Hoy, en el Festival de Cine de Málaga, Stockholm y otro gran título: 15
años y un día. El relato de ciencia-ficción se acerca a su fin.
STOCKHOLM (o el enamoramiento como forma de secuestro)
TÍTULO: Stockholm. TÍTULO ORIGINAL: Stockholm. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Rodrigo
Sorogoyen. GUIÓN: Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen. MÚSICA ORIGINAL: . INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Aura Garrido y Javier Pereira. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.stockholmlapelicula.com/.
Stockholm es una película que ha podido ser producida
gracias al crowfunding o
micromecenazgo, es decir, mediante pequeñas contribuciones realizadas por en
torno a 234 personas que, con contribuciones desde 5 euros, aportaron recursos
para que la película pudiera ser realizada. Con ello, más el esfuerzo de todo
el equipo que aceptó capitalizar sus sueldos, Stockholm ha podido ser puesta en pie y, en virtud del ejemplo que
puede suponer para otros proyectos en el futuro, el comité de selección del
Festival de Málaga la eligió para formar parte de la Sección Oficial. El
director de la película es Rodrigo Sorogoyen que en 2008 codirigió junto a
Peris Romano el film 8 citas. Si esta
se centraba en ocho potenciales relaciones de pareja, Stockholm se centra en una sola, una que empezará una noche y que,
ya por la mañana, dejará paso a sentimientos contradictorios.
Podría pensarse que mi valoración
de Stockholm puede estar condicionada
por la limitación de los recursos con los que ha contado la producción de la
película. Nada más lejos de la realidad. Próximamente, hablaremos de la
experiencia #LittleSecretFilm y veremos cómo, con un nivel inferior de recursos
con los que cuenta esta película, se pueden conseguir obras sorprendentes. La
cuestión es que, de cuanto menos recursos se dispongan, mayor perfección se
requiere en los mecanismos narrativos utilizados para conseguir que la historia
funcione.
En el caso de Stockholm, hay que alabar, sobre todo, el trabajo de la pareja protagonista, Aura Garrido y Javier Pereira, que logran dar credibilidad a unos personajes cuyos rasgos no eran fáciles de transmitir con la sutileza con que la llevan a cabo los dos actores. Sin embargo, opino que el guión, a pesar de la brillantez de algunos diálogos y algunos momentos, no consigue atinar en mantener la atención del espectador a lo largo de toda la duración de la cinta. En la rueda de prensa posterior al pase de la película, el director y la coguionista citaron al cine de Richard Linklater (Antes del amanecer -1995- o Antes del atardecer -2004-) como una de sus referencias. El problema es que las películas que mencionamos de Linklater marcan desde su inicio unas claras reglas de juego y, en el caso de Stockholm, sus propias reglas de juego (diferentes a las utilizadas por el director norteamericano señalado) sólo se ponen de manifiesto cuando ya ha pasado más de la mitad del metraje del film (y que, para entendernos, nos hacen pasar, sin solución de continuidad, de Erich Rohmer a Lars von Trier). Aunque pueda parecer que esconder el tema real de la película para producir un cierto efecto sorpresa funciona en todos los casos, muchas veces lo único que consigue es que el espectador no logre acabar de centrar su mirada en la historia (eso bien lo sabía Hitchcock, quien tiene pocos títulos –quizás, únicamente Psicosis (1960)- en los que la resolución del misterio central se produzca en los últimos momentos de la película). Muchas veces, es mejor desvelar el tema real de la película desde el primer minuto y generar el interés del espectador a partir del mismo. Resulta curioso que, en una película donde tiene tanta importancia el diálogo, sea en dos escenas sin diálogos (la del ascensor, que utiliza de fondo música de Rossini, y la de la chica mirándose al espejo) donde, gracias a su magistral planificación, se consiga transmitir tan brillantemente esa sensación de ambigüedad que la película busca. Si todo el film hubiera estado a la altura de esta escena, estaríamos hablando de una magnífica obra. Sin embargo, sólo le podemos dar un modesto aprobado a pesar de su ácida y descarnada reflexión sobre los problemas que afectan a las relaciones de pareja.
