SIN IDENTIDAD (o ¿quién soy?¿de dónde vengo?¿a dónde voy?)


TÍTULO: Sin identidad. TÍTULO ORIGINAL: Unknown. AÑO: 2011. NACIONALIDAD: USA. DIRECCIÓN: Jaume Collet-Serra. GUIÓN: Oliver Butcher y Stephen Cornwell, adaptando la novela Out of my head de Didier van Cauwelaert. MÚSICA ORIGINAL: John Ottman y Alexander Rudd. INTÉRPRETES PRINCIPALES: Liam Neeson, Diane Kruger, January Jones, Aidan Quinn, Bruno Ganz, Frank Langella, Sebastian Koch. PÁGINA WEB OFICIAL: http://wwws.warnerbros.es/unknown/index.html

No es habitual que un cineasta español triunfe en Hollywood, pero Jaume Collet-Serra (nacido en Barcelona, en 1974) lo ha conseguido. Ya nos empezó a caer bien con La casa de cera (2005), donde el asesino en serie de turno no dejaba pasar muchos minutos del metraje antes de cargarse a Paris Hilton (detalle que nunca le agradeceremos lo suficiente a este director) y se consolidó claramente con La huérfana (2009) pero es, evidentemente, con Sin identidad donde ha alcanzado claramente la madurez.

La afirmación más repetida desde que se estrenó esta película ha sido que está emparentada claramente con el cine de Hitchcock. Se trata, en realidad, de una verdad a medias.

Liam Neeson interpreta a un profesor universitario que llega a Berlín con su esposa. Cuando llega al hotel, descubre que se ha dejado un maletín en el aeropuerto, por lo que decide volver allí para recuperarlo. En el trayecto, el taxi en el que viaja sufre un accidente y pierde la consciencia. Cuando, tras pasar varios días en un hospital, vuelve en sí y decide ir rápidamente al hotel para tranquilizar a su esposa, se encontrará con una desagradable sorpresa que le hará dudar si es realmente la persona que él cree ser.





Hasta aquí, el argumento guarda un claro parentesco con Alarma en el expreso (1938) de Alfred Hitchcock y, de ahí, deriva buena parte de los comentarios de críticos y periodistas. No obstante, a partir de este planteamiento, el desarrollo de la película difiere del que le hubiese dado el genial director británico, por dos motivos fundamentales:

1. En primer lugar, hay un peso significativo de las secuencias de acción al estilo Bond, lo cual no era habitual en las películas de don Alfred, en las que si había secuencias de este tipo, siempre buscaba, de forma muy curiosa, darles un toque de verosimilitud, lo cual contrastaba con unas tramas que tendían, más bien, a retorcer hasta el límite nuestro sentido de la realidad. Por ello, si observamos momentos célebres como el del campo de maíz en Con la muerte en los talones (1959) o los de los ataques de las aves en Los pájaros (1963), podremos detectar su muy cuidada planificación, teniendo tanta importancia las escenas de acción propiamente dichas como las escenas que antecedían a las mismas, de forma que estas últimas lograban crear el clima previo adecuado.

2. En segundo lugar, Hitchcock siempre iba dosificando poco a poco la información que el espectador recibía, de modo que las películas iban más allá de la mera resolución de un acertijo, sobre todo porque su pretensión era la de desarrollar toda una serie de temas que constituían su obsesión (el sentimiento de culpa, los dilemas morales, la mirada morbosa, el lado siniestro que toda persona esconde, los mecanismos opresivos existentes en la familia…) y, para ello, no podía obligar al espectador a centrar toda su atención en el desvelamiento de un enigma. En Sin identidad, sin embargo, la parte esencial de la trama no se nos releva casi hasta el final. Utilizando la terminología clásica que emplea Robert McKee, podríamos decir que las películas de Hitchcock son de suspense, mientras que ésta es, más bien, una película de misterio.

Creo que el etiquetar la película como se ha hecho, no le hace justicia porque tiene méritos propios que hacen que no necesite comparaciones adicionales. El director sabe administrar muy bien el ritmo narrativo y logra un muy estimable nivel interpretativo de todo el reparto, de forma que podemos afirmar que tanto Liam Neeson como Diane Kruger, January Jones, Aidan Quinn, Bruno Ganz, Frank Langella o Sebastian Koch consiguen una magnífica caracterización de sus personajes, siendo ello uno de los elementos fundamentales para hacer convincente una historia especialmente enrevesada (no me lo creo: he destacado a ¡¡¡7 actores!!! en una misma película, a ver cuándo vuelve a ocurrir).

Como hecho negativo, en las secuencias de acción encuentro el mismo defecto que ya mencioné en mi comentario sobre Thor: un abuso de primeros planos que provoca que el espectador apenas se entere de qué está sucediendo.

Salvo este pequeño defecto (menor, porque en este caso dichas secuencias pienso que no forman parte de la esencia del film), Sin identidad brilla a gran altura. Si quienes estuvieron pendientes de Perdidos, pudieron quedar decepcionados porque en el último episodio no se reveló el hecho decisivo que pudiera dar luz a toda la trama, en esta película no va a ocurrir lo mismo: los sorprendentes acontecimientos que se suceden, acabarán encontrando su explicación y ésta hará encajar todas las frases, todos los gestos y todos los misterios. Que esto, además, haya sido hecho por un compatriota, francamente, me mola.

Nota (de 1 a 10): 7.

Lo que más me gustó: todos los elementos de la historia acaban cuadrando a la perfección.

Lo que menos me gustó: no se acaba de entender el comportamiento de uno de los personajes protagonistas en el desenlace del film.



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