTULO
ORIGINAL: El secreto de sus ojos. AÑO: 2009. NACIONALIDAD: Argentina-España. DIRECCIÓN:
Juan José Campanella. GUIÓN: Eduardo Sacheri y Juan José
Campanella, adaptando la novela La
pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri. MÚSICA ORIGINAL: Federico Jusid y
Emilio Kauderer. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Félix Monti. MONTAJE: Juan José Campanella. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Ricardo Darín, Soledad
Villamil, Guillermo Francella, Mario Alarcón, Mariano Argento, Pablo Rago,
Javier Godino, Carla Quevedo. DURACIÓN: 129 minutos. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.elsecretodesusojos.com/.
En el año 1958, se celebró la 6ª edición del Festival de Cine de San
Sebastián. La película ganadora fue Eva
quiere dormir (1958) del polaco Tadeusz Chmielewski. Posiblemente, el
jurado (compuesto, entre otras, por personas como Luis García Berlanga, Anthony
Mann o Ana Mariscal, cuyo talento era innegable), en el momento en que anunció
su dictamen, estaba íntimamente satisfecho con su decisión. Pero cuando vemos
las películas que participaron en el certamen y comprobamos que Vértigo (1958) de Alfred Hitchcock sólo
ganó el segundo premio (ex-aequo con Rufufú -1958- de Mario Monicelli) no
podemos menos que arrugar el entrecejo. Si treinta años después se les hubiera
preguntado a los miembros de ese jurado sobre su veredicto, posiblemente a
alguno le hubiera entrado ganas de tirarse desde un puente. Y eso, sin saber
que en la última lista de la revista Sight
& Sound, Vértigo fue proclamada como la mejor película de la historia
del cine.
En el año 2009, nuevamente en el Festival de San Sebastián, pasó algo
cuya similitud no viene sino a confirmar el dicho de que “el hombre es el único
animal que tropieza dos veces con la misma piedra” (en realidad, más de dos
veces). Ese año, participó El secreto de
sus ojos de Juan José Campanella y, en el palmarés, no obtuvo ningún reconocimiento.
Casi cuatro años después, y después de haber tenido tiempo de revisar la
película y de poder liberarnos de las primeras impresiones (que, muchas veces,
son engañosas), podemos decir que el ninguneo que sufrió El secreto de sus ojos fue totalmente injusto. Es muy difícil
destacar una sola cosa de esta película. Compuesta por numerosas capas (hay una
historia de amor latente, hay una trama criminal que constituye el elemento
central de la estructura narrativa, hay una subtrama medio oculta que se
refiere al inicio de la “guerra sucia” en el país y al germen de la futura
dictadura, hay una historia de amistad que acaba siendo de gran emotividad…),
la película disfruta, además, de la exquisita realización de Juan José Campanella
que, con mano de orfebre, va trenzando los diferentes hilos del guión hasta
formar un tapiz sólido, compacto y completamente coherente.
Con unas espléndidas interpretaciones de Soledad Villamil, Ricardo Darín,
Guillermo Francella, Pablo Rago, Mario Alarcón y Mariano Argento, todos los
intérpretes se meten de forma absolutamente convincente en la piel de sus
personajes, pasando con gran talento del drama al humor, que también está
presente en el film de forma inteligentemente dosificada. Y no es sólo en la
dirección de actores donde destaca el trabajo de Campanella. Técnicamente, la
película es sencillamente prodigiosa, con multitud de detalles (al espectador
se le puede escapar la mayoría de ellos) que elevan la categoría estética del
film. Evidentemente, no podemos dejar de mencionar el fastuoso, espléndido y
soberbio (falso) plano-secuencia que se desarrolla en el Estadio Tomás Adolfo
Ducó, del Club Atlético Huracán (digo falso porque, tal como reveló Campanella
en la rueda de prensa posterior al pase de la película en San Sebastián, no fue
rodado de un “tirón” sino que fue fruto de un trabajo de edición de nueve
meses) y que, sin duda alguna, tiene ya un rincón reservado en la Historia del
Cine.
Y lo mejor de todo, como ya hemos dicho con anterioridad, es que, siendo
una película compleja, con varias tramas que se superponen, narrada a través de
sucesivos flash-backs y que corría el
riesgo de no disfrutar de una clara visión de conjunto, logra tener tres
ideas-fuerza esenciales que, además, están íntimamente interrelacionadas: la de
la pasión que todo ser humano encierra en su interior y que no puede ocultar,
la de la imposibilidad de esconder la verdad y la de la necesidad de afrontar
el pasado para poder conquistar el presente. La última escena de El secreto de sus ojos es una puerta que
se cierra: todas las claves se han resuelto y todo encaja, sin fisuras ni
resquicios, porque los protagonistas han sido capaces de mirarse a ellos mismos
y no eludir su propia imagen, de contemplar su propia realidad y no pretender
enmascararla. En la reivindicación de la autenticidad, se halla el elemento
central y decisivo para que esta película, aun habiendo estrenada sólo hace
cuatro años, pueda ser calificada ya como todo un clásico del séptimo arte.
Nota (de 1 a 10): 10.