En el caso de Stockholm, hay que alabar, sobre todo, el trabajo de la pareja protagonista, Aura Garrido y Javier Pereira, que logran dar credibilidad a unos personajes cuyos rasgos no eran fáciles de transmitir con la sutileza con que la llevan a cabo los dos actores. Sin embargo, opino que el guión, a pesar de la brillantez de algunos diálogos y algunos momentos, no consigue atinar en mantener la atención del espectador a lo largo de toda la duración de la cinta. En la rueda de prensa posterior al pase de la película, el director y la coguionista citaron al cine de Richard Linklater (Antes del amanecer -1995- o Antes del atardecer -2004-) como una de sus referencias. El problema es que las películas que mencionamos de Linklater marcan desde su inicio unas claras reglas de juego y, en el caso de Stockholm, sus propias reglas de juego (diferentes a las utilizadas por el director norteamericano señalado) sólo se ponen de manifiesto cuando ya ha pasado más de la mitad del metraje del film (y que, para entendernos, nos hacen pasar, sin solución de continuidad, de Erich Rohmer a Lars von Trier). Aunque pueda parecer que esconder el tema real de la película para producir un cierto efecto sorpresa funciona en todos los casos, muchas veces lo único que consigue es que el espectador no logre acabar de centrar su mirada en la historia (eso bien lo sabía Hitchcock, quien tiene pocos títulos –quizás, únicamente Psicosis (1960)- en los que la resolución del misterio central se produzca en los últimos momentos de la película). Muchas veces, es mejor desvelar el tema real de la película desde el primer minuto y generar el interés del espectador a partir del mismo. Resulta curioso que, en una película donde tiene tanta importancia el diálogo, sea en dos escenas sin diálogos (la del ascensor, que utiliza de fondo música de Rossini, y la de la chica mirándose al espejo) donde, gracias a su magistral planificación, se consiga transmitir tan brillantemente esa sensación de ambigüedad que la película busca. Si todo el film hubiera estado a la altura de esta escena, estaríamos hablando de una magnífica obra. Sin embargo, sólo le podemos dar un modesto aprobado a pesar de su ácida y descarnada reflexión sobre los problemas que afectan a las relaciones de pareja.
Nota (de 1 a 10): 5.
Lo que más me gustó: Las interpretaciones de Aura Garrido y Javier
Pereira. La escena del ascensor.
Lo que menos me gustó: Considero que la estrategia narrativa es
errónea.
15 AÑOS Y UN DÍA (o brechas generacionales y viajes iniciáticos)
TÍTULO: 15 años y un día. TÍTULO
ORIGINAL: 15 años y un día. AÑO: 2013. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN:
Gracia Querejeta. GUIÓN: Santos Mercero y Gracia Querejeta. MÚSICA
ORIGINAL: Pablo Salinas. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Tito Valverde,
Maribel Verdú, Aron Piper, Belén López, Bernat Grau, Susi Sánchez, Boris
Cucalón, Pau Poch, Sfia Mohamed. PÁGINA WEB OFICIAL: http://www.tornasolfilms.com/noticias/item/142-la-pel%C3%ADcula-de-tornasol-films-15-a%C3%B1os-y-un-d%C3%ADa-dirigida-por-gracia-querejeta-en-la-secci%C3%B3n-oficial-a-concurso-del-festival-de-m%C3%A1laga
.
