EL ARTISTA Y LA
MODELO (o la delgada línea que separa la inspiración del vacío)
TÍTULO: El artista y la modelo.
TÍTULO ORIGINAL: El artista y la modelo. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: España-Francia. DIRECCIÓN: Fernando Trueba.
GUIÓN: Fernando Trueba y Jean-Claude Carrière. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Aida Folch, Jean
Rochefort, Claudia Cardinale, Götz Otto, Chus Lampreave, Christian Sinniger,
Martin Gamet, Mateo Deluz. PÁGINA WEB OFICIAL: http://elartistaylamodelo.com/es/home.
Mi amigo Freijanez es artista. Su
obra se inscribe en el “Expresionismo Lírico” y se compone de cuadros,
pinturas-cerámicas y figuras y esculturas. Pueden ver una amplia muestra de su
trabajo en https://freijanez.blogspot.com/. En
cualquier obra que reprodujéramos aquí, veríamos más allá de ella misma. Su
contemplación es instalarse en un estado de ánimo, en una emoción, en un
instante único cristalizado en una forma y un color.
Rama Multicolor
Tetera Roja
Elegía para dos opuestos
El proceso por el cual la
realidad, en su más amplio sentido, genera una obra de arte es complejo y, en
gran medida, misterioso. En el centro del mismo, se encuentra la inspiración,
un ente escurridizo pero de cuya existencia cuadros como los de Freijanez dan
testimonio.
El cine ha intentado en varias
ocasiones atrapar la esencia de la inspiración. Aunque Moulin Rouge (1952) de John Huston y El loco del pelo rojo (1956) de Vincente Minnelli se aproximaron a
ella, quizás acabaron centrándose más en las biografías de Toulouse-Lautrec y
Vincent van Gogh, respectivamente. La joven
de la perla (2003) de Peter Webber, sí abordó cómo tuvo lugar la
elaboración de una pintura concreta por Johannes Vermeer pero, en última
instancia, la reconstrucción de una época y el análisis de unas circunstancias
sociales tuvieron mayor peso en la trama. El
sol del membrillo (1992) de Víctor Erice sí que entró de lleno en intentar
escudriñar el enigma, a través del complejo proceso
de creación del pintor Antonio López, pero es la propia dificultad del mismo lo
que acaba acaparando nuestra atención. Es quizás, El artista y la modelo uno de los films que ha logrado entrar en el
verdadero núcleo de la cuestión. Probablemente, porque sólo la ficción y las
metáforas sirven para llegar al fondo de lo que es difícil expresar a través de
las palabras.
La desnudez de la modelo en la
mayor parte del metraje no hace más que reforzar la cercanía entre el escultor
y el objeto de su arte, entre el artista y el resultado final de su labor. Sin
embargo, la dirección de Trueba logra eludir, magistralmente, cualquier morbo o
tentación de mal gusto. La exquisitez con que está rodada toda la película sirve
para introducirnos con habilidad en el tema y, además, las magníficas
interpretaciones de Aida Folch y Jean Rochefort ayudan a hacer creíbles a sus
personajes, infundiéndoles un calor humano que consigue la inmediata
complicidad de los espectadores.
Debiendo destacar, también, la
aportación de dos magníficas secundarias como Claudia Cardinale y Chus
Lampreave, mi gran objeción al film es un final que, sinceramente, no lo veo
conectado al desarrollo de la historia. Es una especie de deus ex machina que no me acabó de convencer.
A pesar de ello, El artista y la modelo, junto a Sal gorda (1984), La niña de tus ojos (1988) y Chico
& Rita (2010), ha de ser recordado como uno los grandes títulos de
Fernando Trueba.
Nota (de 1 a 10): 7.
Lo que más me gustó: Aida Folch y Jean Rochefort. La serenidad que
destila todo el conjunto.
Lo que menos me gustó: El final no me convenció en absoluto.
