ASIGNATURAS PENDIENTES
Hoy, iniciamos una sección nueva
en el blog cuyo título rememora, obviamente, el título de la famosa e
inolvidable película de José Luis Garci. En ella, haremos las reseñas de títulos recientes que, por falta de tiempo o
cualquier otro motivo, no pudimos comentar en su momento. Aprovechando su
reciente triunfo en la entrega de los Globos de Oro y sus nominaciones a los Oscar, hoy vamos a hablar de Argo.
ARGO (o todo es mentira…)
TÍTULO: Argo. TÍTULO
ORIGINAL: Argo. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Ben Affleck. GUIÓN: Chris Terrio, basándose en el
artículo “Escape from Tehran” de Joshuah Bearman y en el libro The Master of Disguise de Antonio J.
Mendez. MÚSICA ORIGINAL: Alexandre
Desplat. INTÉRPRETES
PRINCIPALES: Ben Affleck, Bryan Cranston, Alan Arkin, John Goodman, Victor
Garber. PÁGINA WEB OFICIAL: http://argothemovie.warnerbros.com/.
Argo, como otras dos películas que comentamos recientemente (En la casa y La vida de Pi),
trata de la capacidad de la mentira. O, quizás, en el fondo, es que los
conceptos tradicionales de “verdad” y “mentira” ya no sirven. Quizás, todos los
discursos (sobre todo, los ideológicos, como en una secuencia de la película,
gracias al montaje paralelo, se nos muestra) no son más que relatos cuya
relación con la realidad es, básicamente, precaria. Esa es la visión de la “posmodernidad”.
Y, por el número de títulos que se han abonado, recientemente, a esta tesis,
parece que la misma ha ido calando poco a poco.
Ben Affleck, quien realizó dos
magníficas películas con Adiós pequeña,
adiós (2007) y The Town (2010),
había puesto muy alto el listón para su tercer film. Hay que decir que ha
salido completamente airoso del empeño.
Argo se desarrolla durante la crisis de los rehenes en Teherán, a
principios de los 80. En dicha situación, seis de los funcionarios de la embajada
de Estados Unidos logran escapar del asalto a la misma por parte de los
islamistas y logran refugiarse en la Embajada de Canadá. El agente de la CIA,
Tony Mendez (interpretado por el propio Ben Affleck), deberá liberar a estas
seis personas simulando que él mismo es el productor de una película cuyos
exteriores van a ser rodados en Irán y, los funcionarios huidos, miembros de su
equipo técnico.
Esta, en el fondo, surrealista
situación permite desarrollar la película a distintos niveles. Por un lado,
está la propia trama principal, narrada con un ritmo trepidante y con una
sabiduría técnica que alcanza su máximo esplendor con el desenlace final en el
aeropuerto. Igualmente, se realiza una magnífica ambientación de la época en
que tiene lugar el film, logrando captar a la perfección la atmósfera de esos
años (como detalle, fíjense en que, al empezar la película, aparece el logotipo
que utilizaba la Warner Bros. durante los 70 y 80 y no el usado actualmente). Pero,
por debajo de este elemento argumental, se desarrolla un juego metanarrativo,
de relato dentro de otro relato dentro de otro relato… Y la pregunta final es:
¿cuál es la última matrioshka, la que
da acceso a la realidad? A lo mejor, no existe. A lo mejor, todos los
personajes están encerrados en el relato definitivo, en el relato simbolizado
por los muñecos de merchandising de La guerra de las galaxias con los que
acaba el film. Como dijimos al hablar de Lincoln,
la historia de la República transformada en Imperio encierra un mensaje
subliminal sobre la visión de George Lucas sobre su propio país. A lo mejor, el
último relato es el de un Imperio disfrazado de República en el que todos los
personajes de Argos permanecen
encerrados.
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más me gustó: Su ritmo trepidante. La resolución final de la
trama es un chute de adrenalina pura.
Lo que menos me gustó: No acabo de ver clara la cuestión del
impreso de dos copias en el aeropuerto.
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