TÍTULO: Moonrise Kingdom. TÍTULO ORIGINAL: Moonrise Kingdom. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Wes Anderson. GUIÓN: Wes Anderson y Roman Coppola.
MÚSICA ORIGINAL: Alexandre Desplat. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Bruce
Willis, Edward Norton, Bill Murray, Frances McDormand, Tilda Swinton, Harvey
Keitel, Jason Schwartzmann, Kara Hayward, Jared Gilman. PÁGINA WEB
OFICIAL: www.moonrisekingdom.com
El cine independiente
norteamericano (dentro de lo escurridizo de su definición) ha dado mucho de sí en
cuanto a grandes películas y grandes directores. Entre estos últimos, hay
nombres que ya son auténtica historia de la cinematografía (John Cassavetes,
Robert Altman, Woody Allen, Alan Rudolph, los hermanos Coen, Gus van Sant, Steven
Soderbergh, ¿Terrence Malick?, ¿David Lynch?, ¿Quentin Tarantino?…). Habiendo puesto
muchos de ellos un pie en la industria tradicional hollywoodense, en los
últimos tiempos hay un realizador que se ha mantenido fiel a esta tendencia, ha
aportado un estilo fresco y personal, de gran originalidad, y que se ha
convertido, por méritos propios, en la joya de la corona de esta escuela: su nombre
es Wes Anderson. Realizador de Academia
Rushmore (1998), Los Tenenbaums (2001),
Life Aquatic (2004), Viaje a Darjeeling (2007) y Fantástico Sr. Fox (2009), con Moonrise Kingdom (2012) ha conseguido,
probablemente, su obra maestra y un film que, para cualquier espectador, es
imposible comparar con cualquier otro porque no hay ninguno que se le pueda
parecer.
El cine de Anderson, poblado de
niños grandes (aferrados a sus amuletos y manías para sobrevivir a un mundo amenazante),
personajes golpeados por las circunstancias (de ahí la frecuencia con que
aparecen vendados, heridos y magullados) y una amalgama apabullante de
referencias relacionadas con la música (sea clásica o sea pop), la literatura (incluida la infantil y juvenil o, habría que
decir, preferentemente la infantil y juvenil) y la cultura en general, encuentra
en Moonrise Kingdom el mejor
escenario para extraer su quintaesencia: una pequeña isla (ficticia) como
microcosmos, donde sus habitantes viven en (más o menos) casas de muñecas, los boy-scouts se instalan en campamentos
casi de juguete y el (presunto) guía parece salido de un programa de Barrio Sésamo. Todo ello no es más que
la miniatura (digerible) de sentimientos más amargos y reflexiones más ácidas.
Porque, detrás del humor marciano que surca toda la cinta, se van deslizando
tristes notas sobre las frustraciones del mundo adulto, el autoritarismo del
poder y la soledad de quien se sabe distinto y nunca va a poder integrarse en
el entorno social que le ha tocado en suerte.
Con gags geniales (como el gracioso homenaje que se hace a Cadena perpetua -1994- de Frank Darabont
o qué obra de teatro se tiene que suspender cuando llega la gran tormenta,
entre otros muchos), la moraleja final del film reside en esa playa (metáfora,
quizás, de la infancia), perdida para siempre y que esconde el secreto (ya
inalcanzable) de nuestra felicidad.
NOTA (de 1 a 10): 9.
Lo que más me gustó: su
desenfadada originalidad.
Lo que menos me
gustó: se hace corta.
EL CABALLERO OSCURO:
LA LEYENDA RENACE (o el lado oscuro de los héroes).
TÍTULO: El caballero oscuro: la
leyenda renace. TÍTULO ORIGINAL: The Dark Knight Rises. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Christopher Nolan. GUIÓN: Jonathan Nolan, Christopher
Nolan y David S. Goyer, inspirado en los personajes creados por Bob Kane. MÚSICA ORIGINAL: Hans Zimmer. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Christian Bale,
Gary Oldman, Tom Hardy, Joseph Gordon-Levitt, Anne Hathaway, Marion Cotillard,
Morgan Freeman, Michael Caine, Matthew Modine, Brett Cullen, Ben Mendelsohn,
Burn Gorman, Josh Stewart, Liam Neeson, Cillian Murphy. PÁGINA WEB
OFICIAL: http://wwws.warnerbros.es/batman3/
Christopher Nolan se ha revelado
en los últimos años como el gran hacedor de universos cinematográficos
deslumbrantes y tramas narrativas retorcidas y enrevesadas que siempre se
resuelven con un toque de genialidad. Así, en Memento (2000) contaba una historia empezando por el final y
terminando por su principio; en Insomnio (2002),
desarrollaba una narración policíaca en una Alaska con 24 horas de sol; en El truco final (El prestigio) (2006) hacía
el más difícil todavía con una historia de magos que luchan por realizar ante
el público el número insuperable; en Origen
(2010), Nolan construía un mundo onírico, en el que lograba difuminar,
hasta la ambigüedad más absoluta, el límite entre sueño y realidad… Pero ha
sido, curiosamente, en la trilogía de Batman (Batman Begins -2005, El
caballero oscuro -2008- y esta película que hoy comentamos) donde
posiblemente haya logrado una mayor profundidad psicológica en sus personajes y
una mayor hondura temática en sus argumentos. Indudablemente, en el film que
cierra la trilogía es donde ha conseguido la cumbre de la misma y uno de los
films más importantes de los últimos tiempos.