* * *
BLANCANIEVES (o la
crudeza disfrazada de tópico)
TÍTULO: Blancanieves. TÍTULO
ORIGINAL: Blancanieves. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: España-Francia. DIRECCIÓN Y GUIÓN: Pablo
Berger. MÚSICA ORIGINAL: Alfonso Vilallonga. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Maribel
Verdú, Daniel Giménez Cacho, Ángela Molina, Inma Cuesta, Macarena García, Pere
Ponce, Sofía Oria, Ramón Barea, Carlos Lasarte, Josep María Pou, Oriol Vila,
Sergio Dorado, Emilio Gavira, Itziar Castro. PÁGINA WEB OFICIAL: http://blancaniev.es/.
Después de que, el año pasado, The Artist sorprendiera con la
realización de una película muda,
el experimento se repite en una película española. Su artífice, Pablo Berger, que
ya causó una excelente impresión en el año 2003 con Torremolinos 73, historia de un matrimonio que decide hacer porno amateur, vuelve a dar con Blancanieves otro giro de tuerca, que
representa un evidente salto de calidad respecto a su film anterior.
La época que transcurre entre los
años 1914 (fecha en la que David W. Griffith dirige Judith de Betulia y La
conciencia vengadora) y 1931 (momento en el que Charles Chaplin realiza Luces de la ciudad) es el período de
esplendor del cine mudo y, quizás más importante, en el que el lenguaje
cinematográfico se configura tal como lo conocemos en la actualidad. Cuando se
revisan las películas de esos años, se percibe algo que rompe con muchos de los
prejuicios e ideas preconcebidas que se pudieran tener sobre las mismas. Al no
existir ni convenciones narrativas ni patrones de género a los que someterse,
esos films gozan de una audacia y de una imprevisibilidad que, con
posterioridad, se perdió en gran medida. Se podían mezclar etapas históricas
diferentes con absoluto desparpajo (como en Intolerancia
-1916- de David W. Griffith, Juana de
Arco -1916- y Los diez mandamientos -1923-
de Cecil B. de Mille o Las tres luces -1921-
de Fritz Lang), aparecía el humor en medio de la tragedia (como en Intolerancia, Ben-Hur -1925- de Fred Niblo o El
último -1924- de F. W. Murnau), se utilizaban decorados que se alejaban de
la representación fiel de la realidad y cuya finalidad era crear el clima
agobiante y asfixiante del film (como en El
gabinete del Dr. Caligari -1920- de R. Wiene), aparecían heroínas femeninas
con un empuje y una decisión que tardaron muchos años en volver a verse (como
las que interpretaron Constance Talmadge en Intolerancia,
Carol Dempster en Flor de amor -1920-
de David W. Griffith y Lil Dagover en Las
tres luces) y, en resumen, ante el desconocimiento de las fórmulas que
funcionaban y las que no, se optó por probar todas las que se pudieran para
averiguar lo que diferenciaba unas de otras. Blancanieves de Pablo Berger recoge buena parte de este espíritu.
Blancanieves es difícilmente clasificable. Podría resumirse cómo la
traslación del cuento de los hermanos Grimm a la Andalucía de los años 20. Es
eso pero no es sólo eso. Su mirada, que, en un análisis superficial, podría parecer
que incurriera en el tópico, es, en realidad, mucho más ambigua que su simple
envoltura (hay que esperar al desenlace para acabar de entenderlo). A las
desgracias iniciales, le sucede un humor blanco, ingenuo que, de repente, se
trunca con una de las más retorcidas exhibiciones de maldad que nunca hayamos
llegado a ver en una sala de cine. La emoción, la sorpresa y el dolor ante la
vileza humana van alternándose en un tobogán visual que demuestra la gran
sabiduría cinematográfica de Pablo Berger. Ello, junto a las magníficas
interpretaciones de Maribel Verdú, Macarena García, Daniel Giménez Cacho y
Sergio Dorado hacen el resto.
Candidata de la Academia Española
de Cine para el Óscar en la categoría de Mejor Película en Lengua Extranjera, creo
que sólo el reciente triunfo de The
Artist puede dificultar su nominación. En lo demás, méritos artísticos tiene en abundancia.
Nota (de 1 a 10): 7,5.
Lo que más me gustó: Es una auténtica experiencia visual. El final
es, sencillamente, genial.
Lo que menos me gustó: Es mejor película cuando se aleja del
estereotipo que cuando cae en él.
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