TÍTULO: Alacrán enamorado. TÍTULO
ORIGINAL: Alacrán enamorado. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN:
Santiago A. Zannou. GUIÓN: Santiago A. Zannou y Carlos Bardem,
adaptando la novela homónima de este último. MÚSICA ORIGINAL: Woulfrank Zannou. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Álex González, Carlos Bardem, Judith Diakhate, Miguel Ángel
Silvestre, Juan Carlos Vellido, Hovik Keuchkerian. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.alacranenamorado.com/.
Si recordamos las películas más famosas relacionadas con el mundo del
boxeo, llegaremos a la conclusión de que, habitualmente, narran el ascenso y
caída de un púgil animoso y lleno de ambición. A partir de esa idea, las
variantes han sido múltiples. En Más dura
será la caída (1956) de Mark Robson, eran las propias estructuras que
conformaban este deporte las que provocaban que los boxeadores se hundieran en
la decadencia, por culpa de contratos engañosos, combates amañados y la
avaricia desmedida de los agentes y representantes. Otras veces, eran las
estructuras sociales las que impedían que el púgil disfrutara de su triunfo
como en La gran esperanza blanca (1970)
de Martin Ritt, film inspirado en la vida de Jack Johnson, primer boxeador de
raza negra en ser campeón del mundo de los pesos pesados. En esta película, era
el racismo imperante el que no podía permitir que un púgil de color estuviera
en la cúspide de ese deporte: tenía que ser un boxeador blanco y se hizo todo
lo que se pudo (aunque no fuera ético o legal) para que así fuera. En otros
casos, como en El ídolo de barro (1949)
de Mark Robson o en Toro salvaje (1980)
de Martin Scorsese, era el temperamento, personalidad y laberintos psicológicos
del protagonista las causas de su desastre. En otros títulos en El campeón (1931, King Vidor y su versión
de 1979, Franco Zeffirelli), Forajidos (1946)
de Robert Siodmak, o Fat City (1972) de John Huston, veíamos
directamente la decadencia del boxeador, hurtándonos los momentos de gloria y
esplendor. En Sueño dorado (1939) de
Rouben Mamoulian, el protagonista se dedica al boxeo (con el fin de sacar de la
pobreza a su familia) pero se siente profundamente frustrado porque su
verdadera vocación es la música. Pero también hemos sido testigos de cómo un
púgil se recuperaba de un mal momento, como en El hombre tranquilo (1952) de John Ford, o cómo se mantenía en la
cima del éxito como en la saga de Rocky o
en Cinderella Man (2005) de Ron
Howard. En esta última línea, se ubica Alacrán
enamorado (2013) de Santiago Zannou.
Santiago Zannou había adquirido renombre con El truco del manco (2008), trabajo por el que consiguió el Goya al
Mejor Director Novel. En su segundo largometraje, se adentra en el género del
cine de boxeo, el cual no tiene mucho arraigo en nuestro país (se ha tratado
desde el punto de vista de la comedia como en El tigre de Chamberí -1957- de Pedro Luis Ramírez o Urtain, el rey de la selva… o así (1969)
de Manuel Summers y, al calor del éxito de este deporte en España en los años
60 y 70, se hicieron films de tono más serio como El marino de los puños de oro -1968- de Rafael Gil). Santiago
Zannou ya había hecho un documental de tema deportivo, El alma de la Roja (2009), sobre la selección española de fútbol,
por lo que tenía un perfil interesante que parecía adecuarse la película que
tenía que realizar.
Antes he dicho que, en este film, sus protagonistas empezaban desde lo
más bajo y que veremos cómo va teniendo lugar su ascenso conforme avance la
trama. Pero es un ascenso mucho más sutil de lo que podríamos pensar en un principio.
Porque los dos protagonistas (Álex González y Carlos Bardem) se encuentran en
dos simas muy diferentes. En el caso del más joven, Álex González milita en un
violento grupo neonazi y el boxeo le servirá para ampliar su visión del mundo y
salir de la burbuja en que una ideología fanática lo tiene encerrado. Para
Carlos Bardem, un boxeador veterano ya retirado, su problema es que no logra
escapar del estado psicológico en que lo sumió su última derrota. Alacrán enamorado narra, en última
instancia, la redención de ambos antes que la trayectoria deportiva del primer
protagonista.
Siendo atractivo el planteamiento, logrando unas interpretaciones
correctas de todo el reparto (destacando sobre todas ellas, en mi opinión, la
de Carlos Bardem) y teniendo un fuerte empaque visual (aunque abusando, en
muchos momentos, de la estética de videoclip), el gran problema del film es que
está aquejado de un esquematismo que inunda todos los aspectos del film. Desde
el tratamiento y caracterización del grupo neonazi hasta la historia de amor de
Álex González con Judith Diakhate, pasando por la relación del púgil con su
preparador, todo es simple, superficial y sin sustancia. Las reacciones de los
personajes y su conducta se van forzando sistemáticamente para que la narración
avance y las mismas no discurren con la naturalidad suficiente para que
resulten creíbles.
Aunque la película avanza con agilidad y se ve sin disgusto, cuando llega
el desenlace nos hace sentir que no hay nada más allá de su vistosa apariencia.
En definitiva, se ve con agrado pero se olvida con facilidad.
Nota (de 1 a 10): 5.
Lo que más me gustó: La interpretación de Carlos Bardem.
Lo que más me gustó: La interpretación de Carlos Bardem.
Lo que menos me gustó: Todo el
conjunto es absolutamente esquemático.
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