En los primeros títulos de la directora Gracia Querejeta (Una estación de paso -1992-, El último viaje de Robert Rylands -1996-,
Cuando vuelvas a mi lado -1999- y Héctor -2004-), se observaba un gran
peso del tipo de cine producido por su padre, el célebre Elías Querejeta (a
quien, precisamente, está dedicada esta película): gran importancia del tema de
las relaciones en el seno de la familia, presencia de determinados personajes de
rasgos muy particulares que tendían a la soledad, irrupción de un extraño que
convulsionaba una estabilidad únicamente superficial, un aire intelectual en el
estilo que tendía a provocar el distanciamiento de muchos espectadores… A
partir de Siete mesas de billar francés (2007)
no es que cambie el tema de sus films (la familia sigue siendo el centro de sus
tramas) pero el tono cambia radicalmente. Se utiliza un estilo menos
distanciado, más clásico, más ágil de modo que gana en afabilidad y en cercanía
al espectador. Creo que, con ello, el cine de la directora, sin sacrificar
profundidad temática, ha ganado en calidad y pulso narrativo, en la medida en que
Gracia Querejeta se ha logrado liberar de influencias ajenas y ha conseguido
dar con una voz personal que transmite convicción y sinceridad. Si Siete mesas de billar francés ya era una
estupenda película, 15 años y un día la
supera claramente y hay que incluirla (junto a Ayer no termina nunca, Casting, Hijo de Caín y Somos gente honrada) como una de las favoritas para conseguir la
Biznaga de Oro a la Mejor Película (de hecho, pienso que 15 años y un día está ya, por méritos propios, un paso por delante
de las demás).
15 años y un día se centra en la historia de un adolescente
conflictivo (interpretado por Aron Piper) cuya madre (Maribel Verdú) decide
enviarlo con su abuelo (Tito Valverde), un exmilitar con un estricto código
moral que intentará disciplinarlo y evitar que vaya por el mal camino. Desde
este punto de vista, la película se plantea como una historia de brechas
generacionales y viajes iniciáticos, en este caso el del joven Jon desde el
norte de España al pueblo mediterráneo donde vive su abuelo y donde ampliará su
conocimiento del mundo y tendrá que aprender a tomar decisiones dolorosas que
le ayudarán a madurar y a aproximarse un
poco más a su condición de futuro adulto.
Sin embargo, la película logra
enriquecerse con una serie de subtramas que proporcionan a la película profundidad
y sustancia. Veremos los problemas entre los dos padres de Maribel Verdú, una
relación cuyas circunstancias concretas no quedarán aclaradas (algo que era
típico en las películas producidas por Elías Querejeta); conoceremos los
conflictos del personaje interpretado por Maribel Verdú con uno de sus vecinos
(magistralmente interpretado por Aitor Mazo); asistiremos a la incipiente
relación del personaje interpretado por Tito Valverde con una inspectora de
policía (que también cuenta con un excelente trabajo de Belén López) quien, a
su vez, también tendrá una serie de problemas con su propio hijo sobre los que
también se recurrirá a la elipsis a la hora de reflejarlos. Pero, a su vez, el
joven Jon también conocerá a chicos de su misma edad, de distintas procedencias
sociales y geográficas, a través de los cuales se retrata un amplio abanico de
realidades sociales.
Aparte de los personajes
secundarios antes mencionados, hay que ensalzar las magníficas interpretaciones
de Tito Valverde y Maribel Verdú que completan las virtudes de una magnífica
película, bien narrada, bien realizada y planteada con una gran honestidad y
franqueza. Otro título importante a añadir más a los que ya llevamos vistos en
esta edición del Festival de Málaga.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más me gustó: Un magnífico guion. Las interpretaciones de
Tito Valverde, Maribel Verdú, Belén López y Aitor Mazo.
Lo que menos me gustó: La dirección de actores tiende, en
ocasiones, a un excesivo hieratismo.