En 1927, el film de ciencia
ficción Metrópolis de Fritz Lang lograba captar, con lucidez y
precisión, el ambiente histórico del momento, reflejando las fuertes tensiones
sociales existentes y la presencia de un mesianismo latente que prometía, a
cambio de enterrar la libertad individual, poner fin a los problemas que
amenazaban la estabilidad y paz interna de los países. Esta película es el
antecedente más parecido a lo que, en la actualidad, puede llegar a significar El caballero oscuro: la leyenda renace.
Porque, de modo sorprendente, este título deja de ser una cinta de superhéroes
al uso para acabar convirtiéndose en una desasosegante reflexión sobre la
actual situación económica, política y social.
El poder de las grandes
corporaciones, las fuertes desigualdades sociales, el papel central de los
mercados financieros, la situación de crisis económica y la explosión de una
rabia contenida que no encuentra un sustrato ideológico e institucional a
través del cual canalizarse acaban siendo, paradójicamente, los protagonistas
de la película. Y todo ello a través de uno de los más soberbios guiones que se
hayan escrito en los últimos tiempos para el cine, tanto por la profundidad de
su trama como por la endiablada habilidad narrativa en la que la sucesión de
escenas espectaculares e inesperados giros argumentales no dan un respiro al
espectador. La realización de Nolan logra acompañar al libreto con un pulso y
una planificación extraordinarias (magnífica la secuencia de la primera pelea
entre Batman y Bane, de lo mejor que se ha rodado en los últimos tiempos, por su
sabiduría en crear una sensación de asfixia y desasosiego, que es la que
pretende, exactamente, transmitir).
En definitiva, El caballero oscuro: La leyenda renace
es una combinación de espectáculo y reflexión que difícilmente dejará
indiferente. ¡Ah! Y si a lo largo de la trilogía, han echado de menos a algún
personaje del cómic original, el mismo va a acabar apareciendo. Eso sí, tendrán
que esperar casi tres horas para verlo…
Nota (de 1 a 10): 10.
Lo que más me gustó: todo, sin excepciones.
Lo que menos me gustó: su exuberancia narrativa puede llegar a
abrumar.
* * *
CLÁSICOS ETERNOS
REBECA (1940) de Alfred Hitchcock.
TÍTULO: Rebeca. TÍTULO
ORIGINAL: Rebecca. AÑO: 1940. NACIONALIDAD: Estados Unidos. DIRECCIÓN: Alfred Hitchcock. GUIÓN: Robert E. Sherwood, Joan
Harrison, Philip MacDonald, Michael Hogan, adaptando la novela homónima de
Daphne du Maurier. MÚSICA ORIGINAL: Franz Waxman. DIRECCIÓN
DE FOTOGRAFÍA: George Barnes. MONTAJE: W. Donn Hayes. INTÉRPRETES PRINCIPALES:
Joan Fontaine, Laurence Oliver, Judith Anderson, George Sanders, Nigel Bruce,
Reginald Denny, C. Aubrey Smith, Gladys Cooper, Florence Bates, Leo G. Carroll. DURACIÓN: 130 minutos.
“Anoche, soñé con Manderley…” Esta es la
primera línea de guión de una de las películas más grandes de la historia del
cine. Y todo lo que vendrá después se moverá en esa sinuosa línea que separa el
sueño y la realidad, la verdad y la fantasía… Si nunca han visto esta película
desde esta perspectiva, reparen en dos hechos: quien da nombre al film, ha muerto
antes de que este comenzara y, respecto a la protagonista, nunca llegaremos a
conocer su nombre de pila… Así, no es difícil entender que la película comience
en medio un camino atravesado por la niebla…
Se suele decir que el estilo, el
tono y la factura visual de Rebeca debe
más a David O. Selznick (productor de arrolladora personalidad, famoso por
producciones como El pequeño Lord,
Intermezzo, Lo que el viento se llevó, Duelo al sol o Jennie) que a las aportaciones de Alfred Hitchcock. De hecho, el
maestro británico, en el famoso libro El
cine de Hitchcock, de François Truffaut, comentaba sobre el film: “No es
una película de Hitchcock. Es una especie de cuento y la misma historia
pertenece a finales del siglo XIX. Era una historia bastante pasada de moda, de
un estilo anticuado”. Sin embargo, los puntos de contacto con otros muchos
puntos del film del director son numerosos. El clima onírico remite,
directamente, a Recuerda (1945) o Vértigo (1958). Los temas del “falso
culpable” y del sentimiento de culpa son recurrentes en sus films: Extraños en un tren (1951), Yo confieso (1953), Crimen perfecto (1954), Falso
culpable (1956), Con la muerte en los
talones (1959)… La presencia de mujeres (sobre todo, madres, pero no siempre)
dominantes y autoritarias también se puede hallar en Sospecha (1941), Encadenados (1946),
Psicosis (1960) o Los pájaros (1963)… Igualmente, el juego
de las identidades múltiples y de los personajes sin identidad se desarrolla
tanto en este film como en Sospecha (1941),
La sombra de una duda (1943), Yo confieso (1953), Vértigo (1958), Con la muerte
en los talones (1959), Marnie, la
ladrona (1964) o Cortina rasgada (1966).