Lo que más gustará: La exquisita realización de Juan José
Campanella. La solidez de la trama criminal. La tensión emocional entre Ricardo
Darín y Soledad Villamil. La espléndida interpretación de Guillermo Francella.
El (falso) plano-secuencia en el estadio Tomas Adolfo Ducó.
Lo que menos puede gustar: A quien no conozca la reciente historia de
Argentina, se le puede escapar alguna referencia.
JOYAS OCULTAS
TÍTULO: Pubis angelical. TÍTULO
ORIGINAL: Pubis angelical. AÑO: 1982. NACIONALIDAD: Argentina. DIRECCIÓN:
Raúl de la Torre. GUIÓN: Manuel Puig y Raúl de la Torre, adaptando
la novela homónima del primero. MÚSICA ORIGINAL: Charly García. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Juan Carlos
Desanzo. MONTAJE: Juan Carlos Macías. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Graciela
Borges, Alfredo Alcón, Cristina Allende, Armando Capo, Nora Cullen, Arturo
García Buhr, Ricardo Jordán, Daniel Lago, Adriana Parets, Silvia Pinal, José
Soriano, Alfredo Zemma, China Zorrilla. DURACIÓN: 115 minutos.
Raúl de la Torre (1938-2010),
junto a Leopoldo Torre-Nilsson, Fernando Ayala, Rodolfo Kuhn, Fernando Solanas,
Héctor Olivera, Luis Puenzo, María Luisa Bemberg, Adolfo Aristaraín, Juan José
Campanella, Eliseo Subiela o Alberto Lecchi forma parte del grupo de los
mejores cineastas de Argentina. Lo más característico de su obra es su acusada
personalidad que, alejándose de los cánones más clásicos, procuró siempre hacer
un cine original e innovador. En una primera etapa, aunque su cine tiene una
apariencia convencionalmente realista con títulos como Juan Lamaglia y señora (1970), Crónica
de una señora (1971) o Heroína (1972),
anticipa muchas corrientes futuras (se me viene a la cabeza, por ejemplo, el
cine de Soderbergh o el Víctor Erice de El
sol del membrillo -1992- o Smoking room -2002- Roger Gual y Julio Wallovits) al alejarse de las formas habituales de narración
y centrarse en una observación casi maniática de los personajes, en sus
diálogos cotidianos, aparentemente banales e intrascendentes pero que
reflejaban, de fondo, muchas de las angustias y contradicciones del hombre y,
sobre todo, mujer contemporáneos. Posteriormente, en un cambio sutil y
progresivo, su cine se enriquece con La
revolución (1973) donde, por primera vez, aparece de forma explícita la
reflexión política y con El infierno tan
temido (1980), magistral adaptación de un relato del escritor uruguayo Juan
Carlos Onetti. Será con Pubis angelical,
cuando de la Torre realice su film más complejo y rompedor al adaptar una
novela del escritor argentino Manuel Puig (autor, igualmente, de Boquitas pintadas –llevada al cine en
1974 por Leopoldo Torre-Nilsson- y El beso
de la mujer araña –adaptada en 1985 por el brasileño Héctor Babenco-). Pubis angelical, en el que se percibe la
influencia de autores como Godard, Resnais, Fellini o de Matadero cinco (1972) de George Roy Hill y La Paloma (1974) del suizo Daniel Schmid, es también, en muchos
sentidos, un film que abre caminos que tardarán mucho en ser transitados
(compárese con 2046 -2004- de Wong
Kar Wai y ello se verá con total claridad).
Con Graciela Borges, actriz
fetiche del director, como protagonista, Pubis
angelical narra, en su primer nivel, la historia de una mujer que ha sido
operada de un tumor maligno. Pero, a partir de ahí, penetramos en las
ensoñaciones, delirios, fantasías y recuerdos de esa misma protagonista,
mostrándonos no sólo el pasado y problemática de esa mujer sino, a la vez, y en
un hábil paralelismo, la historia y encrucijada social y política de Argentina.
Así, la crónica del momento concreto que estaba viviendo el país durante la
década de los 70 se mezcla con una historia retro
sobre una actriz que rueda un film en los años 40 que se enlaza, a su vez, con
un extraño relato de ciencia-ficción, de forma que todo ello acaba
proporcionado al film una insólita factura visual, absolutamente infrecuente en
el cine sudamericano.
Aparentemente desconcertante, la
película cobra sentido porque emergen de modo cristalino dos de los temas que
siempre preocuparon a de la Torre: la inquietud por su país y, en particular,
por la deriva de los acontecimientos producidos durante la época de la
dictadura y su preocupación por los problemas de la mujer y el sometimiento que
sufre por culpa de una mentalidad autoritaria y alienante. Ambos temas, al
final, convergen en la esperanza de volver a recuperar a una hija de la que la
protagonista se separó de forma un tanto inexplicable. Ello no es más que la
promesa de recuperar un futuro mejor y un destino libre, elementos que
proporcionan al film un tono esperanzador y optimista, lo cual acaba constituyendo
un colofón brillante a una historia tan compleja y arriesgada.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más gustará: Su irrepetible originalidad.
Lo que menos puede gustar: Su trama está estructurada de forma
anticlásica y antilineal.
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