* * *
LOS INTRUSOS (VI)
- Yaba, ahora nos va a hablar de
cómo podemos contactar con el grupo por el que el agente Harry Ford le ha
preguntado – dijo Zaius-. Nos va a dar los detalles necesarios para que podamos
dar con ellos. Y, entonces, podrá volver al Empire Club sin ningún tipo de
problema…
- Pero, ¿cómo va a ser posible
eso, comandante? - dijo Harry-. Yaba ha cometido un delito gravísimo…
- Quizás – dijo Zaius-. Pero, a
veces, debemos ser prácticos. Y debemos resolver un problema antes de ser
absolutamente escrupulosos con el cumplimiento de la ley…
- Pero, comandante, ¿quién nos
asegura que Yaba no volverá a hacer lo mismo en el futuro? Es un peligro que…
- No siga, Harry – le interrumpió
Zaius-. Ahora mismo, la prioridad es que el grupo de clones que anda suelto no
ponga en peligro la seguridad del planeta. El señor Yaba nos dará su palabra de
que no va a volver a cometer un error como en el que ha incurrido con ese grupo
de delincuentes…
- Por supuesto, comandante – dijo
Yaba-. Se lo prometo…
- Muy bien – dijo Zaius-. Ahora,
infórmenos…
En el rostro de Yaba, se dibujó
una sonrisa de oreja a oreja. Al mismo tiempo, miró desafiantemente a Harry
Ford.
- Busquen en una nave abandonada de
la Zona Industrial 45. En la calle A-7, Nave 536. Allí, procedimos a grabar a
los integrantes del grupo información nueva en los chips identificadores. Por supuesto,
no sabíamos sus intenciones…
- Bueno, agente Ford – dijo Zaius-.
Ya sabe lo que quería… ¿Va a dirigirse esta misma noche a ese lugar?
Harry clavó su mirada, alternativamente,
en Zaius, en el Alcalde y en Yaba. Sabía que estaba siendo objeto de una burla
o de una maniobra artera. Pero poco más podía hacer. Tenía que acudir
rápidamente al lugar señalado por el gangster
para lograr cumplir su objetivo.
- Sí, comandante – dijo finalmente-.
Ahora mismo, parto hacia allí.
Cuando Harry Ford volvió al
Aerocar, vio que ni su conductor ni Rip Ley estaban en él. No se lo pensó dos
veces. Subió al vehículo y partió hacia la nave industrial identificada como lugar
de refugio de los clones. En el trayecto, no podía dejar de pensar que, a lo
mejor, podía ser objeto de una trampa o encerrona. Quizás, diseñada por sus
propios superiores. ¿Qué se escondía detrás de toda esa historia?¿Qué había
querido decir Yaba con sus enigmáticas palabras? Quería encontrar una respuesta
pero, antes de lo que pensaba, el Aerocar ya estaba en la puerta de la nave
industrial y lo único que podía hacer era actuar rápido. Comprobó que llevaba
el Identificador, el Desactivador y el Disparador Láser y entró en el edificio
a través de una ventana que tenía los cristales rotos.
En el interior, todo era
silencio. Nada parecía moverse. Fue buscando entre los recovecos de la planta
baja y no vio nada sospechoso. De repente, una sombra pareció moverse al fondo
de la nave. Puso en marcha el Identificador pero el sujeto estaba demasiado
lejos para que pudiera captar la onda emitida por el chip. Pudo ver que la
sombra subía rápidamente por unas escaleras y Harry Ford fue detrás de él. Ya
en la primera planta, vio, gracias a la luz que entraba por las ventanas, cómo
el individuo corría rápidamente hacia el fondo contrario de la nave. Harry
continuó siguiéndolo. De pronto, entró en una zona sin ventanas donde todo era
sombra. Sólo dio unos pasos cuando el suelo cedió y él cayó bruscamente a la planta
baja, perdiendo el conocimiento.
Cuando abrió los ojos, un grupo
de ocho personas le rodeaba. Le habían quitado sus armas. Uno de ellos se
aproximó y le habló.
- Buenas noches, agente Ford. Mi
nombre es Roger Howard y soy el líder de este pequeño grupo. Creo que nos anda
buscando…
(Continuará…)
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