Y el “voyeurismo” latente (que aquí se insinúa, junto a más aspectos, en el
personaje del ama de llaves) no es menos visible en Rebeca que en La ventana
indiscreta (1954)…
Por todo ello, a pesar de las
reticencias del maestro en reconocer su influencia en la cinta, resulta
evidente que se trata de uno de sus títulos más representativos. Aún hoy, los
perfiles de la mansión de Manderley, los personajes que la habitan, que la han
habitado o que rondan cerca de ella y el clima de ansiedad que siempre la
envuelve siguen produciendo una innegable inquietud y una extraña zozobra… Y es
imposible no sentirse inmediatamente identificado con la desvalida protagonista
sin nombre que deambula por ambientes góticos y senderos siempre amenazantes… “Anoche
soñé con Manderley...” Pero, ¿fue un sueño o una pesadilla? Nunca lo sabremos.
Nota (de 1 a 10): 10.
Lo que más gustará: el toque inconfundible y genial del maestro
Hitchcock.
Lo que menos puede gustar: no se me ocurre nada.
JOYAS OCULTAS
CIELO NEGRO (1951) de Manuel Mur Oti.
TÍTULO: Cielo negro. TÍTULO
ORIGINAL: Cielo negro. AÑO: 1951. NACIONALIDAD: España. DIRECCIÓN: Manuel Mur Oti. GUIÓN: Manuel Mur Oti, Antonio
González Álvarez y Francisco Pierrá, adaptando la novela corta Miopita de Antonio Zozaya. MÚSICA ORIGINAL: Jesús García Leoz. DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA: Manuel
Berenguer. MONTAJE: Antonio Gimeno y Sara Ontañón. INTÉRPRETES PRINCIPALES:
Susana Canales, Fernando Rey, Luis Prendes, Julia Caba Alba, Rafael Bardem,
José Isbert, Manolo Morán, Antonio Riquelme. DURACIÓN: 95 minutos.
De entre los directores españoles de los años
inmediatamente posteriores a la Guerra Civil, el nombre de Manuel Mur Oti es
uno de los injustamente olvidados. En una época en que el cine español se movía
en parámetros de escaso riesgo y limitada audacia artística, títulos como Cielo negro (1951), Condenados (1953), Orgullo (1955)
o Fedra (1956) representaron una
ruptura estética con el cine convencional, aunque siempre respetando los
patrones temáticos establecidos. Incomprendido entonces e ignorado después (en
la medida en que las tendencias dominantes se decantaron por otras vías
distintas), en su última etapa profesional escribió el guión de dos de las más famosas
series de la televisión española de finales de los 70: Cañas y barro (1978) y La
barraca (1979), sendas adaptaciones de dos novelas de Vicente Blasco
Ibáñez. Hoy, vamos a hablar de su mejor película y de una de las grandes obras
maestras del cine español: Cielo negro.
En manos de cualquier otro realizador, Cielo negro hubiera sido otro monótono
melodrama que añadir a la larga lista de melodramas realizados a lo largo de
estos años. En manos de Manuel Mur Oti, Cielo
negro es otra cosa: un reflejo de la angustia existencial de un país recién
salido de una contienda fratricida, un testimonio de una situación económica y
social llena de incertidumbre, la pesimista visión de un clima moral enrarecido…
La solución final a la trama, a pesar de
todo, es la fe, concretamente la fe en Dios, para que no haya lugar a las
dudas. El problema para Mur Oti es que el recorrido hasta este desenlace no es
nada complaciente para esos años (lo cual no le convertía en un director cómodo
para el orden de la época) y el desenlace mismo no conectaría con el espíritu
posterior (un final que consiste en encontrar en Dios la tabla de salvación
pocas veces se repetiría en los años sucesivos), de forma que su cine fue
pasando, poco a poco, a un segundo plano.
No obstante, toda la fuerza de la cinta se
mantiene aún intacta, sobre todo en su intensísimo final, y, tras revisarlo, es
difícil negar la indudable calidad del film.
Por último, una sugerencia para los
profesores de Literatura. Si tienen que estudiar y comentar con sus alumnos el
libro de poemas Hijos de la ira (1944)
de Dámaso Alonso, acompañen el trabajo con la visión de este film. Ambas obras
son hermanas gemelas de un mismo espíritu y una misma actitud…
Nota (de 1 a 10): 8.
Lo que más
gustará: los
excelentes trabajos de Susana Canales y Fernando Rey.
Lo que menos puede
gustar: determinados
aspectos de la trama pueden chocar con la mentalidad actual.
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